Introducción

Nos planteamos pensar algunos de los aportes que el pensamiento de Bleichmar realiza a nuestra propia forma de pensar y hacer en la clínica; para ello elegimos dos situaciones clínicas diferentes: una observación con fines diagnósticos que involucra a un niño, y una viñeta, extracto de una sesión analítica, que tiene como protagonista a un adulto. Es a partir de estos ejemplos que nos proponemos trabajar aspectos del apego.

Caso Luis de 20 meses

Luis es un niño de 20 meses de edad que se presenta desplegando conductas exploratorias ante la presencia de un extraño, recurriendo y teniendo como base al "objeto protector", en este caso el padre. Da cuenta de conductas de apego acordes a su edad, las que le permitirán al niño tener seguridad y confianza en los futuros vínculos.-

Existe un reconocimiento de parte de Luis de los integrantes del núcleo familiar y un relacionamiento fluido con los mismos. El padre y los abuelos participan activamente de las diferentes actividades lúdicas del niño. En este sentido se destaca la empatía del padre y los abuelos en "comprender" a Luis, lo cual propicia en Luis la "activación empática" como primer mojón del desarrollo de su empatía; empatía necesaria para comprender las emociones de los otros a fin de tener elementos para poder establecer buenos vínculos.

"Para M. Hoffman, citado por D.R. Shaffer, 1999 (pag. 526), la empatía es la capacidad personal de experimentar las emociones de otra persona y constituiría una respuesta humana universal que tiene una base biológica y puede ser estimulada o suprimida por la influencia ambiental". Cherro Aguerre, M.(2002) "Contribuciones del apego y la empatía a la psicoterapia, 2do Congreso de Psicoanálisis, Tomo II", Montevideo, 2002

A su vez, también lo afirma en su narcisismo, en tanto adquiere un sentimiento de valía y reconocimiento de los sujetos significativos de sus vínculos familiares.-

Por otro lado, la autoconservación de Luis, manifiesta en el acto de tomar leche, permite el mantenimiento de su integridad corporal y de sus funciones vitales. Muestra la relación con el que lo cuida (hetero-conservación), "con lo cual se va produciendo el encuentro entre lo puramente instintivo y lo que viene del otro, para dar lugar a un producto que, amalgamando ambos componentes, es lo que podríamos llamar pulsión en el sentido psicoanalítico moderno"

El Enfoque Modular – Transformacional nos habla de un inconsciente "formado por más elementos que palabras, imágenes, significados". Junto a éstos, a las creencias matrices pasionales, a las fantasías complejas, existen esquemas de acción, esquemas de coordinación entre ideas, afectos y acciones, de coordinación entre los afectos y el cuerpo."

En estas pocas líneas del acontecer de una sesión analítica podemos encontrar todos los sistemas motivacionales presentes: el sensual – sexual, el de auto-hetero conservación, el de la regulación psicobiológica, el narcisista, el del apego. Es muy tentador quedarse con el material que aparece más claramente.

En este caso, los sentimientos de amor-odio, los celos, la rivalidad, ponen en primer plano todo lo que se puede estar jugando a nivel edípico. Esta mirada que es legítima y que seguramente sea una línea a trabajar en algún momento de la situación analítica, ¿cuánto puede dejar fuera, si no nos preguntamos además por otros deseos que también se movilizan por los hechos cotidianos que aparecen en el discurso del paciente?

Preguntarnos, tratar de no recortar la visión, nos impone un esfuerzo intelectual y afectivo para poder trascender lo que se muestra tan llamativamente.
En el caso de Darío no hay una observación directa de lo que sucede en lo intersubjetivo al menos en el plano de lo familiar, (cómo sí sucede en el caso de Luis); podemos observar lo que se despliega en la relación transferencial entre terapeuta y paciente.

Cuando Darío habla de su madre y hermana, las trae como relaciones objetales, su discurso da cuenta de lo que se juega a nivel intrapsíquico. Podemos quedarnos con lo más visible: analizar e interpretar el inconsciente reprimido; el inconsciente excluido de la consciencia por la represión, principal foco de interés de la obra de Freud.

Señalábamos antes, que Bleichmar propone ampliar el concepto de inconsciente, diferenciándolo y distinguiendo además del inconsciente reprimido, un inconsciente originario: el de las interacciones con las figuras significativas, el de las identificaciones con esas mismas figuras, el inconsciente desactivado donde el deseo carece de fuerza y el sujeto aparece desvitalizado, o cuando aún el inconsciente aparece insuficientemente desarrollado. "Originario": "porque se organizó, desde el comienzo de la vida, en forma de procedimientos automatizados de cómo relacionarse con el otro y con el mundo".

En tal sentido, teniendo en cuenta estos diferentes tipos de inconscientes, uno de los objetivos del trabajo terapéutico consistiría en considerar al encuentro analítico como una oportunidad que propicie nuevas inscripciones de estos inconscientes.-

¿Qué sucede a nivel de esos otros sectores del inconsciente en Darío? A pesar de su edad cronológica parece estar atascado en conflictos vitales de otros tiempos. No puede resolver qué hacer con su vida, en términos laborales, no tiene independencia económica, tampoco afectiva. Aparece enojo, rabia, habla de odio, sin embargo podría estar muy asustado, tanto que no puede despegarse del núcleo familiar de origen. ¿Por qué necesita aún el amparo de la casa materna? ¿Por qué persiste la necesidad de proximidad física con la madre, la permanencia de la función materna en el rol de proveedora? Parece no haberse dado el pasaje del apego a la construcción de un espacio de intimidad que no requiera la permanencia del objeto en lo real.

"No es muy grande", habla del espacio habitacional y ¿cuánto espacio siente que hay en su mundo interno para dar cabida a los roles adultos que se supone le corresponden, cuánta libertad de movimiento tiene en realidad para accionar adecuada y cómodamente de acuerdo a sus expectativas?

¿Cuál podría ser el recorrido a seguir con Darío? ¿Con qué aspectos de sí mismo podría contactarse en primer término? ¿Está en condiciones de percibir cierto grado de inseguridad que lo mantiene dependiente de su madre? ¿Tiene acceso a través de la memoria declarativa a hechos históricos que den sentido a los rasgos que lo definen actualmente? ¿Cuál es su actitud en relación a la palabra del terapeuta? ¿Cómo se posiciona en la relación analítica? ¿Qué en su conducta en el aquí y ahora de esa relación, pone de manifiesto una modalidad de proceder que confirma o cuestiona lo que trae del afuera de la sesión?

A modo de reflexión final pensamos que nuestro quehacer profesional requiere desarrollar permanentemente la capacidad para ensanchar miradas, la capacidad de seguir indagando, ampliar la capacidad de escucha, admitiendo que nuestra propia humanidad le pone límites a lo que viene del otro. Se trata de diseñar una estrategia terapéutica que admita la incertidumbre que impone cada encuentro, sabiendo que acompañamos procesos cuyo destino final no nos es dado de antemano. El desafío según propone Bleichmar es descentrarnos de nuestra propia mente.