Apuntes acerca de la violencia doméstica.*
¿Qué puede esclarecer la interrelación psicoanálisis-estudios de género a la
comprensión del problema?.(1)
Gonzalo Corbo.
Introducción
La violencia ocupa un lugar importante en la relaciones que establecen
lo individuos entre sí. Aunque ha sido ampliamente reconocida desde el psicoanálisis(2),
en líneas generales se han desconocido la aristas específicas que ella asume en las
situaciones concretas de violencia doméstica. En principio podemos delimitar el concepto
y atribuir un significado especifico a la violencia doméstica entendida esta como el
abuso de poder expresado en el terreno psicológico y físico, ejercido generalmente
contra las mujeres, el que "sustentado sobre una indiscriminación ilusoria que reniega
toda diferencia, desconsidera al sujeto y tiende a anular toda la singularidad".(3)
Reflexionar sobre la problemática de la violencia doméstica desde la perspectiva
psicoanalítica no debe hacernos perder de vista el necesario enfoque interdisciplinario
que permita una comprensión menos fragmentaria del fenómeno, sus mecanismos de
naturalización-invisibilización y las formas en la que ésta se reproduce en el seno de
numerosas familias.
La literatura psicoanalítica existente deja constancia de la relación no contingente
entre la violencia y la conyugalidad.
Los estudios de género pueden aportar herramientas conceptuales apropiadas para
comprender mejor el fenómeno y desmontar los mecanismos de reproducción subyacentes a la
vez que generar los instrumentos (y las consiguientes modificaciones necesarias a la
práctica psicoanalítica) que permitan una intervención más apropiada, ajustada a la
singularidad de la situación y a la complejidad que implica la tarea en tanto esta
adquiere modalidades específicas que la diferencian del psicoanálisis clásico.
El aporte del Psicoanálisis
La inclusión del Género como elemento necesario en el análisis.
Como se señala en la introducción, aunque se trata de un fenómeno
complejo que debe ser abordado desde la interdisciplina, pienso que como psicoterapeutas
asistimos a una revisión tendiente a generar propuestas desde el psicoanálisis para
comprender mejor la temática.
Aunque los estudios de género han brindado numerosos elementos para el esclarecimiento
del fenómeno, todavía me llama la atención el número escaso de reflexiones sobre la
violencia doméstica anteriores a la articulación estudios de género-psicoanálisis,
violencia que como fenómeno no es patrimonio de nuestro tiempo si bien ahora parece haber
cada vez más, una conciencia en nuestra sociedad de la extensión y el perjuicio que
acarrea a las mujeres, generalmente las víctimas de la violencia doméstica , así como a
otros integrantes de la familia (fundamentalmente los niños), quienes en tanto miembros
más débiles en las relaciones de poder, reciben la violencia física y psicológica del
más "poderoso", en la gran mayoría de los casos, el hombre.
En un texto titulado "La scéne de mênage" Didier Anzieu (4)
se interroga sobre la tardanza en las reflexiones sobre los "conflictos
conyugales" en el campo del psicoanálisis. Dice: "Para que un tema sea
declarado psicoanalítico, hace falta en principio que el fundador y maestro lo haya
abordado"...y agrega.. "la escena conyugal es la gran ausente de la
psicopatología de la vida cotidiana" .
Pero quizá no sea en el plano de las "omisiones" donde se hagan la críticas
mas profundas a algunas ideas de Freud. Sin dudas las teorizaciones sobre el superyó
femenino, han oficiado de obstáculo para la reflexión psicoanalítica, por lo cual se
hizo necesario construir y validar teorías que mostraran perspectivas diferentes.
Podríamos pensar que Freud de alguna manera fue prisionero de los
prejuicios de su época, así como nosotros seremos criticados por quienes nos sucedan por
algunas concepciones que sustentamos ahora en nuestro tiempo, no obstante, creo que la
posibilidad de deconstruir las ideas que nos preceden, nos previene (en cierto grado) de
elevar el prejuicio al rango de rasgo estructural.
Intentaré explicitar algo más esta última afirmación describiendo lo que considero son
ejemplos de estas concepciones.
En un texto dedicado a comentar la edición del seminario 5 de Lacan "Las formaciones
del inconsciente", en una presentación oral del seminario efectuada por J.A. Miller
y luego publicada como "Lectura del Seminario 5 de Jacques Lacan", Miller
sostiene:" Hay un texto muy interesante de Sachs sobre la génesis de las
perversiones, que cita Lacan en el seminario. Este autor también escribió un texto sobre
el superyó femenino en el que considera como un rasgo de la posición femenina que el
superyó esté afuera. En realidad lo que Sachs llama superyó es el ideal del yo. Sachs
explica en este texto que las mujeres cambian de idea según el hombre con el que
están. Es claro que no se puede generalizar, pero basta seguir a ciertas personas algunos
años para percatarse de que Sachs tocó alguna verdad (5) " (6)
Tomemos por un momento como válida la afirmación de Sachs y suscrita -en parte- por
Miller, cabe preguntarnos ¿constituye éste el fondo del asunto? ¿no parece ser ésta
una mera descripción de un fenómeno sin el análisis de sus condiciones de producción?
En igual sentido resultan interesantes las distintas reflexiones que se han hecho sobre el
amor desde la corriente lacaniana. Mas allá de los brillantes aportes sobre este tema por
parte de Lacan (sobre todo las realizadas en el seminario 20, Encore), me interesa pensar
en los múltiples desarrollos realizados por psicoanalistas lacanianos, en particular
cuando se aborda el mito de Pigmalión (7), para establecer que el hombre en su relación
amorosa con la mujer "tiene como una de sus vías el construirla".(8)
Si bien estas afirmaciones se desarrollan en el contexto de pensar a la mujer como
no-toda, y a sostener que ella debe ser encontrada a través de un significante, es decir
que obedece a una teorización que problematiza la inscripción del sexo, me pregunto si
al no articular éstas ideas con el concepto de género(9), se prescinde en el análisis
de considerar la asimetrías en el ejercicio del poder que se presentan entre los hombres
y las mujeres.
En suma, el hombre "educa" (10), construye a la mujer -según se expone- por una
cuestión de estructura. Pero cabe reflexionar ¿no influye en nada la cuestión de
género? ¿no parece ser la asimetría en la relación de poder la que en tanto
naturalizada e invisibilizada no deja lugar a otras consideraciones mas que bajo el
rótulo de rasgos de estructura?. ¿La afirmación de Sachs no responde a representaciones
y roles de género propias de la época en que fueron enunciados?
El aporte de la perspectiva de género.
¿Qué alternativas teóricas puede promover incluir la perspectiva de género al considerar la constitución de los ideales, el superyó femenino y las relaciones entre las mujeres y los hombres?
Nora Levinton en el texto "El superyó femenino", fija un
programa de estudios que en cierta medida resulta imprescindible para comprender las
conductas de sometimiento y tolerancia a la violencia doméstica por parte de algunas
mujeres.
Cito: "Se trata de redefinir al superyó femenino, señalando una vez más las
distorsiones que contribuyeron a sesgar el planteo de su configuración tanto respecto de
la génesis como de sus contenidos y analizar las consecuencias provenientes de las
diferentes modalidades de respuesta al cumplimiento de sus funciones: los umbrales de
tolerancia y severidad de la conciencia crítica (que van desde la autocomplacencia hasta
el sadismo del superyó) y la imposición de unos ideales que se naturalizan como propios
de la feminidad, facilitados a través del soporte en la cultura. Tal como hemos
anticipado el género marca una división asimétrica de la atribución de rasgos y
capacidades para mujeres y hombres"(11)
En el texto se retoman las ideas de Freud en relación a la importancia de la fase preedípica en la constitución de la identidad femenina, de la influencia de lo materno en su génesis, pero hace énfasis en una vía no desarrollada por él, la que tiene que ver con el sufrimiento narcisista resultante de la tensión entre el yo y los ideales que en tanto metas a veces inalcanzables, generan angustia.
Y haciendo referencia a Bleichmar se definen lo que se llama
meta-ideales que se forjan para determinar cuales ideales deben ser asumidos por el sujeto
y como actúan a la luz de los diferentes contenidos. Cito: " Por lo tanto, los
contenidos del superyó estarán condicionados por la incidencia de las creencias matrices
pasionales transtemáticas investidas por la carga emocional del placer o la
angustia." Y agrega: "de modo que los cuadros emocionales no derivarán
exclusivamente de las propiedades de una u otra idea particular sino de su asociación con
otras ideas genéricas que las dotan de sentido...."(12)
Tras atribuir al género el valor de matriz pasional define a través de rasgos opuestos y
complementarios lo que sería característico de los géneros femenino y masculino.
Luego de destacar el papel de los padres en la generación de estas creencias matrices de
género se describe a grandes rasgos en que consisten éstas; las niñas no expresan
agresividad, deben ser complacientes para ser queridas, y una mujer debe estar atenta a
las necesidades de los otros, a la vez que debe saber perdonar, etc.
Además múltiples testimonios nos agregan otras creencias que se juegan también como
sistema de meta-ideales tiñendo las percepciones, expectativas y reacciones que tienen
las mujeres (por ejemplo: la mujer debe privilegiar a la familia, cualquier sacrificio es
justificable por la unión familiar ) entiendo que nos acercamos a la problemática de la
violencia doméstica con una comprensión más global en la medida que ya no adscribimos
ciertas reacciones a un hipotético masoquismo femenino o a un rasgo estructural (como
cité en páginas anteriores, las observaciones de Sachs con respecto al ideal del yo
femenino).
En suma, las matrices pasionales entendidas como una serie de representaciones
entretejidas que tiñen las vivencias de las personas y que le brindan una significación
preeminente a las experiencias vividas, contribuyen a explicar por qué algunas mujeres
padecen la violencia doméstica en la medida que no encuentran vías alternativas que
permitan desmontar formas vinculares que implican "ser para otro" imponiéndoles
cualquier renuncia y sacrificio con tal de cumplir con un ideal, incluso a costa de su
integridad física o su vida. O aún cuando logran detener las situaciones de violencia
doméstica, las dificultades que pueden aparecer se expresan interpelando a las personas
que sufren esa situación en la capacidad de confianza en sus propios recursos. (13)
Es claro que por sí mismos estos elementos no configuran un futuro de violencia doméstica, sin dudas, además de los recursos psíquicos de la persona, la relación con el partenaire y las características de éste son clave para que se desarrolle la violencia doméstica.
Sobre este punto R. Dorey en su texto "La relación de dominio"(14) ha señalado las organizaciones perversa y obsesiva como las más proclives(15) a esta situación de violencia psicológica o física al partenaire femenino.
En cuanto a la organización obsesiva (la única que trataré aquí),
si bien hay descripciones anteriores que señalan aspectos similares en relación a la
violencia ejercida contra el partenaire, me resulta interesante destacar que la ausencia
de una conceptualización del fenómeno de violencia doméstica hizo (y quizás todavía
hace) que el fenómeno solo pueda ser reflejado en los términos clásicos, es decir, se
adscriba a la ambivalencia en los lazos libidinales que presenta el obsesivo.
En una búsqueda sumaria de bibliografía referida al tema no deja de llamarnos la
atención que toda la literatura hallada corresponde a la década de l noventa en
adelante.
A riesgo de esbozar una perspectiva anacrónica del tema (mirando con ojos de hoy las
maneras de conceptualizar de ayer) hago referencia a una descripción que me parece
ilustrativa de la manera en que era reflejado -y se soslayaba a la vez- el problema.
En un texto de la Revista Imago de 1981 (cito el año porque me resulta importante ubicar
en el tiempo el texto), se explicita acerca de las personas con organizaciones
neurótico-obsesivas o con caracteropatías obsesivas "suelen solicitar análisis por
problemas conyugales". Obviamente no todo problema conyugal podría constituir un
caso de violencia doméstica. El artículo continua explicitando "..dado que es su
pareja la que suele pagar las consecuencias de su pretendida perfección, debiendo
someterse al obsesivo transformado en representante de la ley , dictada por un superyó
sádico y exigente". (16)
Aunque la descripción sigue en términos mas o menos similares es notable señalar que
término violencia (por lo menos explícitamente) no aparece integrado a la descripción.
Pienso que la estructura obsesiva en su complejidad, es bien representativa de la multifactorialidad que comporta la violencia doméstica en la medida que tras la víctima y el victimario aparece una densidad que a-priori no es fácil de anticipar.
Dorey describe que el obsesivo "ejerce su dominio sobre el otro en
la esfera del poder y del deber. El principal medio al cual recurre para obligar a los
demás es la fuerza....el otro debe actuar igual a él porque el obsesivo así lo desea;
debe pensar como lo desea el obsesivo; sus deseos deben ceñirse al molde que el obsesivo
ha diseñado especialmente para él y debe adoptar la cosmovisión del obsesivo"
Complementando lo anteriormente dicho, en relación a los objetos amorosos Joel Dör (17)
destaca que el obsesivo "da lo mejor de sí mismo, vale decir, paradójicamente todo
y nada de nada. "Todo", en el sentido que puede sacrificarlo todo;
"nada", en la medida en que no acepta perder" y aclara: " No se trata
de aquí de dos disposiciones incompatibles. Muy por el contrario, en este orden se
estabiliza precisamente toda la estrategia deseante del obsesivo"
Y unos párrafos después, el autor, a mi criterio define con claridad el tipo de
relación amorosa que entablan los obsesivos con sus partenaires , cito: "...El
obsesivo no se cansa de instalar su objeto de investidura amorosa en ese lugar maravilloso
donde para ser amable y amado, el objeto debe hacerse el muerto. La máquina deseante del
obsesivo sólo gira a pleno régimen con esta condición...
El imperativo constante que lo anima en su relación amorosa consiste en que el otro no
debe demandar nada, ya que si el otro demanda es porque desea.
Por ello, el obsesivo va a poner en acto magnitudes enormes de energía para que al
otro no le falta nada, y por tanto no se vea llevado a moverse de su sitio. Así, el
universo del otro debe permanecer escrupulosamente ordenado....No faltan los ejemplos, en
el discurso del obsesivo masculino para ratificar esta condena a muerte: `a ella no le
falta nada`; `en casa tiene todo`,etc. "
Pero cuando el otro no acepta el lugar asignado, sin dudas, aparecen los problemas.
Perfectamente expuesto en la película española "Te doy mis ojos", cuando la
protagonista desea realizar un curso para exponer pinturas, la negativa del marido expresa
el sentimiento de traición en tanto que el otro no acepta ser feliz ocupando el lugar del
muerto.
¿Qué pueden aportar los estudios de género para enriquecer la mirada
sobre los varones involucrados en casos de violencia? Y mas en particular ¿qué elementos
de reflexión pueden proporcionar para no caer en la simplificación de la violencia como
simple rasgo estructural -a veces presente- en la neurosis obsesiva?
Irene Meler (18); retomando el texto de Dorey hace algunas precisiones que me resultan
interesantes . Cito:"Aquí resulta pertinente recordar que para muchos autores, la
neurosis obsesiva se asocia a la masculinidad. Esto no quiere decir que no existan mujeres
con esta estructura subjetiva, pero sí es posible que la posición psíquica
característica tanto de la perversión como de la obsesión, se asimilen a la
masculinidad tal como ha sido definida en forma estereotipada en el imaginario
social." Y en otro texto se destaca que "el ideal social y subjetivo fundante de
la masculinidad, el ideal de autosuficiencia, ..requiere el posicionamiento social y
subjetivo de dominio y control".(19)
Es decir, es posible pensar que los aspectos estructurales (lo pulsional y las instancias
-en particular los ideales y el superyó) se conforman ( son conformadas por otros que
aunque no concientemente moldean la constitución del niño) de acuerdo a ciertos
parámetros culturales -como lo dice Meler- que proporcionan las representaciones más
estereotipadas, que el sujeto luego, seguramente irá haciendo suyas y podemos pensar,
tiñiendo las vivencias ulteriores.
En este sentido entiendo que un desmontaje de estos ideales (20) que permitan al sujeto
una revisión crítica de ellos debe constituir un aspecto importante de cualquier cambio
subjetivo.
En síntesis considero que la articulación psicoanálisis - estudios de género puede proveer elementos críticos que reformulan la manera como hemos considerado algunos fenómenos intersubjetivos que en cuanto malestares han sido teorizados desde una perspectiva reduccionista.
Bibliografía.
Anzieu, Didier. La scène de ménage. En. Nouvelle Revue de Psychanalise, 1986, nro 33.
Burin,M.; Meler, I. Varones. Género y subjetividad masculina. Bs. As. Paidós 2000.
Carril, Elina. "Cuerpo de mujer: territorio violentado." En: De giusti, M.
Fuentes.M (Ed:) Velos y desvelos del cuerpo . . AEPG; Bs As. 2004,
Dör; Joel. Estructuras clínicas y psicoanálisis. Bs As, Amorrortu Editores, 2000.
Dorey, Roger. "La relación de dominio". International Review of
Psychoanalysis, 1986, 13, 323. (La versión citada en este texto hacer referencia a una
traducción publicada en el Libro anual de Psicoanálisis, 1986)
Freud, S. "El Malestar en la cultura", A.E TXXI, BS AS
Landeira, Ricardo. "La posición del síntoma". Montevideo, Ed. Roca Viva, 1983
Levinton, Nora. "El superyó femenino". Madrid, Biblioteca Nueva.
Miller, J-A "Lectura del Seminario 5 de Jacques Lacan", Paidós, Bs. As,2000.
Meler, I. Violencia entre géneros. Cuestiones impensadas o impensables. En Foros
temáticos, Género; estudios Feministas y Psicoanálisis. - Psiconet. www.
Psiconet.com/foros.2002
Painceira, Alfredo. "Apuntes sobre la estructura obsesiva" En Revista Imago, nro
10, pág .142. Julio de 1981. Letra Viva Editorial, Bs.As.
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Citas bibliográficas
*
Este trabajo fue publicado por primera vez en la Revista "Relaciones", nro. 280, correspondiente a setiembre de 2007.