Sujeto, Objeto y Yo en
Psicoanálisis
Juan Carlos Capo.(1),(2)
"luchando yo por la dudosa victoria de
convencerlo de que todo esto era cierto, enfermedad, separación,
acabamiento" Los adioses. Juan Carlos Onetti.
Introducción.-
El sujeto y el objeto, como asimismo el "yo", rastreables en la enseñanza de Lacan no coinciden con la concepción de sujeto, objeto y yo de la teoría freudiana.
El doctrinal lacaniano. Jean Claude Milner,
autor del libro "La obra clara, Lacan, la ciencia, la filosofía", (5,
pp. 34 y siguientes), procede a transcribir cita de Lacan: "el sujeto sobre el que
operamos en psicoanálisis no puede ser sino el sujeto de la ciencia". (La
ciencia y la verdad, Escritos. 2. (2, a) p.837).
"Esta ecuación de los sujetos enuncia tres afirmaciones: 1) que el
psicoanálisis opera sobre un sujeto y no sobre un yo (moi); 2) que hay un sujeto de la
ciencia, y 3) que estos dos sujetos hacen uno". (5, p. 35)
Freud adhiere a un ideal de ciencia tributario de una ciencia ideal, que tenía que ver
con el cientificismo reinante en su época. (5, p. 37).
La sucesión, el corte, la letra.- Lacan, en cambio, se rige por las
nociones de sucesión y corte. (Bachelard, Koyré, Kojève). Esto dotó a su
enseñanza de un rigor, una periodización, y un descubrimiento siempre esperable, lo que
aventa la noción de "sistema de pensamiento" (como caracterizó Elisabeth
Roudinesco su enseñanza, en la biografía que de Lacan, hizo).
En los teoremas de Kojève, (pensador hegeliano) encontramos que hay entre el mundo
antiguo y el universo moderno un corte, y que este corte se debe al cristianismo. (La
mención al cristianismo no es ociosa, porque a su rastra trae el judaísmo, que aportó
la relevancia de la letra).
En los teoremas de Koyré (historiador de la ciencia) hay entre la episteme antigua
y la ciencia moderna un corte, que es la ciencia galileana, caracterizada por la física
matematizada, de cuya importancia se inferirán importantes conclusiones, teóricas y
prácticas (5, p. 34).
La ciencia galileana al matematizar su objeto, lo despojará de sus cualidades sensibles.
Una teoría del sujeto que anhele responder a una física como esta, deberá ella
también, despojar al sujeto de toda cualidad.
Lacan no cree en el ideal de la ciencia para el psicoanálisis. Acepta la afirmación freudiana de que la ciencia es, al nacer, una técnica sexual, pero no acepta sin embargo que un ideal de ciencia programe al psicoanálisis desde una exterioridad.
Teoría y praxis.- El tratamiento de la hipótesis del sujeto de la ciencia, pasa por Descartes, hacedor del cogito (pensamiento), que Lacan comentó y analizó [en La instancia de la letra, (2b), y también en La ciencia y la verdad (2a) } ]
El yo (moi).- Sabido es que Lacan
sostendrá que el yo (moi) es sujeto del desconocimiento. El me-connaître
francés (conocerme), choca y revela el meconnaître (desconocerme).
La concepción paranoica de ese "moi", se puede encontrar,
ampliamente desarrolladas, en "El estadio del espejo" (2,c), en "La
agresividad en psicoanálisis" (2, d), y en "Acerca de la causalidad
psíquica"(2, e).
El yo (moi) en Lacan, está constituido por una serie de identificaciones imagoicas
(imagées). Es evidencia patente de ello "el verdadero guardarropa" que
muestra una procesión de sujetos (Lacan los llama la inmixión de los sujetos) en
el sueño de Freud de la inyección dada a Irma, (1, b) o los disfraces de Goethe, en sus
visitas a la casa de su enamorada Federica Brion. (2 k)
El sujeto de la modernidad. Descartes había llegado a su célebre aforismo: "Cogito ergo sum, ubi cogito, ibi sum". (Pienso luego soy, y donde pienso allí existo).
El sujeto en Lacan.- Pero Lacan, en sentido
contrario, enuncia: (…) pienso donde no soy, luego soy donde no
pienso. (2, b; p. 498) Es que la referencia de Lacan es el inconsciente freudiano
y su spaltung (escisión del sujeto), dada por la postulación del
inconsciente y sus formaciones. (2e).
El sujeto lacaniano, pues, admite diversos enunciados: sujeto del inconsciente, sujeto
de la ciencia, sujeto de la cadena significante, sujeto de la béance= esto es, el
sujeto hecho presa de una abertura incolmable, con amplia entrada a una lectura original
de la Cosa freudiana (das Ding, con sus predicados ambivalentes,
impredictibles y siniestros), más la instancia de la letra, lugar de la palabra y el
lenguaje, después de Freud. Esta concepción es ubicable en los primeros escritos, donde
prima el orden simbólico articulado con el imaginario, el real queda por ahora en
sombras: es el paradigma SIR (el simbólico, el imaginario, el real).
El sujeto del inconciente no es sujeto del conocimiento, no es transparente a la
conciencia; no se infiere de la presencia de otro (2, j) como lo sostendrá el
existencialismo sartreano, tan aferrado a la concepción de que "cada conciencia
persigue la muerte de la otra", o la de "el infierno son los otros".
Aproximación al objeto a (y al deseo). En la introducción al seminario sobre "La angustia" ( seminario 10, de Lacan ) (2 l; 3) Jacques-Alain Miller resume la concepción que rige el deseo-meta de los seminarios iniciales de Lacan: así, por ejemplo, en la Transferencia (la intrincación del deseo con el amor, el destello del agalma, objeto maravilloso que detenta Sócrates y que también "posee" el analista, noción extraída del Simposio sobre el Amor de Platón).
Los objetos parciales, relevados por Karl Abraham: oral, anal, genital, son ilustraciones del deseo-meta. Pero Lacan tomará de Abraham una revelación inapreciable "el amor parcial de objeto". Allí Abraham señala que "aquellas partes del cuerpo sobre las cuales el fetichista tiende a concentrar sus inclinaciones, son las mismas que encontramos como objetos del "amor parcial" ( 4, p. 373). Abraham relata un sueño de una paciente en que ella sueña con su padre y veía el cuerpo de él, pero con ausencia del vello púbico. "Por lo tanto, soñaba con su padre como persona total, excepto una parte de su cuerpo" (4, p.375). Otra paciente expresa su transferencia ambivalente hacia su analista, representándolo sin genitales. (4, p. 376), sueño interpretable también como transferencia amorosa al padre, excluido el aspecto genital.
"El objeto parcial, cuyo nombre se debe a Karl Abraham, se sitúa en el lado del objeto-meta." (4, p. 76)
El seminario "La Angustia" (1963) recusa
la intencionalidad del deseo. ¿Qué decir del amor? ¿Qué decir del deseo? "Por
supuesto el amor es engañoso y engañado. El deseo es engañado y embaucado",
sostiene en su transcripción-introducción Jacques-Alain Miller.
No se trata ya de intención, de meta del deseo, sino de condición del deseo.
Es preciso retroceder, situarse en un "más acá del deseo", en una causalidad
de deseo.
"El verdadero objeto del que se trata no está delante sino que se halla
detrás" (4) p.74).
Se deslinda el objeto-meta, del objeto-causa del deseo.
El objeto causa, Lacan lo ilustra con la angustia.
El objeto causa no se puede concebir sin la noción del desecho (palea), del resto,
de la basura, de qué hace el sujeto con sus objetos últimos. Por eso Lacan habló de su
producción escrita destinada a publicar como "poubellication" (poubelle=basura)
y un eventual sentido de olvido (pour oublier=para olvidar)
( El psicótico no sabe qué hacer con su palea, con su condición de resto,
de desecho (y el neurótico, a veces, tampoco).
El resto es equivalente al brillo, ambos son apropiados para
enganchar el deseo y decisivos para servir a los fundamentos del objeto a. (
6, pp18,19).
La productividad de la neurosis obsesiva (priorizar su erotismo anal) y la
"mascarada" histérica (el investimento de su cuerpo erógeno) podrían ser
ejemplos de trabajo con los restos que nos conforman.
Lacan no siempre cuestiona a Freud. En la 31ª de las Nuevas Conferencias (1932), Freud
sostiene que "El yo es por cierto el sujeto más genuino:
¿cómo podría devenir objeto?"
La concepción paranoica del yo que sostiene Lacan converge con los enunciados de Freud,
de que el yo puede tomarse a sí mismo como objeto, tratarse como a los otros objetos,
observarse, criticarse, y Dios sabe cuántas otras cosas podrá emprender consigo mismo, y
fragmentarse como un cristal, siguiendo líneas de articulación predeterminadas ( 2,
g; pp. 54, 55 ).
La crítica a Freud de Lacan. El yo de la percepción-conciencia. El sujeto del
inconsciente. Lacan insistió en sus primeras producciones en la importancia de
la Imagen, de la Gestalt en contraposición al asociacionismo
freudiano (influido por el empirismo de su época, por la escolástica, por la psicología
de Wundt, y el empirismo de Locke) lo que habría de permitirle una mejor aproximación a
la materia psíquica. (2, h). (Este es el cogito con el que Lacan no quiere tener
nada que ver, y así lo enuncia en "El estadio del espejo").
El ideal del Yo, el objeto a. Lacan privilegió el pensamiento de Kepler,
por las elipses y no por los círculos, y sostuvo su preferencia por Kepler como un aporte
científico más revolucionario que el de Copérnico, con su concepción
"redonda" y "heliocéntrica". Los focos de la elipse kepleriana, nos
mostrarán uno de sus dos focos lleno: es el I, corresponde al Ideal del Yo; el otro está
vacío: corresponde a la invisibilidad e indivisibilidad del objeto a (objeto
del deseo, no especular, incircunscribible, ansiógeno e intensamente ansiógeno).
(Tanto la estructura de la histeria, como la estructura de la neurosis obsesiva, muestran
la ubicuidad del objeto en cuestión como asimismo de la imposibilidad de que los
afectados neuróticos puedan dar con este objeto-causa, con este objeto-condición
del deseo, o, en sentido contrario quedar cautivos de él en su potencial de goce
…y de impotencia.
Este potencial de impotencia es materia nuestra de cada día: piénsese en los laberintos
y rituales del obsesivo o en las opacidades conversivas del histérico).
"Este seminario que se intitula "La angustia", no hace de ella su tema, su
objeto, sino que la sitúa como una vía". (…)
"La angustia es una vía que apunta al real", lugar imposible
donde los significantes languidecen (Leclaire), donde los conceptos no cesan de no
escribirse.
Las relaciones de objeto. Ahora bien: ese sujeto
no es un sujeto total, que interaccionará con otro sujeto, también total. Estamos
aquí en los dominios de la objetalidad de Maurice Bouvet, representante mayor de la
doctrina de las relaciones de objeto, tan caras a André Green.
En suma, en un Uno, y en un Otro, alternando, "interactuando", en una "vida
en diálogo" ( Philippe Julien) .
(…) Hay que aislar el resto (objeto
a) para que el Otro no sea simplemente el Uno.
En el seminario "La transferencia", Lacan intenta ir más allá de "la
angustia de castración", de "la roca de la castración",
estación terminal freudiana de todo fin de análisis.
Este límite, subrayado y aceptado por Lacan en "La transferencia",
(donde él aborda el órgano corporal transformado en significante,) es el mismo límite
que Lacan se dedicará a forzar dos años más tarde en el seminario de "La
angustia", por una operación inversa: despojando al falo orgánico de su
envoltura simbólica, buscando acceder al órgano des-significantizado.
El objeto a. En el Seminario "La
Angustia" (X), Lacan busca franquearnos el paso al objeto a desde
distintos abordajes: la ansiedad, el amor, el deseo, la turbación, la vergüenza, el
impedimento, la dialéctica del goce, la prisión de la melancolía, "el organismo
cuyos límites van mucho más allá del cuerpo", los objetos parciales que librarán
excesos superyoicos, ingerencias de la escucha, la voz y la mirada, (se suman a
otros objetos parciales) anunciadores equivalentes de la castración, nominados ahora: alienación
y separación, conceptos que serán desarrollados en el siguiente seminario. (Los
cuatro conceptos del psicoanálisis. 2, m).
El objeto a "proporciona una respuesta distinta a la cuestión de saber
cuál es la garantía de la función del Otro; hay un punto en esta batería de
significantes, que se sustrae de la remisión (indefinida) a las significaciones.
En ese sitio, ausente de significante, se asienta el goce.
El objeto a designa el fracaso de la
metáfora. (ibid, p. 101).
Ya no es posible formular "La angustia es ante el deseo del Otro",
sino simplemente "La angustia es ante el encuentro con el Real".
Esto implica poner como garantía, un trozo de cuerpo, la libra de carne
shakespeareana, el torrente de agua que se lleva el cuerpo de Ofelia, con su guirnalda de
flores, el diamante de un diente que se hace polvo en nuestra boca, la detumescencia
fálica pos-orgasmo.
Las ilustraciones lacanianas no irán por la vertiente del significante. La topología
sustituye a la mitología.
El sujeto tiene que desprenderse de un órgano, pero no de un órgano transformado en
significante, sino de un órgano goce, despojado del imperialismo
significante.
"En el curso de su enseñanza, Lacan lo llamará condensador de goce, plus de goce,
es decir, aquello del goce que no se deja taponar por la homeostasis, por el principio del
placer .
Desmitificación.- Miller usa imágenes como "taller", "excavación", para introducirnos a este cambio de coordenadas en el pensamiento de Lacan, en este pasaje de un sistema conceptual a otro, que no pocas consecuencias ha introducido.
No se pone en el escenario un Otro paterno o materno, amenazantes, sino un hecho biológico, anatómico, relativo al organismo.
La detumescencia de la copulación, implica
el derrumbe real del falo. (4, p. 52).
El falo es des-significantizado, no está atado al Complejo de Edipo o al Mito de Edipo, o
a "nuestra religión: el Edipo", como alguna vez Lacan lo llamara.
Lacan hace saltar el obstáculo conceptual de la angustia de castración al resituarla al
nivel del órgano masculino y de su funcionamiento fallante en la cópula. (4, p.54).
Un goce anticipado, lleva a cabo su danza carnavalesca, con una máscara de angustia,
entre aparición de sombras fantasmales, más separaciones y un posible arribo al
deseo-goce evidenciado en un falo real erecto, con destino de desaparición.
"El principio de la angustia de castración no se sitúa al nivel de
ningún agente de la amenaza de castración, de ningún Otro que profiere amenazas, no se
inscribe en el Edipo." (4, p.54).
Final. Lo siniestro. Pero esto es solo una
muestra muy incompleta y parcial de la riqueza y complejidad del seminario y es
aconsejable detenerse por acá.
Quedan para retomar: la relevante función de operador de angustia, y de deseo, del objeto
a, pero también su lugar de guardián del goce, y el enlace que
se materializa con la noción de unheimlich, (lo ominoso en Freud) y
que Miller ejemplifica con el cuento de Maupassant, El Horla, "donde la
despersonalización llega al extremo que el personaje se aparece a si mismo de
espaldas".
He ahí una de las funciones (disarmónicas, ansiógenas) del objeto a como
objeto no orientable, donde el anverso se continúa con el reverso, y donde el sujeto se
confronta a si mismo bajo la forma de un guante dado vuelta, imagen retornante en la
enseñanza de Lacan. (4, p. 111).
Notas:
1. Miembro Titular de APU.
E-mail:juanccapo-netgate.com.uy
2. El énfasis en entrecomillados, subrayados, itálicas y
negrita pertenecen al autor de la ponencia.
Bibliografía
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____________c) Lo ominoso. (1919). Tomo XVII. Amorrortu editores. Buenos Aires. 1979.
-2) LACAN, J. a) La ciencia y la verdad. 1965-6. (pp. 834, 837). Escritos 2. Siglo XXI. Editores. México. 1989.
___________b)- La instancia de la letra. (1957). Escritos 1.Siglo XXI. Editores México. 1989. (p. 473)
___________c) El estadio del espejo (1949). Escritos 1. Siglo XXI. Editores México. 1989.
___________d) La agresividad en psicoanálisis. Escritos 1. Siglo XXI Editores México.1989.
___________e) Acerca de la causalidad psíquica. Escritos 1. Siglo XXI Editores. México. 1989.
.___________f)) Le séminaire. Livre V. Les formations de l’ inconcient. 1957-58. Seuil. 1998. París.
___________g) Más allá del principio de realidad. Editores. (1936), en Escritos 1. Ob. cit.
__________ h) La transferencia. Libro 8. (1960-61). Paidós. Buenos Aires. 2003.
___________ i) El seminario. La Angustia. 10. 1962—63. Paidós. 2002. Argentina.
___________ j) El Yo en la Teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica.2. 1954-55. Paidós. París 1978; Buenos Aires 1983. España.
___________ k) El mito individual del neurótico:poesía y verdad en la neurosis. Imago: revista de psicoanálisis, psiquiatría y psicología. Buenos Aires, Letra Viva, 1981. n. 10:pp.:48-70.
___________ l) La angustia. El seminario. 10. (1960-61). Paidós, 2003. Buenos Aires.
___________ m) Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. El seminario. 11. 1964. Barral editores. 1977. España.
-3) MILLER-ALAIN, J. La Angustia. Introducción al Seminario X de Jacques Lacan. ELP. (p. 17, 65). Del Nuevo Extremo. Buenos Aires, 2007.
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