Los cambios en la representación social de la Convertibilidad
Hernán Fair (1)

1. Introducción

El concepto de representación social fue desarrollado por primera vez por Serge Moscovici (1979). El mismo concierne a la manera como nos representamos el mundo y nos permite interpretar lo que nos sucede, dándole un sentido. Moscovici lo define como "conjunto de conceptos, manifestaciones y explicaciones que se originan en la vida diaria, en el curso de comunicaciones interindividuales. Equivalen, en nuestra sociedad, al sistema de mitos y creencias propios de las sociedades tradicionales, y podría decirse que son la versión actual del sentido común" (2).
Su origen se remonta al concepto de Durkheim de representación colectiva. Este término, que incluye a la ciencia, mitos, religión, ideología, etc., se diferencia de las representaciones sociales porque se impone externamente y de manera coercitiva (Durkheim ,2003). Las representaciones sociales, en cambio, no se obtienen pasivamente sino que son co-construcciones activas. Además, mientras que para Durkheim las representaciones colectivas constituyen una realidad social sui generis, las representaciones sociales expresan una visión más dinámica, Moscovici considera que son creadas por los individuos en interacción mutua y en el curso de las conversaciones cotidianas (Moscovici, 1979).
Las representaciones sociales se diferencian, a su vez, del mito y de la opinión. La diferencia con el mito consiste en que éste constituye una ciencia total. Las representaciones sociales, en cambio, designan teorías sociales para representar un objeto de manera diversa. Al ser, como decía Ferdinand de Saussure (1961), todo significante polisémico, es decir, al tener muchos sentidos, no hay uno, sino varios tipos de representaciones posibles de un objeto (3) y estos varían, además, según cada grupo social y momento histórico. Pero tampoco debe confundirse la representación social con la opinión, pues éstas únicamente traducen la posición, la escala de valores de un individuo o una colectividad. La representación social implica, en cambio, una visión mucho más dinámica y de mayor interacción.

Si tenemos en cuenta que representar es sustituir a, estar en el lugar de, la representación es un acto de pensamiento por medio del cual un sujeto se relaciona con un objeto. A diferencia del conductismo, que reducía la relación del sujeto y del objeto a una relación entre estímulo y respuesta, Moscovici considera que la relación no es heterogénea, y que el sujeto y el objeto interactúan, modificándose entre sí. Esto se debe a que cuando nos representamos un objeto, lo estamos construyendo. En este sentido, podemos decir que las representaciones sociales son construcciones sociales de la realidad (Jodelet, 1993).

En el siguiente artículo nos proponemos analizar las diferentes representaciones sociales que se construyeron sobre la convertibilidad en distintos sectores sociales (empleados, profesionales, obreros, estudiantes y jubilados). El objetivo específico consiste en investigar los cambios en la representación social que se fueron produciendo en cada sector a través del tiempo. Para ello, realizamos una serie de entrevistas en un universo que abarca sujetos de todos los estratos sociales, de ambos géneros y en una edad comprendida entre los 24 y 82 años(4).
Como hipótesis principal sostenemos que en gran parte de la sociedad hubo, a través del tiempo, un cambio en la representación social de la convertibilidad. Mientras que en los primeros años de vigencia de la ley se creía que era beneficiosa para el país, actualmente se cree que resultó perjudicial. Sostenemos que mientras se creía en la primera opción, la convertibilidad se constituyó en lo que Ernesto Laclau (1996, 2005) denomina un "significante vacío", expresando una relación hegemónica. En cambio, cuando se sostuvo la segunda opción, dejó de existir esa relación y se pasó a relacionar a la convertibilidad con una ficción.

2. Contexto de instauración de la ley de convertibilidad

En medio de una crisis hiperinflacionaria sin antecedentes en la historia del país, con índices que llegarán a 78,5% en mayo y 114,5% en junio, sumando un total de 613% en sólo 6 meses (Clarín, 07/07/89), el presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) se verá obligado a renunciar cinco meses antes de terminar su mandato. Tras ser electo con el 47,5% de los votos, el líder del Partido Justicialista (PJ), Carlos Saúl Menem, asumirá en julio de 1989 la primera magistratura.
Durante los primeros 18 meses, el Gobierno luchó por dominar el aumento constante de los precios, aunque con un éxito relativo. Luego de la sucesión de varios ministros de economía, fue elegido Domingo Cavallo al frente de la cartera. El nuevo Ministro propuso un plan para establecer una paridad 1 a 1 de la moneda local con la moneda estadounidense. Luego de lograr la aprobación en ambas cámaras del Congreso, el 1 de abril de 1991 entró en vigencia la llamada Ley de Convertibilidad (Ley 23.928).
Como sostiene Thwaites Rey, el propósito de esta norma era crear un contexto de confianza en torno a dos cuestiones. En primer lugar, la durabilidad del nivel de paridad cambiaria, ya que sólo una nueva ley la podría cambiar; y, en segundo término, la demostración a los actores económicos externos e internos de la fuerte convicción del gobierno de mantener, al costo que fuera, su audaz apuesta de estabilidad (de precios básicos, cambiaria y monetaria) (Thwaites Rey, 2002: 45).
El compromiso que acordó el Estado de no emitir sin respaldo de reservas y satisfacer cualquier demanda de divisas o de pesos del mercado, lo obligó a una drástica reducción de sus gastos, que resolvió desprendiéndose sistemáticamente de todas sus empresas. El proceso de privatización de las empresas públicas, que se había iniciado dos años antes con la aprobación de las leyes de Reforma del Estado y de Emergencia Económica, se inscribía en el marco del modelo económico neoliberal. Para este modelo, cuyos antecedentes se remontan a los gobiernos neoconservadores de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Inglaterra, el Estado es considerado burocrático, corrupto e ineficiente. Por lo tanto, hay que reducirlo al máximo dejándole sólo sus funciones básicas: seguridad, justicia, salud y educación. También aboga por la descentralización, la reducción del gasto público, la desregulación económica y financiera, la flexibilización laboral y la apertura de la economía al capital transnacional(5). Todos estos cambios implicaron en los hechos el fin de la matriz "estadocéntrica" (Cavarozzi, 1997), donde el Estado intervenía en el mercado para regularlo y asignar bienes y servicios, y su reemplazo por el reino del mercado libre y autorregulado, un programa que venía implementándose, no sin contradicciones, desde mediados de la década del ´70 (Gambina y Campione, 2002; Basualdo, 2006).

La reforma integral del Estado, que incluyó la privatización del agua, la electricidad, los ferrocarriles, el gas, teléfonos, medios audiovisuales, aeropuertos, petróleo y correos, entre otros, significó para el Gobierno una importantísima fuente de ingresos que le permitió inyectar los dólares en la economía, necesarios para mantener la paridad de la moneda. Sin embargo, la mayoría de las privatizaciones se hicieron en los primeros años, por lo que los recursos dejaron de ingresar al Estado al poco tiempo. En ese contexto, necesitado de divisas para mantener la paridad monetaria, el Gobierno se vio obligado a buscar otra fuente de financiamiento. Esta fuente de ingresos fue constante y creció a ritmos vertiginosos durante las presidencias de Menem (1989-1999) y, posteriormente, de Fernando De la Rúa (1999-2001): el endeudamiento externo con los organismos multilaterales de crédito(6).

Durante la primera fase de la gestión de Cavallo (1991-1994), el logro de la estabilidad de precios y el alejamiento del fantasma de la hiperinflación implicaron una fuerte legitimación del programa de convertibilidad en todos los estratos sociales (Thwaites Rey, 1994). Pero no sólo se logró controlar la hiperinflación, sino que un sector importante de la sociedad tuvo acceso al crédito para adquirir viviendas, autos o electrodomésticos. Además, debido al dólar barato, muchos tuvieron la posibilidad de viajar al exterior para hacer turismo a precios módicos e importar tecnología también a bajos precios. Todos estos beneficios "tangibles" en la práctica cotidiana transformaron a la Ley de Convertibilidad en una realidad incontrastable de sentido común. Muchos sectores creyeron que se había producido una etapa de modernización y en los medios se hablaba del ingreso de la Argentina al "Primer Mundo", potenciado por el ingreso masivo de inversiones extranjeras y el fuerte crecimiento de la economía.
Con el conformismo general de gran parte de la población, y defendiendo la estabilidad lograda, Menem no tuvo dificultades en obtener sendas victorias en las elecciones legislativas de 1991 y 1993 y ser reelecto dos años después con casi el 50% de los votos en las elecciones presidenciales de mayo de 1995 (7).
Sin embargo, a principios de ese mismo año se produjo la crisis mexicana ("el Tequila"). En ese contexto, el esquema de crecimiento basado en el ingreso de capital externo (productivo y, principalmente, especulativo) comenzó a mostrar sus limitaciones cuando el flujo de capitales comenzó a detenerse. Para enfrentar la situación adversa, el Gobierno dispuso de un ajuste interno, conocido como "Segunda Reforma del Estado", cuyas consecuencias fueron la recesión, el desempleo, los problemas fiscales (caída de las ventas, la producción y el ingreso fiscal) y el endeudamiento público externo (para cubrir el déficit público) (Basualdo, 2000; Thwaites Rey, 2002).

Para las elecciones de 1999, la ciudadanía votó a De la Rúa como nuevo Presidente en busca de una mayor honestidad. La década menemista se había caracterizado por ser de una corrupción generalizada y se esperaba un cambio. Sin embargo, el modelo económico neoliberal –al igual que el régimen de convertibilidad- no fueron puestos en duda y continuaron vigentes. Si bien la pobreza, la desocupación y la inequidad en la distribución del ingreso se acrecentaban día a día, el sentido común de la mayoría de la población, a partir de los índices de inflación controlados y la posibilidad de acceder a las prácticas de consumo previamente inalcanzables, permitían que se siguiera asociando el significante convertibilidad con el logro de la estabilización monetaria, el crecimiento y la modernización. Si bien había pequeñas minorías que intentaban innovar planteando alternativas al modelo, su influencia social era escasa sobre la sociedad.

El gobierno de De la Rúa, acusado de incompetente, terminó abruptamente su mandato debido a la movilización espontánea a Plaza de Mayo de los días 19 y 20 de diciembre de 2001, luego de que el nuevamente Ministro de Economía, Domingo Cavallo, impusiese la confiscación de los ahorros de los depositantes para mantener el 1 a 1. A partir de ese momento, el país entró en una convulsión política producto del descontento general de la ciudadanía con toda la clase dirigente ("Que se vayan todos").
Previo paso de cinco presidentes interinos, la Asamblea Legislativa nominó a Eduardo Duhalde como presidente transitorio. Una vez asumido, el presidente tuvo que tomar la decisión fundamental de devaluar la moneda nacional a causa de la incontrolable fuga de depósitos al exterior. De esta manera, la devaluación puso fin, formalmente, a diez años de convertibilidad.

A continuación nos proponemos analizar las representaciones sociales vigentes en los distintos estratos sociales durante la vigencia del Plan de Convertibilidad (1991-2001), y tras su salida. Para ello, vamos a incluir, siguiendo el esquema de Moscovici (1979), tres dimensiones de análisis: A) La información que poseen los diversos sectores de la sociedad sobre la convertibilidad; B) el campo de representación, es decir, la imagen que manifiestan sobre el tema y C) la actitud ante la misma.

3. Dimensiones del análisis

A) Información.

La primera de las dimensiones que vamos a analizar se relaciona con la cantidad de conocimientos que tiene cada sector social acerca de la convertibilidad. A continuación expondremos las preguntas seleccionadas y las respuestas obtenidas.

Pregunta 1:

¿Qué era la convertibilidad?.

Respuesta correcta (una ley que fijó la paridad de la moneda local, el peso, 1 a 1 con el dólar estadounidense).

Respuesta incorrecta.

a) Algunos dieron una respuesta precisa y completa:

-"Es una ley a través de la cual se fija que un peso valga un dólar" (Empleado, 26 años).

-"Ley donde un peso es igual a un dólar" (Profesional, 31 años).

-"Es la ley que sacó Cavallo, en la época de Menem, por la cual un peso valía un dólar" (Cerrajero, 47 años).

-"Es un plan económico, instalado por el Congreso a través de una ley, que instalaba un peso igual a un dólar" (Profesional, 40 años).

-"Fue la ley que decía que el valor de un peso era igual a un dólar" (Empleado, 42 años).

Hubo un sujeto que amplió su definición a cuestiones técnicas, aunque olvidó decir que la convertibilidad era una ley:

-"La posibilidad de cambiar en forma automática peso por dólar americano. El Gobierno aseguraba la paridad cambiaria con iguales cantidades de pesos como de dólares por intermedio del Banco Central" (Profesional, 65 años).

 

Los sectores más informados explicaron las causas de su implementación:

-"Un sistema de paridad 1 a 1, impuesto por ley, a fin de reestructurar los programas financieros económicos que había en la década del ´80 (hiperinflación, etc.)" (Estudiante de ciencia política y empleado, 24 años).

-"Un sistema destinado a combatir la inflación, mediante la paridad cambiaria" (Estudiante de ciencia política y periodista, 26 años).

 

En otro caso, se manifestó que la convertibilidad era una ley, pero se dio una definición inexacta:

-"Un anclaje legal entre el valor del peso y una moneda extranjera" (Profesional, 38 años).

La gran mayoría de los entrevistados respondieron correctamente el concepto, pero omitieron referirse al aspecto legal de la convertibilidad:

-"Un sistema económico por el cual un peso era igual a un dólar" (Profesional, 52 años).

-"Mantener la moneda 1 a 1 con el dólar" (Encargado, 33 años).

-"La paridad cambiaria entre el peso y el dólar" (Empleado, 27 años).

-"El peso 1 a 1 con el dólar" (Obrero, 62 años).

-"Nivelar el peso argentino con el dólar que había antes" (Jubilada, 71 años).

-"La paridad del peso con el dólar" (Profesional, 44 años).

-"La igualación de un peso con el dólar" (Estudiante de ciencia política, 24 años; Empleado, 31 años).

-"La estabilización entre peso y dólar" (Empleada, 26 años).

-"Es cuando se puso el dólar al mismo valor que el peso, un dólar igual un peso" (Empleada, 47 años).

-"Homologación de la moneda nacional a la moneda de Estados Unidos (el dólar") (Profesional, 57 años).

-"Atar el valor del peso con el dólar" (Empleado y estudiante, 24 años).

-"La equiparación 1 a 1 del peso con el dólar" (Profesional, 53 años).

-"Sistema monetario que estableció un tipo de cambio fijo con paridad un peso iguala un dólar" (Empleado, 27 años).

 

Algunos entrevistados dieron una definición incompleta o confusa:

-"El 1 a 1" (Estudiante, 24 años; Empleado, 28 años).

-"El valor de nuestra moneda es igual al valor de una moneda fuerte" (Profesional, 49 años).

-"Un modelo económico en el cual se determinaba un tipo de cambio dólar fijo (Profesional, 32 años).

-"La relación moneda extranjera con el peso argentino" (Profesional, 48 años).

-"El cambio de moneda" (Empleado de seguridad, 32 años).

-"Un plan económico organizado por Cavallo" (Estudiante de ciencia política, 24 años).

-"Cuando estaba 1 a 1 con el peso" (Empleado, 29 años).

-"El paso de nuestra moneda, considerando al dólar como un peso igual a un dólar" (Profesional, 40 años).

 

Sólo una pequeña minoría dio una respuesta totalmente incorrecta, confundiendo el concepto de convertibilidad con el de devaluación de la moneda:

-"Disminuir el valor del peso al dólar" (Empleado, 52 años).

-"Cuando se pasó de dólares a pesos" (Jubilada, 75 años).

 

No se presentaron casos que dijeran no saber qué era la convertibilidad.

Pregunta 2:

¿En qué año se implementó la convertibilidad?

a) Respuesta correcta (1991).

b) Respuesta incorrecta o no sabe/ no contesta.

a) Esta pregunta fue la que generó mayor incertidumbre, ya que menos de la mitad dio la respuesta correcta (Profesional, 38 años; Estudiante de ciencia política y periodista, 26 años; Encargado, 33 años; Estudiante de ciencia política y empleado, 24 años; Estudiante, 28 años; Profesional, 31 años; Empleado, 27 años; Profesional, 44 años; Profesional, 65 años; Estudiante de ciencia política, 24 años; Profesional, 57 años; Profesional, 53 años; Profesional, 49 años; Empleado, 28 años).

Algunos entrevistados respondieron por períodos históricos:

-"En la época de Menem" (Empleada, 47 años; Profesional, 48 años).

-"Con Menem" (Empleado, 29 años)

-"En los ´90" (Empleado, 37 años).

Otros respondieron erróneamente o no tenían respuesta:

-"1989" (Empleada, 37 años).

-"1990" (Empleado y estudiante, 24 años; Empleado, 42 años; Profesional, 40 años, Profesional, 52 años; Jubilado, 82 años; Profesional, 32 años).

-"1992" (Obrero, 62 años; Empleado, 27 años; Empleado, 31 años; Estudiante, 28 años).

-"1993" (Empleado, 26 años).

-"1994" (Empleado de seguridad, 32 años; Empleada, 26 años).

-"No sé" (Cerrajero, 47 años, Estudiante, 24 años).

-"No me acuerdo" (Estudiante de ciencia política, 24 años).


Hubo casos en que se alejaron por varios años de la respuesta correcta:

-"1981" (Empleado, 52 años).

-"2000" (Jubilada, 71 años).

-"2001" (Jubilada, 75 años).

 

Pregunta 3:

¿Quién fue el Ministro de Economía que implementó la convertibilidad?

a) Respuesta correcta (Domingo Cavallo).

b) Respuesta incorrecta.

a) La gran mayoría de los entrevistados respondieron correctamente la pregunta. Esto está relacionado íntimamente con la respuesta a la pregunta anterior, ya que Cavallo fue Ministro de Economía en los primeros años de la década del ´90 (1991-1996), durante la presidencia de Carlos Menem.

Hubo un caso, sin embargo, que situó como la respuesta correcta al Ministro de Economía de la última dictadura militar argentina (1976-1983):

-"Martínez de Hoz (8)" (Empleado, 52 años). Es la misma persona que había dicho que la convertibilidad se había iniciado en 1981.

En otros casos, se lo confundió con los ministros inmediatamente anteriores a

Cavallo:

-"Roig" (9) (Jubilado, 82 años).

-"Erman González" (10) (Empleada, 37 años).


B) Campo de representación.

Esta dimensión analiza el contenido concreto de las proposiciones, las imágenes que los diferentes sectores se construyen sobre la convertibilidad. Se apeló, para ello, a una serie de entrevistas abiertas con el objeto de ampliar el desarrollo de las respuestas.

Pregunta 1:

Durante los primeros años de la convertibilidad, ¿creía que su implementación era beneficiosa o perjudicial para la economía?. ¿Por qué?.

a) Beneficiosa.

b) Perjudicial.

c) No sabe/ no contesta.

a) Muchos asociaron a la ley del 1 a 1 con el fin de la hiperinflación y el logro de la ansiada estabilidad:

-"Pudimos salir de la hiperinflación" (Profesional, 40 años).

-"(Dio) solución al problema de la inflación" (Empleado y estudiante, 24 años).

-"Fue beneficiosa, por la gran inflación que hemos vivido toda la vida. Nos salvamos" (Obrero, 62 años).

-"Evitaba la inflación" (Profesional, 44 años).

-"Trajo estabilidad al país" (Profesional, 53 años).

-"Imponía una estabilidad de precios que, por lo menos, yo nunca había conocido y teníamos que olvidarnos, por un tiempo, de un golpe inflacionario" (Empleado, 42 años).

-"Beneficiosa, por la estabilidad, las inversiones que venían" (Empleado, 37 años).

-"Después de la escalada inflacionaria de 1989, trajo tranquilidad" (Profesional, 52 años).

 

Otros lo relacionaron con el acceso al "Primer Mundo", a partir de la fortaleza de la moneda nacional:

-"Creía que estábamos más como el resto del mundo, como en Estados Unidos y Europa. Al valer un peso igual que el dólar, era como si el peso valía más y tenía como más respaldo ante el resto del mundo" (Empleada, 47 años).

-"(significaba) la idealización de haber ingresado al Primer Mundo, digamos" (Empleado, 31 años).

-"Decíamos, ¡mirá qué bábaro!, la ilusión de que nuestra moneda valía igual que un país fuerte" (Profesional, 49 años).

También se lo asoció a la posibilidad de acceder a beneficios como el crédito barato para comprar viviendas, viajes al exterior e importación de productos a bajo precio:

-"Te permitía sacar créditos y viajar y esas cosas" (Encargado, 33 años).

-"Había más crédito" (Empleado, 29 años).

-"Sentí que era una manera de estar más cerca del mundo, las distancias y las posibilidades de acceder a cosas era grande y atractiva" (Profesional, 31 años).

-"Pude hacer un montón de cosas que en otro momento no la hubiera podido hacer, por ejemplo, me pude comprar el departamento y todo lo que implica la comodidad en un hogar. Además, poder viajar sin pensarlo, ¡y me iba tres meses!" (Empleada, 37 años).

-"Te permitía viajar al exterior y comprarte cosas" (Estudiante de ciencia política, 24 años).

-"Tenías acceso a bienes de uso que uno capaz no podía adquirir, como viajes al exterior" (Empleado, 31 años).

-"Generaba en la mayoría la sensación de poder acceder a gastos hasta ese momento insospechados por ser inaccesibles" (Profesional, 52 años).

 

En un caso, se lo relacionó también con la modernización tecnológica del país, consecuencia de la sobrevaluación cambiaria:

 

-"Tuvo una etapa inicial buena y productiva por la modernización de toda la tecnología del país" (Profesional, 32 años).

Algunos otros, sin embargo, asociaron a la convertibilidad, ya desde un principio, con una "ficción" o una "burbuja" que era "insostenible" a largo plazo:

-"Nunca un peso podía valer (igual que) un dólar, y no podíamos quedar atados a la economía estadounidense, porque Argentina es un país totalmente distinto" (Cerrajero, 47 años).

-"Estaba basado en una ficción que, a la corta o a la larga, iba a explotar. El 1 a 1 implica que las economías de ambos países (Argentina y Estados Unidos) eran iguales, lo cual era insostenible" (Periodista y estudiante de ciencia política, 26 años).

-"Vivíamos en una burbuja artificial" (Jubilada, 72 años).

-"Era una paridad ficticia tener los mismos valores que el país más poderoso de la tierra" (Profesional, 38 años).

-"Era ficticia, porque tener un peso era igual a un dólar en el extranjero, pero no era igual a otras monedas en el resto del mundo" (Profesional, 40 años).

-"Era un engaño, no se iba a poder sostener nunca" (Empleado de seguridad, 32 años).

-"Era una convertibilidad fantasiosa" (Empleado, 28 años).

 

También se lo relacionó con el crecimiento del endeudamiento externo:

-"Para poder solventar ese sistema, había que adquirir una gran cantidad de dólares en el extranjero a fin de mantener esa paridad. De tal forma, se incrementó la deuda externa" (Estudiante de ciencia política y empleado, 24 años).

En algunos casos, la oposición a la convertibilidad estaba asociada con la situación personal vivida, ya se a través de la reducción de personal como consecuencia del proceso de privatización de las empresas públicas, ya sea a través del proceso de desindustrialización favorecido por la apertura y la desregulación comercial:

-"Vengo de una familia que es bastante politizada y mi papá, en ese momento, me explicó que no iba a servirle al país. Además, como mi papá trabajaba en Obras Sanitarias (11), veía cómo iban despidiendo a la gente" (Empleado, 26 años).

-"No se aprovechó el momento para crear nuevas industrias y favorecer el crecimiento. Me ayudó la información brindada por mis pacientes (es psicóloga) de distintas actividades (por ejemplo, de la industria textil)" (Profesional, 49 años).

-"Yo soy del sur, y esta convertibilidad favoreció a ciertos sectores de la población, pero otros, los agrícolas de mi pago, terminaron todos fundidos" (Profesional, 40 años).

 

c) También hubo casos que no tenían una opinión formada en ese entonces:

 

-"No tenía idea en ese momento qué podía ser" (Empleada, 26 años).

-"No me importaba" (Estudiante, 24 años).

-"No tenía conciencia" (Estudiante de ciencia política, 24 años.)

-"No contaba en ese momento con experiencias personales anteriores o conocimientos en economías de mercado para poder evaluar el tema" (Empleado, 27 años).

-"En ese período no podía discernir si era beneficioso o no" (Estudiante, 28 años).

 

Pregunta 3:

Actualmente, ¿cree usted que la convertibilidad resultó beneficiosa o perjudicial para el país?. ¿Por qué?.

a) Beneficiosa.

b) Perjudicial.

c) Ni beneficiosa ni perjudicial.

Esta pregunta fue efectuada para analizar los cambios en la representación social de la convertibilidad a través del tiempo. Se utilizó nuevamente una metodología basada en entrevistas semi-estructuradas con el objeto de ampliar el desarrollo de las respuestas.

a) Hubo un sólo caso que siguió creyendo que la convertibilidad era beneficiosa una vez devaluada la moneda y salido del sistema de paridad cambiaria:

-"El país estaba en una situación mejor que la actual, si no se pudo adaptar a los tiempos, se debe a que la economía no es algo inmutable, sino que se va adecuando con el transcurso del tiempo. (Además), no se hicieron las correcciones necesarias en el momento oportuno" (Profesional, 48 años).

Sin embargo, cuando se le pregunta al entrevistado si sería conveniente volver a implementar el 1 a 1, contesta lo siguiente:

-"En la actualidad, no, porque no se dan las mismas circunstancias".

b) Algunos asociaron a la convertibilidad con la destrucción de la industria nacional a partir del incentivo que produjo a las importaciones:

-"Permitió la entrada masiva de productos y servicios más baratos y sin trabas aduaneras lo que ocasionó el cierre indiscriminado de fuentes de producción" (Profesional,65 años).

-"Se destruyó la industria nacional" (Empleado, 26 años).

-"Generó una desindustrialización enorme" (Estudiante de ciencia política, 24 años).

-"(Significó) la destrucción de la industria nacional" (Estudiante de ciencia política y periodista, 26 años).

-"Fue perjudicial desde cualquier punto de vista, especialmente en el área de la industria, porque no se producían ni bienes ni servicios, se importaban porque era más barato. Lo mismo sucedía cuando el país quería exportar, como no se invertía en maquinarias, no se producía y, por ende, no se exportaba" (Estudiante y empleado, 24 años)

-"Terminaría de aniquilar nuestra industria" (Profesional, 40 años).

-"Hubo mucha exportación y poca exportación y nos fuimos al carajo" (Obrero, 62 años).


A las personas que creían que la convertibilidad era una ficción ya desde su implementación, una vez salido del 1 a 1 se le sumaron varios más que ahora cambiaban de parecer:

-"Fue una mentira" (Empleado, 37 años).

-"Vivíamos en una nube de pedo, porque realmente el peso no valía un dólar. Sólo en la Argentina teníamos ese concepto. En el exterior, aunque a nivel numérico un peso era igual a un dólar, el valor económico del peso estaba por debajo del dólar" (Empleada, 47 años).

-"Se basaba en una ficción" (Profesional, 44 años).

-"Vivíamos en una fantasía de pensar que con un peso éramos los dueños del mundo y estábamos destrozando al país" (Cerrajero, 47 años).

-"Fue irreal" (Empleada, 37 años).

-"Era una ilusión creer que el peso argentino tenía el mismo respaldo que el dólar" (Estudiante y empleado, 24 años).

-"Vivíamos en una mentira porque la convertibilidad nunca existió, era una pantalla. Si realmente hubiera existido, no hubiera habido devaluación" (Empleada, 26 años).

-"Era ficticia, no podemos creernos que tenemos una moneda tan fuerte como el dólar o la libra inglesa" (Profesional, 32 años).

 

Algunos lo relacionaron con el deterioro de las condiciones socioeconómicas (incremento de la desocupación, desigualdad, pobreza):

 

-"Nos quedamos todos sin laburo" (Obrero, 62 años).

-"(significó) el crecimiento de la brecha social" (Estudiante de ciencia política y periodista, 26 años).

-"Económicamente destrozó al país" (Empleado, 42 años).

-"Desembocó en mayor cantidad de desocupados, mayor pobreza y peor distribución del ingreso" (Estudiante de ciencia política, 24 años).

-"Salimos perdiendo económicamente" (Estudiante, 24 años).

-"Nos dejó sin trabajo, muchos desocupados" (Profesional, 49 años).

-"Se deterioraron las condiciones socioeconómicas" (Estudiante, 28 años).

-"Fue perjudicial, por la gran cantidad de desempleo que generó y la gran brecha que se abrió entre los ricos y los pobres. Los pobres eran cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos" (Empleado, 26 años).

-"Perjudicó y destruyó la industria nacional, cierre de fábricas, privatizaciones, desempleo, hambre" (Profesional, 31 años).

-"Significó un verdadero retroceso económico" (Profesional, 52 años).

-"Trajo mucha pobreza, un gran desequilibrio interno" (Jubilada, 71 años).

 

Otros, por su parte, hicieron hincapié en el proceso de creciente endeudamiento externo:

 

-"Fue endeudarse sin respaldo" (Encargado, 33 años).

-"Se basaba en el endeudamiento externo" (Profesional, 53 años).

-"Atrás había otro plan. El plan era endeudar más al país y entregarlo al capital extranjero" (Empleado, 37 años).

 

Hubo un caso que confundió la convertibilidad con la devaluación. Según él, la convertibilidad siempre fue perjudicial porque:

-"Si tenías una deuda en dólares quedabas arruinado, como (el actor Luis) Landriscina" (Empleado, 52 años).

c) Un entrevistado consideró que "la convertibilidad, como hecho aislado, no fue ni beneficiosa ni perjudicial" (Empleado, 27 años).

 

Finalmente, cabe destacar que no hubo respuestas que dijeran no saber si la convertibilidad resultó beneficiosa o perjudicial para el país una vez salido de este sistema.

Pregunta 4:

¿Cree usted que fue conveniente salir de la convertibilidad?.¿Por qué?.

Sí.

No.

No sabe/ no contesta.

 

a) La inmensa mayoría manifestó que fue conveniente salir del 1 a 1, aunque se expresaron dos motivos diferentes:

1. Porque era una ficción:

-"Era necesario, porque era irreal" (Empleada, 47 años; Jubilada, 71 años).

-"La paridad no era tal" (Estudiante de ciencia política, 24 años).

-"Era inevitable, porque estábamos descolocados con respecto a la economía mundial y Argentina se había convertido en uno de los países más caros del mundo" (Cerrajero, 47 años).

-"Hubo que salir, porque había una cierta irrealidad" (Empleado, 31 años).

-"Es una manera de no seguir mintiéndonos con respecto a la verdadera situación del país" (Profesional, 57 años).

-"Fue una ilusión y no se puede vivir de ilusiones, se termina pagando la irrealidad" (Profesional, 49 años).

 

2. Porque creó fuentes de trabajo:

-"Para dar trabajo y que se deje de importar todo y se empiece a mover el mercado interno" (Empleado, 26 años).

-"De alguna manera se reactivó a la industria pequeña y mediana" (Profesional, 40 años).

-"Permitió, entre otras cosas, crear más fuentes de trabajo y nuevas condiciones económicas" (Empleado, 27 años).

 

Pero muchos pusieron reparos por la forma en la que se devaluó, recordando la pesificación asimétrica (12):

-"No de la manera en que lo hicieron" (Profesional, 44 años).

-"Era imprescindible salir del sistema. Lo malo fue hacerlo sin tener ningún recaudo como reservas, pesificación asimétrica, etc." (Empresario, 65 años).

-"(Fue conveniente pero) no como se salió, benefició a unos pocos" (Empleado, 37 años).

-"Sí, pero de la forma en que se salió no fue conveniente" (Profesional, 40 años).

-"No fue beneficioso para todo el mundo, para un sector no y un sector sí, pero, por lo menos vamos a tener más laburo" (Obrero, 62 años).

-"Perjudicó a mucha gente" (Empleada, 26 años).

-"Me parece que no fue bien implementado, no se tomaron los recaudos necesarios para evitar el derrumbe económico de la mayoría" (Profesional, 52 años).

-"La forma de salir fue caótica" (Periodista y estudiante de ciencia política, 26 años).

-"Sí, pero no así" (Profesional, 38 años; Profesional, 53 años).

-"Se sanan los excesos con la plata del que labura" (Empleado, 27 años).

-"Creo que fue conveniente en cuanto a aclarar las cuentas, pero no fue conveniente cómo se hizo" (Profesional, 49 años).

-"Debimos salir (...) paulatinamente para que no sea un cambio tan brusco como el que sufrimos" (Profesional, 32 años).

 

En un caso, los reparos tuvieron otros motivos:

-"Era un momento político muy peligroso" (Empleado, 42 años).

 

b) No hubo encuestados que considerasen que no era conveniente la devaluación del peso. Esto se condice con la imagen, prácticamente unánime después de la devaluación, de que la convertibilidad resultaba perjudicial para el país.

Sin embargo, se obtuvieron algunos casos que dijeron no saber si había sido conveniente devaluar (Empleado, 29 años; Empleada, 31 años; Estudiante de ciencia política, 24 años; Profesional, 31 años). El motivo se debe, probablemente, a que los sujetos observaron las consecuencias negativas que generó a corto plazo esta medida en la sociedad.
Además, otro entrevistado manifestó que su costo "no se puede determinar" (Profesional, 48 años). Era el mismo sujeto que seguía viendo beneficiosa a la convertibilidad una vez salido del régimen, a pesar de oponerse a que sea reimplantada nuevamente.

 

Pregunta 5:

¿Cree que sería conveniente volver a implementar la convertibilidad?. ¿Por qué?.

Casi el total de las respuestas, en sintonía con la visión de la Convertibilidad como una "irrealidad", se manifestó en contra de que se implementase nuevamente la ley del 1 a 1. Entre los que piensan de este modo se incluye, también, a los que creen que la convertibilidad fue beneficiosa mientras estuvo en vigencia:

-"Hay que mantener la moneda como está para poder fomentar las exportaciones y así generar las ganancias suficientes para auto-financiarse" (Estudiante y empleado, 24 años).

-"No es necesario" (Empleado, 42 años).

-"Sería imposible" (Encargado, 33 años).

-"Sería volver a engañarnos" (Empleada, 26 años).

-"No, en tanto y en cuanto no es una realidad" (Profesional, 49 años).

-"Jamás, mientras yo viva" (Jubilado, 82 años).

 

Algunos casos, sin embargo, abrieron la posibilidad de volver a implementar la ley si se dieran las circunstancias adecuadas:

-"En la actualidad, no, porque no se dan las mismas circunstancias" (Profesional, 48 años).

-"Depende de las situaciones económicas y sociales del país y del mundo" (Profesional, 57 años).

 

C) Actitud.

A partir de las respuestas recogidas, es posible discernir las orientaciones de los encuestados entre los que poseían una actitud favorable en el tiempo que duró la convertibilidad y los que cambiaron de parecer o siempre tuvieron una actitud desfavorable a la ley. De este modo, podemos establecer el siguiente esquema:

Los que tuvieron transitoriamente una actitud favorable:

a- Creían que la implementación de la convertibilidad era beneficiosa para el país, ya que controló la hiperinflación y generó estabilidad.

b- Consideraban que la convertibilidad permitía acceder al crédito barato y el ingreso al Primer Mundo a partir de la entrada masiva de inversiones, los viajes al exterior y la posibilidad de comprar productos importados a bajo precio.

c- Creían que la paridad con el dólar debía continuar.


Los que tienen actualmente o tuvieron siempre una actitud desfavorable:

a- Creen que la implementación de la convertibilidad fue perjudicial para el país, ya que la consideran una mentira.

b- Consideran que la convertibilidad destruyó a la industria local y generó desocupación, pobreza e inequidad en la distribución del ingreso. Además, aumentó el endeudamiento externo.

c- Creen que era necesario devaluar la moneda para salir del 1 a 1.

d- Piensan que no debe volver a implementarse la convertibilidad.

 

4. Algunas consideraciones sobre las entrevistas

En las entrevistas fueron utilizadas tres variables: el nivel socioeconómico, la edad y el género. El objetivo de ello consistía en intentar establecer si había algún tipo de relación entre estos elementos y las tres dimensiones analizadas (información, campo de representación y actitud).
Con respecto a la primera de las variables, las entrevistas determinaron en la segunda pregunta (año de implementación de la ley), una relación directamente proporcional entre la profesión y la cantidad de información sobre el tema, de manera tal que a mayor nivel socioeconómico, hubo una mayor precisión en la información, y a menor nivel socioeconómico, un menor nivel de precisión. Sin embargo, no se pudo establecer esa relación en las otras dos preguntas de dicha dimensión. Si bien es posible que hubiere realmente una relación entre estas variables, lo acotado de la muestra no permitió establecerlo con claridad.
En cuanto a la variable edad, se determinó en la cuarta pregunta (imagen de la convertibilidad mientras estuvo en vigencia), una relación entre ésta y el campo de representación, de forma tal que los sujetos que no tenían en un comienzo ninguna representación social del 1 a 1, fueron siempre los de menor edad (entre 24 y 28 años). Esto se lo puede relacionar a que la convertibilidad se implementó en 1991, cuando estos sujetos eran apenas adolescentes. En este sentido, vivieron gran parte del tiempo que estuvo en vigencia siendo menores de edad y, por lo tanto, estaban menos informados para tener una imagen formada sobre el tema.

También se observó una relación entre los individuos de mayor edad que creyeron que la convertibilidad era beneficiosa, y su asociación con la estabilidad. Esto puede deberse a que los encuestados de mayor edad vivieron personalmente, entre 1989 y 1991, el problema de la inflación. Los sujetos de menor edad, en cambio, eran demasiado pequeños cuando se puso en vigencia la famosa ley que logró controlar ese gran problema que acechaba a los argentinos. Pero también puede deberse, como lo muestran algunas entrevistas (13), a que los sujetos de mayor edad tuvieron que convivir con más de 40 años de ciclos de inflación constante(14). Los más jóvenes, en cambio, no han tenido que vivir esa experiencia. En este sentido, estos sujetos relacionaron más que nada al 1 a 1 con los otros beneficios que generó y que se extendieron hasta que fue derogada la ley (entrada masiva de inversiones extranjeras (15), posibilidad de viajar al exterior y acceso al crédito y a productos tecnológicos a precios módicos). Puede suponerse, por otra parte, que el tema del consumismo adquiere más relevancia en los sectores juveniles que en los de mayor edad, especialmente en lo que refiere al consumo de tecnología electrónica y automóviles, signos que otorgan cierto status y que son fuertemente apreciados en estos sectores (16).
Por último, en lo que respecta a la variable género, no se pudo determinar una relación entre la misma y las tres dimensiones analizadas.

 

5. Las dos representaciones sociales sobre la convertibilidad

A partir de las respuestas obtenidas, podemos establecer dos representaciones sociales opuestas sobre la convertibilidad: 1) La convertibilidad como significante vacío y 2) la convertibilidad como ficción.

1) La convertibilidad como "significante vacío"

El significado de un significante, ahí donde enganchamos algo que puede parecerse a un sentido, viene siempre del lugar que el mismo significante ocupa en otro discurso.

Jacques Lacan, Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis

Sabemos, a partir de Saussure (1961), que todas las estructuras significativas son un sistema de diferencias y que, por lo tanto, las identidades son puramente relacionales. El problema es que, como señala Ernesto Laclau, la posibilidad del sistema es equivalente a la posibilidad de sus límites y los límites presuponen una "frontera de exclusión" (Laclau, 1996: 71-72). En esta frontera que se delimita, todos los elementos que la componen son equivalentes entre sí, en la medida en que todos se forman como exclusión de una primera identidad. Sin embargo, prosigue Laclau, diferente es la cuestión si el sistema, constituido a través de la "exclusión radical", intenta transformar en equivalentes las diferencias positivas que lo constituyen. Esto anuncia el surgimiento de lo que el autor denomina un "significante vacío" (Laclau, 1996, 2005).
Según Laclau, la condición para que esta operación sea posible es que lo que está más allá de la frontera de exclusión sea reducido a la "pura negatividad", es decir, a la "pura amenaza" que ese más allá presenta a las diferencias interiores del sistema (Laclau, 1996: 73-74). Pero las categorías excluidas, para lograr constituirse en los significantes de lo excluido, tienen que cancelar sus diferencias a través de la formación de una "cadena de equivalencias" (Laclau y Mouffe, 1987) de aquello que el sistema "demoniza" a los efectos de poder significarse a sí mismo (Laclau, 1996: 74). La última condición, en este sentido, es que las diferencias antagónicas que separan a los dos sistemas formen dos campos irreductibles estructurados alrededor de dos cadenas equivalenciales que sean incompatibles entre sí (Laclau, 2005: 110). De este modo, la frontera de exclusión, pese a conformar una "amenaza externa" que hace imposible la constitución del sistema, resulta, a su vez, condición necesaria para constituir la propia identidad (Laclau, 1996: 104-108).
En resumidas cuentas, un significante vacío se forma mediante la constitución de una cadena de equivalencias a partir de una dispersión de demandas fragmentadas que se unifican en un "punto nodal" (Laclau y Mouffe, 1987) o "punto de capiton" (Zizek, 1992) que actúa como contraposición a otra cadena de equivalencias amenazante del sistema (Laclau, 2005: 151). ¿Y cuál es la importancia que adquieren estos significantes vacíos?. Laclau parte de la base de que lo que llamamos sociedad es, en realidad, la ficción del deseo de "suturar" una estructura que se encuentra necesariamente ausente (Laclau y Mouffe, 1987: 153-154). En otras palabras, parte de la idea, basada en el psicoanálisis lacaniano, de que existe un espacio de relaciones entre individuos y grupos que desean alcanzar una sociedad unificada (el "Uno" o "rasgo unario") (Lacan, 1987, 2003, 2006). Sin embargo, lo que tenemos en realidad es una "totalidad fallada", el sitio de una "plenitud inalcanzable" (Laclau, 2005: 94). La función que cumplen estos significantes (palabras, imágenes) reside, precisamente, en que, pese a que representan una particularidad, actúan simbólicamente refiriéndose a la cadena equivalencial como una totalidad (Laclau, 2005: 125). De este modo, al igual que el "significante Amo" lacaniano (Lacan, 2006), cumplen la función política de generar un "cierre" o "sutura" de la comunidad. Esta "clausura" de todo el espacio social, pese a ser imposible, resulta necesaria y, más aún, indispensable, para constituir toda identidad política hegemónica(17).

Veamos ahora qué ocurrió con la convertibilidad. Como dijimos, durante los primeros meses, el regreso del fantasma de la hiperinflación y del desborde social continuaba acechando. En ese contexto, el Orden no se expresaba más que como una "ausente plenitud de la comunidad" (Laclau, 1996: 104), como una "falta constitutiva" (Laclau, 1996: 114) que ningún objeto podía "llenar".
El 1 de abril de 1991 marcaría, sin embargo, el inicio de una profunda transformación en el momento en que entrase en vigencia la llamada Ley de Convertibilidad. Mediante esta ley, que en realidad actuaba como un Plan más amplio, al estar asociado a las privatizaciones y al endeudamiento externo, se logrará, finalmente, estabilizar los precios. Este éxito dará origen, entonces, en gran parte de la población, a una representación social que relacionaba a la convertibilidad con la estabilidad.
Según Moscovici, "una representación social emerge donde existe un peligro para la identidad colectiva" (Moscovici, 1979: 121). En este caso, el peligro latente que acechaba era la vuelta al caos y la inestabilidad económica y social que había generado la hiperinflación de 1989 (18). En este sentido, la ley del 1 a 1, con la estabilización monetaria, representaba una exclusión radical de la amenaza latente que significaba la inflación.

Pero, como señala Laclau, las categorías excluidas, para ser los significantes de lo excluido, tienen que cancelar sus diferencias a través de "la formación de una cadena de equivalencias de aquello que el sistema demoniza a los efectos de significarse a sí mismo" (Laclau, 1996: 74).
Durante la convertibilidad, precisamente, no sólo se formó una "frontera de exclusión" con respecto al caos de la inflación, y una identificación con la estabilidad. También se constituyó, como vimos, una equivalencia con una serie de significantes entre los que se encuentran la entrada de inversiones extranjeras, la modernización tecnológica a partir del acceso a precios módicos a los adelantos de los países desarrollados, la posibilidad de viajar al exterior también a bajos precios, y un mayor acceso al crédito para consumo personal.
En ese contexto, potenciado por el establecimiento de una paridad institucionalizada, se originó una relación de equivalencia que se asociaba a los países "modernos" y "desarrollados" del llamado "Primer Mundo" que vaciaba toda dimensión diferencial con estos, y una exclusión con respecto a los países "atrasados" del Tercer Mundo. En otras palabras, las prácticas de consumo promovidas por la Convertibilidad y "objetivadas"(19) en la práctica cotidiana, más el establecimiento de una paridad cambiaria establecida de manera legal que representaba una equivalencia 1 a 1 de la moneda local con el dólar, implicaba la pura cancelación de toda diferencia con los Estados Unidos y, por extensión, con el resto de los países desarrollados. De este modo, se dejaba de lado cualquier distancia que pudiese haber en la fortaleza mundial de ambas monedas, y, al mismo tiempo, se lograba consolidar la frontera de exclusión de la pura negatividad de la inflación y el subdesarrollo del Tercer Mundo.

El problema es que el ser del sistema, que es representado a través del significante vacío, es "constitutivamente inalcanzable, porque cualquiera que sean lo efectos sistémicos que factualmente existan serán siempre el resultado del compromiso inestable entre equivalencia y diferencia" (Laclau, 1996: 75). En otras palabras, la equiparación de las monedas que estableció la convertibilidad, presuponía la prevalencia de la equivalencia con Estados Unidos, pero sin tener en cuenta las inocultables diferencias existentes entre ambos países. Precisamente, como vimos, ésa es la función de los significantes vacíos: "renunciar a su identidad diferencial a los efectos de representar la identidad puramente equivalencial de un espacio comunitario" (Laclau, 1996: 78). Esta pura función equivalencial, metaforizada en la noción del 1 a 1, esto es, un 1 que es igual a otro 1 y por lo tanto es un solo 1, representaba la "plenitud ausente" en la comunidad, es decir, aquello a lo que aspiraba pero no podía alcanzar la sociedad, el objetivo no realizado.

Esta relación por la que un contenido particular pasa a ser el significante de la plenitud ausente es lo que Laclau denomina una "relación hegemónica", y la presencia de los significantes vacíos, al universalizar su contenido particular, son la condición misma de toda hegemonía (Laclau, 1996: 82 y 2005). En el caso de la convertibilidad, vimos que la situación social previa era desbordante debido a la hiperinflación y los saqueos a supermercados. En ese contexto, el 1 a 1 vino a imponer un orden, una estabilidad. Sin embargo, la Convertibilidad no sólo representaba socialmente el logro de la estabilidad, sino que excedía este significante para incorporar una serie de nuevos significantes equivalenciales constituidos por el acceso al "crédito masivo", la "modernización" y la "inserción internacional". En ese contexto, podemos afirmar que el significante convertibilidad se constituyó como un significante que logró "vaciar" su particularidad inherente para formar una relación hegemónica (20).

Antes de la devaluación del peso, en enero del 2002, los "hábitus" (21) de consumo tangibles en la práctica cotidiana no habían permitido la conformación de un discurso alternativo al neoliberal, y que criticase la convertibilidad, más allá de pequeños sectores de izquierda(22). El sentido común decía que la "realidad" era que había una paridad con la principal potencia del mundo y que no sólo se había concluido de manera efectiva y concreta con la hiperinflación, que licuaba los salarios, sobre todo de los más pobres, sino que el 1 a 1 establecía beneficios materiales en gran parte de la población. De esta manera, si alguien decía en plena época menemista de modernización, estabilidad y consumismo desenfrenado, que la convertibilidad era imaginaria, era irremediablemente excluido de la sociedad por estar escindido de la realidad (23). En este sentido, podemos decir que había "fuertes presiones hacia la conformidad en el grupo a fin de obligar a los individuos "desviados" a conformarse"(24).

Cabría preguntarse si entre las consecuencias que generó la convertibilidad, tuvo influencia en la población el aumento de la pobreza, la desocupación y la inequidad en la distribución del ingreso cada vez mayores, principalmente, a partir de la crisis del Tequila de diciembre de 1994. Sin embargo, Menem no sólo fue reelegido por el 49,9% de la población en mayo del año siguiente, lo que representaba un porcentaje mayor al que había obtenido 6 años atrás, sino que el espacio alternativo al menemismo -que comenzó a crecer con fuerza a partir de la conformación de la Alianza entre la UCR y el Frepaso en 1997 y culminó con su llegada al gobierno en octubre de 1999- en ningún momento puso en duda la vigencia del Plan de Convertibilidad. Su oposición, en cambio, se limitó al aspecto institucional, exigiendo la defensa de la "seguridad jurídica", el respeto a la independencia de los poderes y una mayor honestidad en la función pública (25).

Pero la hegemonía tiene la característica de ser inestable (Laclau, 1996, 2005), y finalmente se disolvió con la devaluación del peso. La salida de la convertibilidad, producto de la incontrolable fuga de depósitos (26), obligó, en enero del 2002, a devaluar la moneda al entonces presidente provisional Eduardo Duhalde y cambió el contexto político al sacar de la "burbuja" en la que estaba inmersa gran parte de la ciudadanía. El fin de la supuesta equivalencia con el país más poderoso del planeta significó también el fin de las prácticas de consumo masivo que había traído aparejado el 1 a 1, y comenzó a significarse que lo que se creía como una "realidad" incontrastable, era en verdad una "ficción" descarada. Es decir, que sólo a partir de que se hicieron presentes los "efectos desestructurantes" (Zizek, 1992) que produjo el fantasma de la convertibilidad, la sociedad comenzó a comprender que los hábitus del 1 a 1 se apoyaban en algo imaginario.
Por otro lado, debemos tener en cuenta que la objetivación de la convertibilidad no sólo se materializaba en "los cuerpos", con los hábitus de consumo, sino que, mientras estuvo en vigencia, también lo hacía en "las instituciones", pues la misma constituía una ley, y el sentido común y la "repetibilidad" (Derrida, 1997) que caracteriza a toda ley, indica que las normas son reales. En este sentido, sólo cuando la Convertibilidad fue derogada por el Gobierno, y se comenzó a ver desde afuera, se lo pudo problematizar. Devino, entonces, el "suceso traumático", es decir, la falla en la simbolización de lo Real (Zizek, 1992: 222), por haber contribuido a su reproducción.
Será sólo, entonces, a partir de estas circunstancias, que los sujetos que habían relacionado la convertibilidad con la estabilidad, la modernización y el acceso al Primer Mundo, lograrán modificar su representación social, poniendo fin a la relación hegemónica que lo sustentaba.

 

2) La convertibilidad como "ficción".

A pesar de que una gran parte de la sociedad creyó, mientras estuvo en vigencia la convertibilidad, y debido a los motivos antes expuestos, que la misma era beneficiosa para el país, las entrevistas mostraron que un sector importante de la muestra dijo haberse representado, desde un comienzo, a la convertibilidad como algo perjudicial para el país, como una ficción. En este sentido, podemos decir, con Laclau (2003), que en estos sujetos había conciencia de la "distorsión constitutiva" del significante convertibilidad.
Según Laclau, una de las características esenciales de la distorsión consiste en que "un significado primario es presentado como algo distinto de lo que es" (Laclau, 2003: 80). En el caso de la representación social que desde sus primeros años establecía al significante convertibilidad como una ficción, ello implicó que estas minorías innovadoras tomaron conciencia que el significado original -el 1 a 1- era ilusorio -un fantasma, en el sentido lacaniano- y que la operación distorsionadora consistía, precisamente, en crear esa ilusión. Es decir, todo indica que estos sectores lograron tomar conciencia que la igualación monetaria con la mayor superpotencia mundial implicaba "proyectar en algo que esencialmente estaba dividido, la ilusión de una completud y auto-transparencia que le faltaban" (Laclau, 2003: 81).

Pero, ¿cómo lograron tomar conciencia de esta distorsión?. Para ello, debemos tener en cuenta que, como señala Laclau, la noción de distorsión implica algo más que una mera dislocación, implica también un ocultamiento de cierto tipo que tiene lugar en ella. Ahora bien, "lo que se oculta es la dislocación última de lo que se presenta a sí mismo como una identidad cerrada, y el acto de ocultamiento consiste en proyectar sobre aquella identidad la dimensión de clausura que, en última instancia, le hace falta" (Laclau, 1996: 83). En este caso, la convertibilidad no sólo representaba los beneficios que promovía, sino que ocultaba algo y ese algo era lo irreal de poder igualar una moneda tan débil como el peso con una moneda tan fuerte como el dólar. Como la equivalencia era una operación imposible, sólo se mostró a través de la proyección en un objeto distinto (el 1 a 1). En efecto, como señala Slavoj Zizek, basándose en Lacan (1987), la "realidad" sólo puede simbolizarse a partir de un "fantasma" inconsciente que se construye para enmascarar lo real de nuestro deseo de plenitud. En esas circunstancias, se logra cumplir esa fantasía produciendo la proyección de "la falta en el Otro" (Zizek, 1992, 2001).

Seguimos, sin embargo, sin saber de qué modo pudieron tomar conciencia los entrevistados de esta distorsión constitutiva. Regresemos, entonces, a Laclau. La otra característica esencial de la distorsión que subraya Laclau es que la acción distorsionadora, no solamente sus resultados, tiene que ser en alguna forma visible (Laclau, 1996: 79). En este caso, al igual que los sujetos que se opusieron a la convertibilidad una vez derogada la misma, la innovación fue posible precisamente a partir de los efectos desestructurantes que produjo el 1 a 1. No obstante, el "hueso" de lo Real no será en este caso la devaluación del peso, sino los síntomas emergentes en la estructura social.
Entre los casos analizados en la entrevista, podemos citar el caso del empleado que se refiere a la desocupación que se iba generando al expulsar trabajadores de las ex empresas estatales, el caso de la entrevistada que observaba directamente cómo afectaba a la agricultura nacional la entrada de productos extranjeros a bajísimos precios, y la psicóloga que tenía pacientes que le transmitían cómo se habían visto afectados por la importación masiva de productos textiles con escasa o nula protección arancelaria.

Ahora bien, si tenemos en cuenta que la oposición pública a la convertibilidad fue escasa durante los primeros años en que estuvo en vigencia el Plan, y sobre todo, que los efectos recesivos recién se pusieron en evidencia en toda su magnitud a partir de la segunda presidencia de Menem, ¿cómo se explica que un poco menos de la mitad de los entrevistados dijeron haberse representado al 1 a 1 desde un comienzo como una ficción?. Vamos a sostener de manera tentativa que estos sujetos expresaban lo que Kelman y Hamilton (1994) han llamado una "conformidad simulada". Es decir, en forma privada las opiniones de estas minorías innovadoras expresaban su oposición a la ley, porque sus opiniones podían difundirse sin temor al "castigo" social, pero públicamente estos sectores no expresaban su disconformidad con el 1 a 1(27). Ello se debe a que, como nos recuerdan Doms y Moscovici, las minorías innovadoras no sólo carecen de la fuerza numérica, el poder y la competencia necesarias para imponer, simplemente, su punto de vista sino que, además, son despreciadas y puestas en ridículo cuando presentan sus opiniones (Doms y Moscovici, 1984: 77) .

Sin embargo, podemos plantear una segunda hipótesis: la respuesta "políticamente correcta". Para ello, debemos tener en cuenta que, tal como pasa en muchas encuestas, en algunos casos es difícil determinar la veracidad de las respuestas expresadas. En efecto, si bien es cierto que hubo minorías innovadoras que realmente se opusieron a la convertibilidad, es muy posible que una parte importante de los entrevistados que dicen haberse opuesto desde un principio a la famosa ley, sólo estén expresando la respuesta "políticamente correcta", y no la que verdaderamente tenían. En este sentido, podemos afirmar que habría habido en realidad una minoría opositora menor a la expresada en las entrevistas.

 

6. Conclusiones

En el transcurso de este trabajo nos propusimos analizar los cambios en la representación social que diversos sectores se efectuaron sobre la convertibilidad a través del tiempo. Para ello, decidimos entrevistar a una serie de sujetos de diferentes ocupaciones, edades y géneros. Nuestra hipótesis principal sostenía que hubo un cambio en la representación social de la convertibilidad a lo largo de los años y de acuerdo a las circunstancias histórico-sociales. Durante el lapso en que estuvo en vigencia la ley (abril de 1991-diciembre 2001) creíamos que nos íbamos encontrar con opiniones sobre lo beneficiosa que era la ley y, una vez derogada la misma, pensábamos encontrar una imagen que relacionaría a la convertibilidad con un sistema perjudicial para el país.
Los resultados de las entrevistas nos sorprendieron. Las mismas determinaron que un sector poco menor a la mitad de la muestra nunca creyó que fuera beneficiosa la ley del 1 a 1. De esta manera, no sólo tuvimos que analizar a los sujetos que cambiaron de parecer con el tiempo, sino también, a los que mantuvieron una actitud desfavorable frente a la convertibilidad desde los primeros años de su existencia. También pensábamos encontrarnos con algunos sujetos que siguieran manteniendo una posición favorable a la convertibilidad una vez derogada la ley, pero no hallamos individuos que expresaran esa representación social.
De esta forma, al finalizar las entrevistas quedaron establecidas dos representaciones sociales de la convertibilidad: los que cambiaron de parecer con el tiempo y los que mantuvieron una imagen negativa de la ley desde un principio. Con respecto a los entrevistados que cambiaron su representación social de la convertibilidad a través del tiempo, consideramos que, en un primer momento, construyeron a su representación social como un significante vacío. Esto se debió a que su representación se estableció como opuesta al desorden de la inflación y, al mismo tiempo, como equivalente al orden y la estabilidad que implicaba la convertibilidad. De esta manera, la convertibilidad se constituyó en una relación hegemónica, es decir, en un elemento que venía a poner un orden hasta entonces ausente en la comunidad, a obtener la plenitud ausente.
Pero la ley del 1 a 1 no sólo generó una inédita estabilidad de precios, sino también una serie de beneficios, entre los que se cuentan el acceso a productos importados, la posibilidad de viajar al exterior a bajos precios, la obtención de crédito barato y la entrada masiva de inversiones extranjeras. Todos estos elementos, más las tasas de crecimiento económico, establecieron en el sentido común la idea de una equivalencia a los modernos países del Primer Mundo en oposición a los atrasados del Tercer Mundo.
A partir de 1995, con el Tequila, comenzó a sentirse la crisis económica: aumentó la desocupación, la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, el modelo no fue puesto en duda. Incluso durante el gobierno de la Alianza (1999-2001), la convertibilidad siguió su curso y la conformidad general –salvo honrosas excepciones- continuó. Sin embargo, la hegemonía es inestable, y terminó de derrumbarse cuando la imparable fuga de depósitos obligó al entonces presidente Duhalde a devaluar la moneda. Fue recién a partir de ese efecto estructural, que esta representación social pudo dejar de existir, y el sentido común comenzó a relacionar a la convertibilidad con un plan perjudicial para el país.

La otra representación social que se formó fue la de los individuos que, desde los primeros instantes, relacionaron a la convertibilidad con una ficción. En algunos de estos sujetos ejercieron influencia los efectos estructurales que observaron en el corto plazo. Entre ellos, la desocupación que originó el despido de los ex empleados de las empresas estatales, el aumento de la pobreza y la desigualdad social, el efecto perjudicial que tuvo para la industria y la agricultura local la importación de productos desde el exterior a precios bajísimos y el constante endeudamiento externo.
Debido a que casi no hubo oposición pública al 1 a 1 durante los primeros años en que estuvo en vigencia el Plan, planteamos que estas minorías innovadoras expresaban una conformidad simulada, es decir, en forma privada se oponían a la convertibilidad, pero en público, no expresaban su desacuerdo. Esto se debía al miedo a ser rechazados por la sociedad.
Sin embargo, planteamos también que un subgrupo dentro de estos sectores no manifestaron en las entrevistas la verdadera imagen que tenían sobre la convertibilidad. Lo que hicieron, en cambio, fue expresar la posición "políticamente correcta". Este problema -que es constitutivo de toda encuesta política- hace difícil determinar en qué casos tuvieron, realmente, una representación social que rechazaba a la ley y en cuáles no.

 

Notas:

1 Licenciado en Ciencia Política (Universidad de Buenos Aires), Magíster en Ciencias Sociales con mención en Ciencia Política y Sociología (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Argentina) e Investigador becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET/UBA). Correo electrónico: herfair@hotmail.com
2 Citado en Sayago (2004).
3 Esta polisemia del significante ha sido analizada en detalle por Lacan (1987, 2003). Sin embargo, su antecedente se remonta a la noción de "libre asociación" o "asociación libre" de Freud.
4 La razón por la cual elegimos a individuos mayores de 24 años se debe a que la consideramos la edad apropiada para contestar el cuestionario, teniendo en cuenta que la salida de la convertibilidad se produjo en enero del 2002.
5 Para un análisis integral de los presupuestos principales del modelo, véanse Anderson (1997) y Ezcurra (1998).
6 Para un análisis en detalle del particular, véanse Kulfas (2001) y Lozano y Shorr (2001).
7 He analizado esta cuestión con más detenimiento en Fair (2007).
8 Ministro de Economía de la última dictadura militar (1976-1983).
9 Primer Ministro de Economía de la era Menem, reemplazado por Néstor Rapanelli tras fallecer a poco de asumir.
10 Ministro de Economía del período diciembre de 1989- diciembre de 1990, reemplazado por Cavallo en enero de 1991.
11 Empresa estatal de provisión de agua privatizada durante el gobierno de Menem.
12 En efecto, en enero del 2002 el presidente transitorio Eduardo Duhalde llevó a cabo una pesificación y posterior devaluación de la moneda que fue realizada de una manera asimétrica, esto es, sin tener en cuenta la situación de los distintos sectores sociales y el costo desigual que pagaba cada uno de ellos por las medidas tomadas.
13 Véanse las declaraciones de la página 11.
14 En efecto, el tema de la inflación no era nuevo hacia 1989, sino que se remontaba a mediados de la década del ´50, durante el gobierno de Perón, siendo un problema constante desde entonces debido a la puja distributiva entre los diferentes sectores sociales (al respecto, véase Romero, 1994)
15 Con la salvedad de las etapas de recesión, como las de 1995 y 1998.
16 Algunos trabajos sobre el caso argentino corroboran esta hipótesis (véase particularmente Martuccelli y Svampa, 1997).
17 La plenitud es un "objeto imposible", ya que no se puede representar a la sociedad como totalidad, "no hay relación sexual" (Lacán, 2006), es decir, no puede lograrse una sociedad "sin antagonismos", "autoconstituida", "clausurada", "transparente", "armónica", "plena" o "reconciliada consigo misma" (véanse, por ejemplo, Laclau y Mouffe, 1987: 90 y 132; Laclau, 1993: 50, 2005: 94). Sin embargo, ese objeto imposible es, al mismo tiempo, crucial, ya que, en sociedades con múltiples puntos de constitución de las identidades, donde las mismas son inestables y escasamente integradas, y donde no hay un fundamento racional último, se requiere "llenar" los "vacíos" de algún modo. Precisamente, esa función la cumple el proceso de representación a través de la articulación de múltiples demandas en torno a significantes que vacían (tendencialmente) el espacio social (cfr. Laclau, 2005).
18 Recuérdense, al respecto, los saqueos a supermercados y las ollas populares exigiendo comida en cientos de barrios pobres.
19 Moscovici acuñó el concepto de objetivación para referirse a la "propensión a sustancializar ideas abstractas y a cambiar los conceptos en categorías del lenguaje" (Moscovici, 1979: 121) .
20 Un análisis en detalle de este particular puede verse en Fair (2007).
21 Los hábitus son "principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, sin ser el producto de la obediencia a reglas" (Bourdieu, 1991: 92).
22 Si bien surgirán grupos opositores, particularmente los llamados "piqueteros", que irrumpirán en escena tibiamente en 1997, no se formará un discurso contrahegemónico consistente y unificado en la oposición (véase Gambina y Campione, 2002). Debemos tener en cuenta, además, que el lema de De la Rúa era "El modelo no se toca", y así fue reelecto con el 48% de los votos en las elecciones presidenciales de octubre de 1999.
23 Ello se debe a que, como señala Bourdieu, los hábitus "tienden a engendrar todas las conductas "razonables" o de "sentido común" (...) por estar objetivamente ajustadas a la lógica característica de un determinado campo del que anticipan el porvenir objetivo. Tienden también, al mismo tiempo, a excluir sin violencia, sin método, sin argumentos todas las locuras, es decir, todas las conductas destinadas a ser negativamente sancionadas porque son incompatibles con las condiciones objetivas" (Bourdieu, 1991: 97).
24 Sobre el particular, véase Doms y Moscovici (1982) .
25 En este sentido, es pertinente nombrar una de las promesas de campaña de la Alianza: "El modelo no se toca". Al respecto, puede consultarse Charosky (2004).
26 El 1 a 1 había generado una creciente fuga de divisas al exterior producto de las ganancias de los grupos empresariales, principalmente mediante el mecanismo de la especulación financiera. Sobre el particular, véanse Kulfas (2001) y Basualdo (2000, 2006).
27 Un caso muy interesante de conformidad simulada es justamente la frase "Yo no lo voté", frase que será ampliamente repetida en las encuestas posteriores a la elección de 1995 y, sobre todo, en conversaciones cotidianas de amplios sectores sociales en los momentos de crisis económica o casos de corrupción.

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