El diablo se llama incesto1
Isabel Monzón 2
Mi crimen es lo bastante grande para que yo diga lo que es.
Christine Papin
El diablo estaba en papá. Mamita, mamita,
papito ahora va a volver bueno.
Silvina Vásquez
Violeta ha soñado deshacer
Ha deshecho
El horrible nudo de serpientes de los lazos de sangre.
Paul Eluard. (3)
Buenos Aires, barrio de Saavedra, 27 de marzo de 2000, Silvina y
Gabriela Vásquez matan a puñaladas a Juan Carlos, su padre.
Francia, ciudad de Le Mans, 2 de febrero de 1933, las criadas Christine y Léa Papin
asesinan a sus patronas, la señora Lancelin y su hija Geneviéve.
Aunque han pasado sesenta y siete años de una a otra historia, varios hechos las tornan
parecidas. En ambos casos se trata de dos hermanas que ejecutan un crimen y, luego de ires
y venires, la psiquiatría termina diagnosticando "folie á deux". Un viejo
término psiquiátrico, (4) no habitualmente usado en psicoanálisis y retomado,
curiosamente, por el muy moderno y medicamentoso DSM IV. Pareciera que la vigencia
nosológica de la "folié á deux" tiene relación con la frecuencia con la que
se presenta en la clínica. Pero hay un hecho notable: en general los psicoanalistas no
tenemos acceso a pacientes que sufren de esa dolencia. ¿O diagnosticaremos de manera
equívoca, creyendo que estamos frente a una vulgar esquizofrenia?
El DSM IV me lo confirma:
Existe muy poca información sistemática disponible sobre la prevalencia del delirio psicótico compartido. Aunque es raro en el marco clínico, se ha señalado que algunos casos pasarían desapercibidos. Hay datos que sugieren que este trastorno es algo más frecuente en las mujeres.
El pasaje al acto de las hermanas Papin
¿Cuál es ese crimen tan grande que le hizo decir a Christine Papin:
"Mi crimen es lo bastante grande para que yo diga lo que es."? No hay duda: se
trata del abuso sexual incestuoso, esa forma de apoderarse de un hijo para el goce del
padre. Paul Eluard lo ha dicho por Viollete y por las hermanas Papin. Por mi parte, yo
también puedo decirlo, la clínica me acompaña. Asimismo, el caso de las hermanas
Vásquez hace, una vez más, que se vuelva público el crimen del incesto. Pasaje al acto
desmentido, ignorado, descreído, consentido o cometido por adultos, siempre responsables
- para bien o mal - de los menores.
Hay crímenes que no prescriben con el tiempo. Aunque la ley no lo diga, los artistas
saben de ello. De allí que ciertas historias sean narradas y hasta filmadas, una y otra
vez, como denuncia que insiste sin darse por vencida. En la 16° edición del Festival de
cine, realizada en Mar del Plata en marzo de 2001, una de las películas presentadas, Les
Blessures Assassines, (5) recibió - con justicia - dos premios: el Ombú de Plata al
mejor director, Jean -Pierre Denis y otro para la mejor actriz, Julie Marie Parmentier,
que encarnó a Léa Papin. Así, mientras muchos se espantan ante el asesinato de las
Lancelin y de Juan Carlos Vásquez, los cineastas, fotógrafos y escritores transforman lo
siniestro y sórdido en belleza, como forma de encauzar causas que se quieren olvidar. De
qué otra forma, sino, se vuelve posible escuchar a las víctimas. "Lo que intento
hacer oír es una palabra" dice Maud Mannoni. "Los analistas varones siempre se
han rebelado ante el carácter intransmisible de ciertas experiencias. Intransmisible
dentro del marco conceptual impuesto por ellos; pero transmisible, sin duda, en un mundo
en el que encontrase cabida la palabra de los poetas, los indígenas, las mujeres y los
locos". (6)
Cuando la palabra se niega a ser escuchada, el pasaje al acto puede decirlo de otra
manera. Como motivo desencadenante del crimen aparece un hecho nimio: un corte de la
corriente eléctrica había impedido a Christine terminar el planchado. Cuando la Sra.
Lancelin regresó con su hija de un paseo, incriminó a Christine. La dama forcejeó con
la criada, mientras Genevieve trataba de defender a su madre y Léa a su hermana. La
violencia se desencadenó, las hermanas Papin arrancaron los ojos a las Lancelin,
destrozaron sus cuerpos con utensilios de cocina y toda la casa quedó inundada en sangre.
Luego, cerraron la puerta de entrada con cerrojos y se acurrucaron juntas en la cama,
vestidas solamente con sus batas, esperando la llegada de la policía. "Buena la
hemos hecho", se dijeron.
El 29 de septiembre de 1933, ante la audiencia de La Sarthe, varias opiniones se
enfrentaron. Para la Ley, las hermanas Papin eran monstruos, sangrientas y resentidas
mujeres desprovistas de toda humanidad. El abogado de la familia Lancelin alegó
responsabilidad e intentó incluso que se admitiera la tesis de premeditación. Frente a
él, la abogada defensora, Germaine Briére, se apoyó en el diagnóstico de Benjamín
Logre: histero-epilepsia.(7) Su intención era demostrar la locura de las acusadas. Logre
había sido llamado por Briére, que necesitaba su opinión para la defensa. El respetable
psiquiatra contradijo a los tres expertos que, por el lado de la acusación, sostenían la
entera responsabilidad de las Papin. Para Logre, en cambio, las jóvenes tenían varios
antecedentes que demostraban su enfermedad mental: antes del crimen "se habían
sentido perseguidas y tenían una relación sexual perversa". La homosexualidad,
complicada con sadismo, se puso en evidencia, porque, "mientras tajeaban con
ferocidad a sus víctimas, levantaban sus faldas". La opinión de Logre tuvo poco
peso, en tanto él ni siquiera tuvo, al principio del proceso, el derecho de examinar a
las dos hermanas. Dicen que "hablaba de oídas". Los tres expertos, en cambio,
fueron comisionados por la Ley e interrogaron largamente a las Papin. Uno de esos médicos
alienistas era el Dr. Truelle, jefe de clínica en el asilo de Sainte-Anne, comisionado en
esos momentos también para examinar a Violette Noziéres. (¿Casualidad o
revictimización deliberada?).
Para muchos, Christine y Léa eran consideradas víctimas expiatorias de una despiadada
sociedad burguesa. Paul Éluard, tal como hizo con Violette Noziéres, las celebró como
heroínas, invocando Los Cantos de Maldoror, mientras Sartre denunciaba la
hipocresía social y Jean Genet les dedicaba Las criadas. Simone de Beauvoir
decía: "Sólo la violencia del crimen cometido nos da una medida del crimen
invisible, en el que, como se comprenderá, los verdaderos asesinos 'señalados' son los
amos." También Man Ray se ocupó de ellas. Motivos del crimen paranoico: el
crimen de las hermanas Papin de Jacques Lacan, fue publicado en diciembre de 1933, en
el número 3 de la revista surrealista Le Minotaure (8). El entonces psiquiatra, que nunca
entrevistó a las Papin, se siente llamado a escribir debido a que el "caso"
gira del registro penal al campo psiquiátrico. Lacan observa que, mientras se hacían
notar, durante el juicio, ciertas rarezas de las jóvenes - un cariño singular las unía,
mostrándose inmunes a cualquier otro interés, pasando sus días de descanso encerradas
en la habitación- se omitía el dato de un padre alcohólico y brutal, que había violado
a una de sus hijas (9).
Con los surrealistas y desde una revista surrealista, Lacan tomó partido por el peritaje
psiquiátrico. No estaban solos en esto, los acompañaban la abogada defensora Germaine
Briére, algunos periodistas (como los hermanos Jeróme y Jean Thauraud) y el ya citado
Benjamín Logre. Sin dejar de rendirle homenaje a la valentía de Logre, Lacan empezó
desistiendo del diagnóstico de histerio-epilepsia. Es que, como señala Roudinesco, allí
había un crimen que se integraba perfectamente en el marco teórico que había planteado
Lacan en 1932: la homosexualidad femenina, el delirio entre dos, el gesto asesino sin
motivo aparente, la tensión social, la paranoia y el auto castigo. El delirio había
surgido, según Lacan, al azar y por un incidente que parecía banal: un corte de
corriente eléctrica que había impedido el planchado. La furia, (10) entonces, se
desató. Lacan propone que ese "apagón" significaba el silencio que se había
instaurado, desde hacía mucho, entre amas y criadas. No "se pasaba la
corriente", en tanto no se hablaba. Pero el verdadero móvil del crimen no era el
odio de clase, sino la estructura paranoica a través de la cual el asesino hiere al ideal
del amo que lleva en sí.
El "mal de ser dos" que afecta a estos enfermos no los libera sino apenas del
mal de Narciso, sostiene Lacan.
Pasión mortal y que acaba por darse muerte. Aimée (11) agrede al ser brillante a quien odia justamente porque representa el ideal que ella tiene de sí misma. Esta necesidad de auto castigo, este enorme sentimiento de culpabilidad se lee también en las acciones de las hermanas Papin, aunque solo sea en el arrodillamiento de Christine al escuchar su sentencia. Pero es como si las hermanas no hubieran podido siquiera tomar, respecto la una de la otra, la distancia que habría sido necesaria para hacerse daño. Verdaderas almas siamesas, forman un mundo cerrado para siempre; cuando se leen las declaraciones que hicieron después del crimen, dice el doctor Logre, "uno cree estar leyendo doble". Sin más medios que los de su islote, tienen que resolver su enigma, el enigma humano del sexo (12).
Sentimiento de culpa inducido. Enloquecimiento.
Ver: Cuando, durante el interrogatorio policial, le preguntaron a Christine por qué
había desnudado a la señorita Lancelin, ella respondió hoscamente: "Buscaba algo
cuya posesión me habría hecho más fuerte", A pesar de sus declaraciones, el
"experto" psiquiatra del juzgado, la trató de simuladora y la mandó de nuevo
al banquillo de los acusados. Fue entonces cuando apareció Logre.
Chaleco de fuerza, electroshock.
Lot y sus hijas
En Lecciones psicoanalíticas sobre hermanos y hermanas - un
texto de 1998 - el psicoanalista francés Paul-Laurent Assoun (13) retoma el caso de las
hermanas Papin, comparando esta unión fraterna con la de las hijas de Lot (14) El texto
bíblico es sobre La corrupción de Sodoma. Los únicos elegidos por Yahvé para
salvarse de la lluvia de azufre y fuego que, a modo de castigo, hará caer sobre Sodoma,
son Lot, su mujer y sus hijas. A través de sus dos ángeles emisarios, Dios le había
dicho a Lot que huyera de Sodoma llevándoselas a ellas: "¡Vamos! Saca a tu mujer y
a tus dos hijas (15) para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo(...)
Huye si quieres salvar tu vida. No mires hacia atrás, ni te detengas en ningún lugar de
la ciudad. Escapa a las montañas para no ser aniquilado". La mujer de Lot, al
desobedecer la orden divina de no mirar hacia atrás, queda petrificada, convertida en
estatua de sal. Lot se instala con sus dos hijas en una caverna, ellos eran los únicos
sobrevivientes de Sodoma y Gomorra. Entonces, la mayor le dice a su hermana: "
'Nuestro padre está viejo y no hay ningún otro varón en el país para que se una con
nosotras como lo hace todo el mundo. Emborrachémoslo con vino y acostémonos con él,
así, por medio de nuestro padre tendremos descendencia'. Esa noche dieron de beber a su
padre, y la mayor se acostó con él, sin que Lot se diera cuenta". A la noche
siguiente, fue la menor la que copuló con el padre, utilizando la misma estrategia. Y
ambas quedaron encintas.
Es de hacer notar que no hay en las Sagradas Escrituras ninguna sanción por este acto que
hoy consideramos incestuoso. Todo lo contrario, a través de él queda asegurada la pureza
de una raza. (16) En el capítulo 19 también se dice que, al llegar a Sodoma, los dos
ángeles enviados por Dios fueron invitados por Lot a alimentarse y pernoctar en su hogar.
Ellos aceptaron pero, cuando estaban por retirarse a dormir, los hombres de la ciudad, los
varones de Sodoma, desde los más jóvenes hasta los más viejos, se agolparon alrededor
de la casa:
Entonces, llamaron a Lot y le dijeron: "¿Dónde están esos forasteros que vinieron a tu casa esta noche? Tráelos afuera para que tengamos relaciones con ellos". Lot se presentó ante esos hombres y, cerrando tras de sí la puerta de su casa, les dijo: "Amigos, les suplico que no cometan esa maldad. Son mis invitados y no puedo permitir que abuséis de ellos. Yo tengo dos hijas que todavía no han conocido varón. Se las traeré y ustedes podrán hacer con ellas lo que mejor les parezca."(17)
Pero los hombres no estaban interesados en las jóvenes, querían
"sodomizar" (18) a los extranjeros. Ante la negativa de Lot de entregarlos,
quisieron forzar la puerta. Los ángeles lo impidieron, hiriéndoles los ojos con una luz
enceguecedora.
En su texto sobre las hijas de Lot, Assoun propone que "el padre es puesto a
dormir", en tanto yo enfatizo, desde la clínica, que, en realidad, el padre "se
hace el dormido". (19) El dios patriarcal hace alianza con Lot. Con su "no mires
hacia atrás", Yahvé tienta de curiosidad a la mujer de Lot, al igual que ya lo
hiciera con Eva. Sabemos que el "no" se borra porque, al no existir en el
inconsciente, lo que aparece como verdad es el "si" de la tentación o del
mandato: "Mira hacia atrás", estaría ordenando-invitando Dios. Y ella obedece,
dejando a sus hijas en manos del dueño, Lot. El derecho de pernada será ejercido una vez
más. Del mismo modo, cuando Lot quiere ceder la virginidad de sus hijas a los varones de
Sodoma, actúa como el amo que dispone, de manera antojadiza, de sus hijas - siervas. Es
de hacer notar, además, que Lot tenía dos futuros yernos que pretendían a sus hijas. A
ellos también se les advierte que Sodoma y Gomorra serán destruidas, mas como creen que
se trata de una burla de Lot, deciden quedarse. De allí que sea Lot el único varón que
puede unirse con sus hijas.
Mientras Assoun en algún momento insiste en que, tanto en el caso de las Papin como en el
de las hijas de Lot, se hace evidente la ausencia materna, yo remarco que además de esa
ausencia hay una existencia: la del abuso sexual incestuoso llevado a cabo por iniciativa
de un padre. En ambas situaciones se presenta un cuadro demasiado común, mientras el
padre abusa de las hijas, la madre mira para otro lado - es decir, desmiente. El
profesional que interpreta o trabaja directamente en el caso, también reniega la realidad
cuando obvia llamar a las cosas por su nombre y poner sobre el tapete todos los factores
que estuvieron en juego. De una u otra manera, todos se vuelven cómplices. Indirectamente
también Assoun, cuando no conecta el pasaje al acto de las Papin con el otro pasaje al
acto: el perpetrado por el padre.
El Diablo habita en Saavedra
La noticia ocupó, durante algunos días, la sección policial de los
diarios argentinos: dos hermanas, Silvina (21 años) y Gabriela (29 años), el lunes 27 de
marzo de 2000, mataron a su padre, Juan Carlos Vásquez, dándole más de cien
puñaladas(20). El diario Clarín subtitula: "Tragedia en Saavedra: Un asesinato
vinculado al Satanismo". Mientras que, en su edición del 3 de abril, La Nación nos
recuerda: "El diablo vive en Saavedra. Lo dijo Leopoldo Marechal en su novela Adán
Buenosayres y hay quienes así lo creen ahora. El asesinato de Juan Carlos Vásquez a
manos de sus hijas, con más de un centenar de puñaladas, es el motivo que resucita esa
creencia".
En variadas ocasiones los Vásquez habían comentado con sus vecinos que escuchaban ruidos
en su casa y que provenían de algo maligno que habitaba con ellos, que en esa casa había
espíritus. Los vecinos le restaron importancia a esos comentarios. Pero durante el fin de
semana previo al crimen, se escucharon rezos y cánticos. Por la mañana del lunes 27 de
marzo, los padrenuestros empezaron a elevar su tono. El dueño de la casa alquilada por
los Vázquez decidió, entonces, llamar a la policía. Es que los rezos caían sobre los
oídos del vecindario como "molestas goteras." Cuando llegó la policía, el
departamento de Manuela Pedraza 5873 tenía las persianas bajas. Escucharon gritos y voces
roncas y, como nadie les abría, tuvieron que romper los vidrios de la puerta.
"Faltaba luz y el ambiente estaba cargado por el aroma de las velas que ardían desde
hacía horas." Allí estaban: el hombre y las dos jóvenes, los tres desnudos.
Silvina, mientras todavía acuchillaba al padre, gritaba: "Esto no es real. Mamita,
mamita, ahora papito va a volver bueno." Los policías quedaron anonadados, había
sangre por todos lados, mientras Vásquez caía al piso, desangrado, con un profundo corte
en el cuello.
Gabriela había sufrido heridas en el rostro. Silvina, en la mano izquierda y el muslo
derecho. Como medida de urgencia, ambas fueron internadas en calidad de detenidas en el
Hospital Pirovano, en donde la noche del lunes los peritos intentaban determinar si
estaban o no en condiciones de declarar.
Internadas
Las hermanas Vásquez fueron evaluadas como presas de extrema
peligrosidad. Podían atentar no sólo contra la vida de los que las rodeaban sino que
entre ellas mismas corría una furia incontenible ( Silvina intentaba acuchillar a
Gabriela para sacarle "el diablo de adentro.")
El martes fueron internadas en dos celdas aisladas de la U27, dependiente del Servicio
Penitenciario Federal en el Hospital Psiquiátrico Braulio Moyano. Pese a que la U27 está
reservada a mujeres, la custodia de las hermanas Vásquez era, en los primeros momentos,
masculina.
Muy pronto la Justicia y la prensa argentinas asociaron el crimen con el hecho de que
Silvina Vásquez frecuentaba un centro de esoterismo llamado Transmutar. La primera
hipótesis de la policía fue que el asesinato pudiera haber sido inducido por el dueño
de ese centro. El sábado 1º de abril, luego de entrevistar al juez a cargo de la causa,
una cronista del Clarín informaba que, de comprobarse que las hermanas estaban
psicóticas y que el crimen no había sido inducido, según el Código Penal, el caso
quedaría rápidamente cerrado.
Con el diablo en el cuerpo
A los cuatro días de ese homicidio calificado de ritual, los
periodistas Alejandra Dandan y Horacio Cecchi, de Página 12, relatan que las dos hermanas
Vásquez seguían encerradas "en su propio mundo de satanismo y purificación".
Pese a que el parte oficial señala que ambas estaban "lúcidas y clínicamente
estables" Silvina, en repetidas ocasiones, impostando la voz como si fuera la de un
hombre, repetía: "Soy el Purificador, soy el Purificador. Papito, ahora estás
bien". Por su parte, Gabriela tenía frecuentes alucinaciones. Decía ver a Satanás
y escuchar ruidos producidos por él. Silvina la acusa de mantener al diablo en el cuerpo:
"el muñeco saltó a tu cuerpo". Durante la noche del jueves 30 de marzo,
Silvina despertó repitiendo "Sergio, Sergio" nombre que alude a Etcheverry,
director de Transmutar. Allí, Silvina figura inscripta en el curso "Gran Operador de
Alquimia Fase 2". Además, ella y Gabriela aparecen registradas como alumnas de
"Cómo Conocer a su Ángel de la Guarda". El dato es uno de los que permiten a
la fiscalía sospechar vinculaciones de Etcheverry con el caso. Pero no es el único dato:
el triángulo encerrado dentro de un círculo grabado con el cuchillo sobre el abdomen del
padre es, según la pericia, igual al símbolo de Transmutar (21).
El fiscal de instrucción, José María Campagnoli, solicitó el procesamiento del caso.
De todos modos, formalmente la causa no continuaría avanzando hasta que las dos hermanas
Vásquez fueran evaluadas por una junta de especialistas encargada de dictaminar, según
el perfil psicológico, si son o no imputables. De todos modos, los investigadores ya
encontraban a Silvina como la más activa en el crimen de su padre. Los policías la
vieron acuchillándolo e intentando atacar a su hermana
Por su parte, en la nota que Página 12 publica el 29 de marzo, el periodista testimonia
que los investigadores estaban trabajando "sobre la hipótesis de que, más que
delirio místico, haya existido algún tipo de inducción. Como quien dice, una manito de
Satán". Sin embargo, Alejandro Frigerio, investigador del Conicet afirma que, en
general, los grupos satánicos no existen. Son muy raros y pocos. "Está
sobreexagerada la presencia de estos supuestos grupos". Su colega Pablo Semán
expresa que el así llamado "problema de las sectas" corre por la cuenta de los
que inventaron ese nombre. "Secta no es un vocablo inocente. Cualquier cosa religiosa
fuera de lo tradicional siempre es vista críticamente". En cuanto a los móviles del
crimen, Frigerio sostiene que matar a la gente para sacarle el demonio es típico de las
películas de Hollywood. No de un grupo religioso. "Un grupo religioso, por lo
general, aunque crea en Satán y que haya que exorcizarlo, tiene rituales que nunca
involucran matar. Cuando alguien quiere hacerlo, ya es más una cuestión de idiosincrasia
y de personalidad que de creencias". Semán concluye: "Es más importante la
estructura psicológica de las chicas o de la familia que la del grupo. El grupo cataliza
algo. Pero la presión grupal nunca puede ser tanta. Así como es difícil cambiar algo
que uno cree, es difícil instaurar algo que va muy en contra de lo que uno podría
ser". En este caso, "hay algo muy importante del lado psíquico de las chicas.
No negaría de ninguna manera la eficacia del grupo, pero no me parece que la causa del
crimen sea ni la trayectoria social de las chicas, ni sus creencias religiosas".
Frigerio y Semán parecen saber del psiquismo de las chicas Vásquez más que algunos
psicólogos y psicoanalistas que opinaron sobre el caso.
El delirio habla
Freud comparaba el trabajo del psicoanalista con el del arqueólogo. El
arqueólogo encuentra restos; por ejemplo, pequeños pedazos de algo que, por su
contextura y forma, pudo haber sido una vasija. Es como armar un rompecabezas, sólo que,
en el caso de las piezas arqueológicas, son muchas las partes faltantes. La estructura
que va tomando esa incompleta vasija lleva al arqueólogo a suponer, no sin cierto grado
de incertidumbre, como podría haber sido la pieza completa. De manera similar, el
psicoanalista obtiene, del relato de su paciente, recuerdos, sueños, delirios. O ante sus
ojos se ponen en evidencia síntomas. Son las pistas que llevan a suponer cómo puede ser
la vida de ese sufriente ser humano que se presenta en el consultorio. Alguien que lleva a
cuestas una historia que nunca pudo ser del todo escrita, narrada, recordada. El
psicoanalista, entonces, fabrica sus construcciones, busca los sentidos que subyacen
detrás de los síntomas, de los sueños, de los delirios. Un delirio es como una
pesadilla de la cual es difícil despertar, y también es siempre un relato de algo que
pasó y que lastimó al alma. Pero así como todo delirio es un discurso también es una
denuncia. Solamente hay que estar dispuesto a creer que quien delira dice su verdad como
puede, y animarse a descifrarla. Tal desciframiento se vuelve imposible cuando el
profesional que atiende a una persona que delira considera que la psicosis tiene un origen
genético. Según el psicoanálisis, la psicosis consiste en una enfermedad mental sin
compromiso orgánico. A través del brote se rompe el vínculo con la realidad exterior y
se crea, con alucinaciones y delirios, otra nueva realidad. Esta enfermedad del alma es
producto, entre otras cosas, de la desmentida, es decir aquella defensa psíquica por
medio de la cual se niega la percepción de la realidad y su significado. Realidad y
significados que tuvieron que ser, forzosamente, siniestros. El único camino que
encuentra ese yo desesperado, es huir hacia la locura.
Escuchemos a Silvina, cuando pocos días después del crimen, pedía que "se
investigue el caso como corresponde para salvar a otras familias". Ella nos señala
claramente el camino. Miremos hacia esas otras familias en las que suceden cotidianamente
abusos y maltratos (22).
Silvina también declaró que había visto cómo un muñeco entraba y salía del cuerpo de
su padre y quería penetrar en el de su hermana, asegurando que era el demonio. Silvina lo
denuncia todo el tiempo y claramente: "Esto no es real. Mamita, mamita, ahora papito
va a volver bueno". Suponiendo que Vásquez haya abusado sexualmente de Gabriela,
Silvina no podía aceptar a su padre como el responsable de tal acto: todo era culpa del
Diablo, que se había posesionado de él y que se había metido en el cuerpo de su
hermana. Con su delirio, la joven podría estar hablando de un diabólico padre que
cometía abuso incestuoso contra Gabriela y, tal vez, también contra ella misma.
Aunque la psicosis produce un sufrimiento indecible, en los casos que el trauma psíquico
es muy grande y/o cuando una persona, por su fragilidad psíquica, no tiene capacidad
suficiente para elaborarlo, opta por romper el vínculo con la realidad a enfrentarla.
Quienes trabajamos con sobrevivientes de abusos sexuales sabemos que esos abusos suelen
iniciarse en la infancia. No es difícil, entonces, elaborar la hipótesis de que Vásquez
abusaba de Gabriela ( y tal vez hasta de Silvina) desde pequeña y que, como es frecuente,
la madre veía con el rabillo de un ojo lo que con el otro negaba. Entonces, de ser así,
Silvina no haría más que desmentir la realidad de una madre cómplice. Ella peleaba con
Gabriela, la acusaba de ser la responsable de la muerte de Aurora Gamarra. No cuestionaba
a su madre.
Desmentida y sugestión
En la causa, uno de los policías relató que aquel lunes trágico,
luego que sus compañeros y él ingresaron en la casa "endiablada", le había
sucedido algo extraño: al intentar ponerle las esposas a Silvina, salió despedido unos
tres metros. "La menor no nos dejaba pasar, amenazaba con un cuchillo. Pero yo no la
escuché hablar a ella: escuché a un hombre. Todo el tiempo decía Satanás y
el diablo, decía que era el Purificador". El policía, hace notar un
cronista, no habla en potencial sino que afirma que el sonido de una voz ronca emana de
Silvina: "no era una voz grave de mujer, era un hombre. Yo escuché a un
hombre". Pero el único hombre de la habitación estaba ya muerto, tirado en el
suelo. Entonces, ¿quien hablaba por boca de Silvina? ¿El Diablo?. El trastorno no
terminó allí para el policía. Más cosas extrañas le siguieron pasando. Relata que
cuando, en sus investigaciones, intentaron entrar a la página web del Centro Alquímico
de Buenos Aires Transmutar, no podían hacerlo. Habla de un embrujo: "Eran tres
páginas y tardamos tres horas y media en copiarlas. Primero no entrábamos, después no
podíamos copiar el disquete. Después intentamos en otra máquina, lo copiábamos y no
podíamos abrirlo". El derrotero se extendió hacia nuevas computadoras y más discos
de copiado. Finalmente consiguieron tomar los datos e insertarlos como prueba.
Evidentemente, la policía estuvo presa de la sugestión. Satán andaría haciendo de las
suyas. En este caso, la sugestión es un refugio que no permite la probabilidad de un
padre incestuoso. Como si fuera inconcebible pensar que no el diablo sino un vulgar padre
de familia, como Juan Carlos Vásquez, pudiera ser capaz de abusar de sus hijas. Entonces,
como en la Edad Media, se demoniza a una mujer y se ignora al verdadero culpable (23).
Margarita Fernández, madre de una de las mejores amigas de Gabriela Vásquez, parece
tenerlo todo más claro cuando dice: "Silvina le gritaba a Gabriela: 'Por tu culpa se
murió mamá. Vos la mataste'. La insultaba, le pegaba y la rasguñaba. Después Gabriela
aparecía en mi casa, cuando venía a visitar a mi hija. Yo creo que tiene que ver con que
Gabriela dormía con el padre".
La versión sobre esta relación incestuosa circula con fuerza, señala el periodista
Rolando Barbano en el Diario Clarín del 31 de marzo. Pero, a pesar de las declaraciones
de estos testigos y de la sórdida escena que los policías describieron, en todas las
notas que el Diario La Nación, el Clarín y Página 12 publicaron sobre el tema, la
palabra incesto o el término relación incestuosa, aparece una sola vez en el Clarín,
dos en Página 12 y también dos en La Nación. Este último diario informa que el juez
Campagnoli, a cargo del caso, afirmó que no estaba claro aún si había una relación
entre el asesinato y el incesto. "No lo descarto", dijo. En el pene de Vásquez
había restos de semen.
La desmentida llega de todos lados. Un hermano de Vásquez declaró en la causa afirmando
que desconocía que hubiera.
Ley del Padre y prohibición del incesto
Así como las hermanas Papin remontaron a Assoun hasta Sodoma y
Gomorra, Silvina y Gabriela nos conducen al texto bíblico. Cuando los policías entran a
la casa de los Vásquez, encuentran una Biblia ensangrentada, con los salmos 119 a 122
subrayados, y un cuadernillo de apuntes de Transmutar, en el que se explica cómo hacer
una "novena de purificación". Interpelando al salmo 119, "Elogio de la ley
del Señor", vemos que se distingue de todos los demás. Es muy extenso y monótono,
en tanto repite incansablemente las mismas ideas y palabras. En esa insistencia se recurre
una y otra vez a la Ley del Señor, Ley que es tanto fuente de consuelo y salvación para
quienes la cumplen, como de repudio para quienes la infringen. El salmo 120, muy breve, se
denomina "Súplica de aquel que sufre la traición y la mentira" y refleja la
situación de los humildes y desposeídos "que viven en una sociedad dominada por la
agresividad y la mentira". Silvina y Gabriela, una vez más, nos cuentan su historia,
nos señalan el horror.
Sabemos que, desde el punto de vista psicoanalítico, la sociedad humana se funda sobre
una ley: la prohibición del incesto. Ley que, si se ha instaurado, es porque se la
transgrede. Las jóvenes Vásquez tenían que acudir a la Ley Divina solicitando que el
Señor cuidara de ellas: su humano padre, al transgredir la Ley, de padre tenia sólo el
nombre. Y la madre, Aurora Gamarra, las había abandonado hacía ya mucho tiempo. Primero,
con su enfermedad y segundo, con el maltrato que ejercía hacia Gabriela. Un maltrato que
tenía como excusas la drogadicción y promiscuidad sexual de su hija mayor. ¿Qué hizo
Aurora ante el abuso sexual de Juan Carlos hacia su hija? Aurora desmentía la
trasgresión de la ley. También ella, como madre, tenía sólo el nombre. Además,
acusaba a Gabriela de promiscua y la echaba de la casa. Una madre y un padre que no obran
como tales, no existen ni aunque estén vivos. O, peor aun, enloquecen a sus hijos. Es
factible que, para esta madre, la responsabilidad del incesto recayera sobre Gabriela, su
hija mayor. Silvina, por su parte, se identificaba con Aurora, considerando a Gabriela la
culpable de su muerte. Mientras que, en su delirio, no era su amado padre el autor de esta
tragedia sino el mismísimo diablo.
La mirada de la madre
Los vecinos de Lomas del Mirador, en donde habitaron los Vásquez desde
1971 hasta la muerte de Aurora, declaran que ella tenía 15 años cuando nació Gabriela.
Enfermó de diabetes siendo muy joven. Primero tuvieron que cortarle una pierna, fue
empeorando y murió en 1995. Tenia solamente 38 años, mientras que Silvina tenía 16 y
Gabriela 24. En vida de Aurora ya existían problemas de familia, dicen. Gabriela
"andaba en la droga". Juan Przepiora (84 años) declara ante un cronista:
"La mayor era una bandolera. Aurora venía trabajando muy bien, pero cuando ella
murió todo se vino abajo. Las chicas estaban muy pegadas al padre. Yo creo que había
algún tipo de relación. Creo que el papá dormía con ellas". Para algunos -vecinos
y periodistas- la muerte de Aurora es tal vez el elemento desencadenante de la historia.
Los investigadores consideraron como muy posible que se haya dado una relación incestuosa
entre Juan Carlos y Gabriela, su hija mayor: "fue como si Silvina, la hermana menor,
no hubiera resistido más y haya dicho basta con este acto". Por otra parte, cuando
recorrieron la casa, comprobaron que todos los espejos estaban rotos. No había en donde
mirarse. Recordemos, junto con Winnicott, que el rostro de la madre es un precursor del
espejo y que su mirada es esencial para el proceso de subjetivación. Una señal que suele
anticipar la entrada en la psicosis es el "signo del espejo": el yo que se está
quebrando necesita ir, una y otra vez, a mirarse en el espejo, en un último intento
desesperado de conectarse consigo mismo y con la realidad. En la casa de los Vásquez tal
vez nunca hubo para Silvina y Gabriela un espejo en donde mirarse ni por quienes ser
vistas. Los espejos fueron destruidos, no tenían razón de ser.
Rubén, el dueño del negocio en donde trabajó Vásquez durante 16 años, hizo un
comentario curioso: "Cuando llegué a la casa de Juan Carlos, me hicieron pasar a
reconocer el cuerpo. No le sacaron los ojos, no hubo nada de eso". Aunque las
hermanas Vásquez no actuaron en este sentido igual como las Papin, hicieron algo similar:
en lugar de arrancar esos ojos que nunca las reconocieron, rompieron los espejos que nunca
las miraron.
Caso cerrado
El 26 de julio, Clarín nos comunica que un juez dictaminó que las
hermanas Vásquez son inimputables. "Las chicas que mataron a su padre no irán
presas". En su crónica, la periodista Virginia Messi informa que el juez Julio
Corvalán de la Molina, a cargo del caso, resolvió considerar a Silvina y Gabriela
Vásquez inimputables. "Las sobreseyó y le dio intervención a la justicia civil
para que las declare insanas y cuide de sus bienes. La causa, sin embargo, no quedará
cerrada: se seguirá investigando si hubo un instigador. La decisión del juez sería
avalada por el fiscal y la defensora oficial del caso". Esto implica que las hermanas
Vásquez no fueron acusadas por el crimen de su padre. No irán a juicio pero tampoco
quedan en libertad, debido al "concluyente y unánime diagnóstico de los médicos
psiquiatras": las consideran peligrosas para sí y para terceros. Silvina, de 21
años y Gabriela, de 29, deberán seguir viviendo por mucho años o tal vez para siempre,
en la unidad psiquiátrica que el Servicio Penitenciario Federal tiene en el Hospital
Braulio Moyano o en alguna otra institución psiquiátrica. Los psiquiatras y psicólogos
que hablaron con las hermanas Vásquez durante semanas, determinaron que Silvina es
esquizofrénica. Lo reveló su falta de contacto con la realidad, sus delirios y
alucinaciones. Gabriela, por su parte, muestra, según opinión de estos especialistas,
rasgos parecidos a los de Silvina, pero de menor intensidad. Por eso creen que tiene más
posibilidades de recuperarse. A partir del sobreseimiento, el control de las hermanas
quedará a cargo de un juez de Ejecución Penal. Aproximadamente cada tres meses éste
deberá convocar a los profesionales del cuerpo médico forense para que examine a
Gabriela y Silvina. Sólo si el cuadro mejora y no fueran consideradas peligrosas,
podrían recuperar la libertad (24). Por otro lado, un juez civil iniciará un
expediente para declararlas insanas. El paso siguiente será nombrar un
"curador" particular o de oficio para que las represente y administre sus
bienes. Aunque a diferencia de Léa y Christine Papin, el caso Vásquez enseguida tomó el
camino del peritaje psiquiátrico, considerándolas en consecuencia inimputables, la
revictimización de la víctima lo mismo se produjo.
El caso se cerró nomás. Parece que ninguno de los psiquiatras entrevistados le dio a la
prensa una explicación acerca de lo que es la psicosis y qué significado específico
tendría en el "caso" de las hermanas Vásquez esa terrible y dolorosa
enfermedad mental. Además, aunque la crónica no desmintió la existencia del incesto,
parece haber provocado más horror el crimen y todos los rituales satánicos que lo
rodearon que la realidad de ese pasaje al acto cometido por Vásquez.
Tanto el periodismo, como la ley, dieron el caso por cerrado. Es probable que nadie haya
hablado de la responsabilidad del padre. ¿Es que acaso puede acusarse a un muerto? Un
padre que, por otra parte, no existió nunca, en tanto no cumplía con su función. La
noticia quedó en la crónica policial. No hubo lugar para la reflexión ni para
continuar, a partir de la tragedia en Saavedra, con el tema de la frecuencia con que las
criaturas sufren abusos sexuales, la mayoría de las veces incestuosos y de las graves
consecuencias físicas y psíquicas que el abuso provoca en sus víctimas. Gabriela y
Silvina son claros ejemplos. Pero el caso está cerrado, como si el horror de cada día no
continuara en las puertas cerradas de tantos hogares compuestos por familias
"normales". Como si no llegaran, a los servicios de pediatría de los
hospitales, criaturas lastimadas en sus cuerpos y en sus almas. Pero el caso está
cerrado. Las jóvenes Vásquez han perdido el futuro. Como el hospital Moyano es, salvo
honrosas excepciones, un depósito de locas, difícilmente las internadas puedan salir de
allí. También es posible que ocurra el milagro de que sean atendidas de manera idónea,
o de que, tal vez, Silvina y Gabriela no deseen regresar nunca a esa realidad siniestra
con la que rompieron y prefieran seguir refugiadas en la psicosis. Sin Ley paterna que las
protegiera, sin Ley penal que haga justicia, sin atención psiquiátrica que llame las
cosas por su nombre, podrían preferir el refugio de la psicosis.
El "caso" está cerrado. Algún día otras hijas - como Silvina, como Gabriela,
como Violette - matarán a un padre para librarlo del Diablo que lleva adentro. Un Diablo
que, digámoslo con todas las palabras, simplemente se llama incesto.
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Síntesis
Este ensayo revisa, a partir del crimen de Juan Carlos Vásquez en manos de sus hijas, un caso similar ocurrido en Francia en el año 1933, cuando las hermanas Cristhine y Léa Papin asesinan a sus empleadoras, las Lancelin. Ambas situaciones conducen al texto bíblico y a la postura que la psiquiatría y la Ley toman ante el maltrato y el abuso sexual hacia menores. Casos similares se dan en la clínica aunque no siempre llegan al límite del asesinato. Entre 1933 y el año 2000 no parece haber demasiada diferencia: la víctima sigue siendo victimizada. La sociedad y La Ley que la representa, continúan sin hacer justicia, no brindando amparo a los menores. La psiquiatría actual no se diferencia tampoco tanto de aquella de principios del siglo pasado, que recurría a la camisa de fuerza y al elecroshock. para no escuchar el dolor de los que tienen herida el alma. La autora llama a la reflexión a los psicoanalistas, que también suelen desmentir la realidad del abuso y el maltrato de menores.
Notas:
1Una primera y muy breve versión de este trabajo se publicó en la revista Tertulia el 29 de abril de 2000. Internet: Editora Laura Asturias. La segunda versión fue editada en la revista Brujas, por ATEM.
2 Lic. en Psicología, psicoanalista y escritora. Socia fundadora el Ateneo Psicoanalítico y socia titular de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires. Domicilio: Paraguay 3452. 1° piso. Dpto. "A". Email: isamonzon@yahoo.com
3 En su Antología de la poesía surrealista, Aldo Pellegrini relata que en Francia, por los años 30, Violette Noziéres mató al padre envenándolo con Veronal. Al descubrirse el crimen, dijo que él había querido violarla. El surrealismo hizo de ella una heroína anticonvencional, publicando un famoso volumen de homenaje que contiene textos de casi todos los surrealistas: Violette Noziéres. Editions Nicolas Flamel, Bruselas, 1934. Paul Eluard escribió El atreverse y la esperanza, poema del cual extracté este verso.
4 En su ya legendario Diccionario Enciclopédico de la Psique, Béla Székely define la "folié á deux" como un fenómeno patológico que se conoció con diferentes nombres: locura inducida o doble, según Tuke, locura simultánea para Régis, locura comunicada o impuesta para Lasége y Fairet, folie induite, según Lehmann. La sugestibilidad, dice Székely, tiene, entre otros factores, una gran participación, en la génesis de la folié á deux. Se aplica cuando dos personas estrechamente unidas sufren simultáneamente una psicosis y cuando una de las dos parece haber influenciado a la otra. No está necesariamente restringida a dos personas, puede envolver a tres o aún más (folies á troix, etc). "Sucede que ciertos pacientes paranoides y rara vez los hipomaníacos no sólo pueden hacer creer en sus ilusiones a aquellos en cuya cercana compañía viven, sino que también los infectan de tal manera que éstos, bajo condiciones adecuadas, continúan ellos mismos la construcción de la ilusión". (Bleuler, Lehrbuch der Psyquiatric.)
5 Se traduce textualmente como Las heridas asesinas. ¿Una metáfora para designar la marca que deja en el alma de una niña el abuso sexual del padre?
6 Del prólogo a De un imposible al otro.
7 Según Székely se trata de un término creado por Charcot en 1872. Designa una firma de histeria en la predominan síntomas motores: convulsiones, temblores y tics violentos.
8 Este ensayo está actualmente publicado en De las psicosis paranoica en sus relaciones con la homosexualidad.
9 Los testimonios dicen que la abusada por el padre fue la mayor de las hermanas Papin, Emilie, quien más tarde, huyendo del horror de esa familia, se hizo monja.
10 Curiosamente, en los peritajes e interrogatorios realizados por los abogados y psiquiatras a Christine y a Léa, la palabra furia aparece con llamativa frecuencia. También es curioso que los romanos llamaran Furias a sus diosas de la venganza, correspondientes a las Erinias griegas. (María Moliner.) Etimológicamente, fruria deriva de del latín furia: delirio furioso, violento. (Joan Corominas.)
11 Aimée (Amada) es el seudónimo que Lacan eligió para Marguerite Pantaine Anzieu. Con ella - o más bien a pesar de ella - y su teoría de la paranoia femenina entró Lacan al mundo del psicoanálisis, tal como Freud hizo con sus histéricas. Cuando elaboró su tesis, se la envió a Freud. Según relata Roudinesco, elpadre del psicoanálisis respondió con un simple "recibido, gracias". Las intrincadas y conflictivas relaciones entre Marguerite y Lacan se encuentran relatadas en la en la biografía de Roundinesco sobre Lacan. A esta conflictiva se suma la de Didier Anzier, hijo de Marguerite y paciente de Lacan. Él hace un relato de lo sucedido en el epílogo al libro de Jean Allouche Marguerite, Lacan la llamaba Aimée.
12 Lacan. Op.cit.
13 Capítulo XIII, La comunidad sororal: la ley petrificada.
14 La historia de Lot está incluida en el capítulo 12 del Génesis Los orígenes del pueblo de Dios: la época patriarcal. Los principales elegidos por Dios para iniciar la gesta patriarcal son Abraham, Isaac y Jacob. El Señor elige, de este modo, a un pueblo que estará por entero dedicado a él, sin rivalidades con las diosas y dioses paganos.
15 Nótese que estas mujeres no tienen nombre, son solamente la "esposa de " y las "hijas de". Ellas no tienen identidad, son propiedades.
16 En un pie de página de la Biblia de Ediciones Paulinas se dice que este relato "utiliza probablemente una tradición de los moabitas y amonitas, según la cual no constituía vituperio sino un motivo de orgullo: ellos podían glorificarse de un origen, que mostraba la heroica decisión de sus madres y aseguraba la pureza de su raza." Pero aunque el incesto de Lot con sus hijas no aparezca ni mencionado ni condenado, como en todo acto incestuoso corre sangre. En este caso, la muerte de los futuros yernos y de la mujer de Lot, además de las ciudades de Sodoma y Gomorra que son destruidas. El dios patriarcal gana la guerra contra los dioses paganos, y así se cumple el mandato de "No amarás a otro Dios más que a mí".
17 Sabemos que las Sagradas Escrituras tienen la impronta patriarcal y que fueron de cabo a rabo escritas por varones. No cabe duda en el caso de los Evangelios, firmados por los apóstoles. También el Antiguo testamento, texto compartido por judíos y cristianos, está a merced de los varones: las judías no tienen acceso a la Torá mientras que las cristianas no pueden ser "ministras" del Señor sino solamente sus esposas o siervas.
18 Tomando como palabra de origen la ciudad de Sodoma, se llamará desde entonces sodomía a la relación libidinosa entre personas del mismo sexo, o contraria a cualquier forma a la naturaleza y a la perversión sexual: bestialidad, masoquismo, masturbación, sadismo, sodomía, inversión (María Moliner.)
19 Una paciente adolescente relata, con mucho dolor y miedo, que un día su padre, con la excusa de dormir la siesta, se acostó a su lado. En un momento, comenzó a tocarla sexualmente. La joven se desertó asustada, interpelando al padre, quien respondió. "Es que estaba dormido y te confundí con mamá."
20 Para informarme sobre el caso, trabajé con las notas publicadas por los Diarios Clarín, Nación Página 12 Y la revista Gente. De modo similar a Lacan y a Logre con las hermanas Papin, yo también hablo "de oídas". Nunca tuve la ocasión de entrevistar a Silvina y Gabriela Vásquez ni de acceder a las declaraciones en Tribunales. Pero al fin de cuentas, siempre los psicoanalistas de un modo otro hablamos de oídas. No somos testigos del hecho cuando sucede. Escuchamos, de boca de nuestros pacientes, la crónica de una historia, siempre con baches, inconclusa y muchas veces incoherente. Hacemos construcciones, para que esas historias se tornen coherentes mientras nos constituimos en co-narradores de una vida, acompañando en el camino a ese paciente para el que Piera Aulagnier acuñó el más que atinado término de "aprendiz de historiador."
21 Leyendo a Chevallier y Gheerbrant ( Diccionario de símbolos) nos enteramos que ese círculo podría representar a un mandala. Para distintas religiones, es un espacio sagrado, de protección. Por su parte, Carl Jung recurre al mandala para designar una representación simbólica de la psique y pasa señalar que la contemplación de ese círculo inspira serenidad y el sentimiento de que la vida ha vuelto a encontrar su sentido y orden. El triángulo simboliza algo similar: divinidad, armonía y proporción. Según Manuela Drunn Mascetti, el triángulo simboliza a Kali, la diosa que derrota a los demonios. Es la madre buena y terrible, la creadora y destructora, en su grandiosa forma de vida, amor, muerte y destrucción. La sangre es una parte importante en el culto de Kali, mito hindú sobrevive en nuestros días. Para el psicoanálisis, lo circular conduce a la madre y el triángulo al mito de Edipo, mito que señala la trasgresión al tabú del incesto.
22 Una paciente a la que en su oportunidad bauticé "Mora" (27 años), me pidió en varias sesiones que relatara su historia, para que "a ningún otro chico" le volviera a pasar lo de ella. Así lo hice en Mora, la enfermedad de la muerte. Ella fue encerrada desde los cinco hasta los quince años en una escuela para niños con discapacidad mental, una institución en donde fue muy maltratada. Había sufrido de pequeña una psicosis infantil y los padres creían que el lugar más adecuado era ese depósito de niños. Cuando Silvina pide que se investigue su caso "como corresponde para salvar a otras familias", resuena en mi la solicitud de Mora.
23 En este punto me parece atinado citar las palabras de la Dra.Catalina Moccia de Heilbron, defensora oficial de las hermanas Vásquez cuando, apenas cometido el crimen solicitó al juez "se ordene la extracción de testimonios" de su presentación "a fin de que se investigue la posible comisión de delitos de acción pública por parte de personal del Servicio Penitenciario Federal y de sus facultativos. Esta presentación de la defensora se suma a un pedido anterior ante el juez para que se resguarde el secreto del sumario y garantice la defensa en juicio de sus asistidas y el debido proceso legal. "El daño psicológico y social que se les ocasiona resulta enorme, debiéndose recordar que las nombradas se encuentran amparadas por el principio de inocencia". Además, por lo que hasta el momento consta en la causa "no sabemos si fueron ellas; y si lo fueron que conducta típica cometieron (culposa dolosa); si obraron justificadamente (ejemplo: Legítima defensa); finalmente ignoramos si son imputables y si lo fueron si son culpables". Destaca en su escrito que cuando el expediente se encuentra en estado embrionario, estas actitudes, que entiende responden al "ansia de protagonismo personal de quienes revelan los secretos, decididamente opera en perjuicio de mis asistidas, por cuyas garantías me corresponde velar". A pesar del secreto de sumario y de lo cerrado del caso, la abogada no pudo evitar que se filtrara información y que la prensa tomara, en ciertas ocasiones, un sesgo amarillista.
24 Actualmente, Gabriela está en libertad. Pareciera que vive con un tío paterno. Desconozco si está o no en tratamiento psicoterapéutico, tampoco sé si ha logrado reinsertarse en la sociedad. No le será fácil conseguir trabajo, nuestra sociedad discrimina a las personas que han estado presas en prisiones o manicomios