Duelo y escritura: "retrato de un hombre invisible".
Víctor Guerra (1)

"Aquí te escribo, pero siempre hay algo,
algo tuyo de fuga,
algo tuyo que vuela, que no existe
dentro de ti,
y te hace existir a fuerza de su ausencia"

M. Del Cabral.(1957, p.163)


"El duelo por la pérdida de algo que hemos amado o admirado parece al lego tan natural que lo considera obvio.
Para el psicólogo, empero, el duelo es un gran enigma,
uno de aquellos fenómenos que uno no explica por sí mismos, pero a los cuales reconduce otras cosas obscuras".

S. Freud (1916, p.310)


"La sensación de la fragilidad de la vida me persigue sin descanso.
Me contagia una gran alegría -la de estar vivo- y, al mismo tiempo, un miedo atroz: por el hecho de poder perder con tanta facilidad a la gente que queremos".

P. Auster. (1994, p.114)


Introducción.

Un hombre recibe la noticia de la muerte de su padre, lo invade una "irreductible certeza de su propia mortalidad". Siente instalarse en él la sensación de una doble ausencia: la real de la muerte y la ausencia de un recuerdo del vínculo con el padre. Tal vez esto le haya dado la constatación de que lo perdido estaba presente ya desde hace muchos años.
Siente la inmimente necesidad de rescatarlo en algún plano. Intuye que tal vez de esa forma algo de él, y en él, se rescate también.
Se sienta y comienza a escribir.
La hoja en blanco y su vacío se abre como un espacio en el cual desplegar sus interrogantes e intentar hacer visible lo invisible. Los recuerdos de su relación con su padre van desfilando y van desnudando la historia de una relación que paradójicamente parece que recién comenzara a construirse. Claro, en la medida en que se escribe, se reinscribe en el universo simbólico del autor y del posible lector. Pero el que escribe, Paul Auster, posee (¿o es poseído por?) la certeza de que la única forma que tiene de rescatar a su padre es poner en palabras, intentar bosquejar el perfil de un hombre que para él fuera invisible e inalcanzable. Es así que poniendo palabras a su dolor actual y pasado va descubriendo territorios que, enterrados en su memoria, parecían perdidos . Y nos va pintando un cuadro de muy diferentes tonos, que en su abierta policromía nos invita a "colocar " y construir sentidos posibles a las ideas que se esconden en el texto.
La novela que surge de esta búsqueda lleva como nombre "La invención de la soledad" y la parte a la que yo me referiré se titula: "Retrato de un hombre invisible"(2). A lo largo de este artículo trataremos de dar cuenta de los posibles sentidos que se abren en relación al título de la obra.
Ahora bien, sería importante que nos ubiquemos, al menos parcialmente, en el periplo vital del autor previo a la escritura de esta novela. Desde hacía un tiempo estaba en una crisis personal y literaria, con serias dificultades económicas. Vivía precariamente de las traducciones que hacían él y su mujer.
"Por momentos pensaba que estaba acabado, que nunca escribiría otra palabra". (1992, p.229)

A fines de 1978 concurre a ver un espectáculo de danza y señala que la fluidez del espectáculo hacen impacto en él. Al otro día comienza a escribir su obra "White Spaces", "una pequeña obra de género impreciso, un intento de traducir en palabras la experiencia de aquel espectáculo de danza" (1992, p.229)

Una noche de febrero de 1979 termina de escribir dicho textoy a la mañana siguiente recibe una llamada con la noticia de la muerte de su padre, Sam Auster. Con ella vino una pequeña herencia que le permite salir de su ahogo económico y dice: "En cierto sentido, todas las novelas que he escrito han salido del dinero que me dejó mi padre. Pude vivir de él durante dos o tres años, y eso fue suficiente para ponerme en marcha otra vez. Para mí resulta imposible sentarme a escribir sin pensar en ello, en el fondo es una ecuación terrible. Pensar que la muerte de mi padre salvó mi vida". (1992, p.230)
De este pasaje que nos relata sobre su vida desearía resaltar algunos aspectos que nos dan referencias sobre algunas marcas en la escritura de P. Auster. El lugar de la paradoja, con su coexistencia de contrarios, donde la muerte del padre da lugar a su re-nacimiento como escritor.
También el lugar del azar o más bien "contingencia", lo imprevisible de la existencia y la precariedad constituyente del ser humano.
Se reiteran como características en sus obras los personajes que están enfrascados en una búsqueda de sí mismos y de sus orígenes, inmersos en un mundo cambiante, donde la soledad forma parte de una búsqueda creativa del sujeto en el encuentro con los otros.(3)
Vemos cómo se despliega un posible sentido del valor de la soledad, presente en el título de la novela. Si bien en la novela el autor habla de muchas cosas, cobra primacía el aspecto aparentemente autobiográfico. ¿Y es esta novela una autobiografia?
El autor señala:
"La invención de la soledad es un libro autobiográfico, por supuesto, pero yo no creo que contara la historia de mi vida, sino más bien que exploraba ciertas cuestiones comunes a todos nosotros, cómo pensamos, cómo recordamos, cómo llevamos nuestro pasado con nosotros en todo momento". (1992,p.233).
"En cierto modo, la mayoría de mis novelas adoptan la forma de la biografía de alguien. Es el itinerario global de una vida lo que me interesa, no sólo momentos aislados, sino todo lo que abarca una vida, con sus giros, sus altibajos, sus tachones, sus vacilaciones, sus remordimientos". ( 1992, p.86).
Y en sintonía con lo que sostiene P Auster, es que -en mi visión psicoanalítica del texto- no me planteo "analizar" la historia de la vida del autor, sino detenerme en la(s) historia(s) que desde el texto hacen resonancia con mi(s) historia(s).
Creo necesario aclarar que no busco referirme ni a P. Auster ni a su padre como seres "reales", sino al personaje inventado por el escritor. El acercamiento y la distancia entre el ser real y el construido en el relato es una distancia imposible de medir, y me baso en la idea austeriana de la "voz narrativa" (1992, 1993) y de la independencia y prescindencia de la vida real, que es parte del universo del escritor para adentrarse en su obra.(4)
No olvidemos que aún cuando hubiera una base "real", es el acto creador el que emerge opacando y envolviendo la realidad con las texturas de los propios fantasmas interiores con que el artista urde la trama de su obra.
Quien escribe y busca a su padre y a su historia en la novela es P. Auster y a su vez no lo es. En ese intervalo entre uno y otro es que queda una hendidura desde la cual podemos poblar (precariamente) de sentidos al texto que palpita bajo nuestra mirada. También identificarnos en esa búsqueda, porque a través de ese texto también palpitan nuestros propios textos, nuestras propias historias de búsquedas , encuentros y desencuentros con nosotros mismos, con nuestros padres y nuestros hijos.(5)
Es así que esta obra me convoca en primer lugar un impacto estético como lector y me impulsa a escribir este trabajo en torno al tema de los destinos del duelo.
Pretendo incursionar en dos aspectos. En primer lugar, abocarme a pensar los destinos del duelo y su relación con la escritura. En segundo lugar, y en interrelación con lo anterior, reflexionar sobre los efectos del duelo en las dos generaciones Auster. Desde el hijo (Paul) en relación al escribir y desde el padre (Sam) en relación a algunos aspectos de su estructuración psíquica .

Duelo y escritura.

Decíamos que a partir de la noticia de la muerte de su padre, el autor relata su conmoción.(6)
Preso de la angustia se moviliza su aparato psíquico en busca de representaciones que llenen ese hueco, que suturen la herida. Así su necesidad de llenar esa nada de la ausencia se entreteje con su deseo de saber sobre su padre.
En esos planos parece que se yergue la escritura con la necesidad de descarga y la ilusión de elaboración.(7) .
Pero lo que insiste, a pesar de todo, es la sensación de pérdida y desconocimiento.
"En cierto modo, y a pesar de su carácter repentino, parecía asombrosamente preparado para aceptar esta muerte. Lo que me preocupaba era otra cosa, algo que no tenía que ver com la muerte ni con mi reacción ante ella: la certeza de que mi padre se habia marchado sin dejar ningún rastro".(1994, p.13)
Nos dice que lo que más le preocupó fue la certeza de que su padre se había marchado sin dejar ningún rastro, y es a esa huella que él se dedica a rastrear, construir con la escritura.(8)
Ese momento de angustia ante la pérdida radical del otro lo remite a que esa no presencia ya acontecía en su interior, ante la aparente inexistencia de marcas, rastros. Y no creo que sea sólo producto de la desvastación interna que ocasiona la pérdida del objeto(9) ,sino que en ese momento él toma conciencia del vacío de vínculo que configuraba la relación con su padre:
"Había estado ausente incluso antes de su muerte y hacía tiempo que la gente que lo rodeaba había aprendido a aceptar su ausencia, a tomarla como una cualidad inherente a su personalidad"..."no había podido o no había querido mostrase a sí mismo bajo ninguna circunstancia y se las había ingeniado para mantenerse a cierta distancia de la vida, para evitar sumergirse en el torbellino de las cosas".(1994, p.13)
A lo largo de mi trabajo iré desplegando las ideas que me llevan a pensar que ese rastro que busca Paul en la escritura es algo más que el rastro de su padre. Se irá encontrando con el rastro de un abuelo perdido y desterrado del universo familiar. Parece ser que para intentar responder(se) qué es un padre y qué fue su padre para él debe bucear en sus raíces y rastrear la existencia de los otros que lo precedieron.


Las fotografías, la muerte y el hombre invisible.

A lo largo del libro P. Auster hace alusión en diferentes momentos del papel de las fotografias en relación con la pérdida y la historia familiar.
Encuentra fotos del padre de diferentes épocas de su vida. Nos relata:

"El descubrimiento de esas fotografías fue importante para mí porque parecían reafirmar la presencia física de mi padre en el mundo, permitirme la idea ilusoria de que aún estaba alli.....Mientras mantuviera aquellas fotografías ante mi vista, mientras las siguiera contemplando con absoluta atención, sería como si estuviera vivo, incluso en la muerte. Y si no vivo, al menos tampoco muerto; más bien en suspenso, encerrado en un universo que no tenía nada que ver con la muerte y en el cual la muerte nunca podría entrar".(1994, p.24,25)

Podemos pensar cómo opera en él el mecanismo de la desmentida, ya que ante el dolor intolerable de la pérdida necesita refugiarse en la ilusión de que la muerte no lo "tocó" al padre ni a él. Que aún no entró en su universo psíquico y no es parte de él, sino que queda ubicado fuera del registro de lo cotidiano, de lo tangible (10)
Después nos habla del encuentro de una foto trucada tomada en un estudio , donde aparece la imagen de varios hombres sentados alrededor de una mesa. Pero resulta que esos diferentes hombres son en realidad uno solo: el padre.(11) Y nos dice:

"Por la penumbra que los rodea y la total inmovilidad de sus poses, pareciera que se han reunido para llevar a cabo una sesión de espiritismo. Pero luego, cuando uno estudia detenidamente la fotografía, advierte que se trata siempre del mismo hombre......Hay cinco imágenes de él, y sin embargo, la naturaleza de la fotografía no permite el contacto visual entre sus varios yoes. Cada uno de ellos está condenado a seguir con la vista fija en el espacio, como si lo observaran los demás, pero sin ver nada, incapaz de ver nunca nada. Es una fotografía de la muerte, el retrato de un hombre invisible"(1994, p.49)

Este pasaje lo considero clave en mi intento de reflexión sobre el texto, ya que se conjuntan en él dos aspectos centrales como la idea de la muerte y el hombre invisible. Para aventurarnos al respecto necesitamos abrir otras dimensiones de posibles aperturas de sentidos.
El autor continúa con su tarea de búsqueda , pero se encuentra con la sensación de impotencia:
"tengo que inventar la ruta a cada paso, y eso hace que nunca esté seguro de dónde me encuentro".(1994, p.49)
No puede concentrarse, se siente perdido:
"nunca antes había sido tan conciente del abismo entre el pensamiento y la escritura" .(1994, p.50)
Se interrumpe la escritura y aparece el síntoma, voz de la resistencia de algo que en el sujeto comienza a aparecer , pero que es impedido de ser escenificado en la palabra.

"Ha habido una herida y ahora me doy cuenta de que es muy profunda. Y el acto de escribir, en lugar de cicatrizarla como yo creía que haría, ha mantenido esta herida abierta. En ocasiones he sentido su dolor concentrado en mi mano derecha, como si si fuera un desgarramiento cada vez que levanto la pluma y la presiono contra el papel. En lugar de enterrar a mi padre, estas palabras lo han mantenido vivo, tal vez mucho más que antes...Bajo tierra , en ataúd, su cuerpo sigue intacto y sus uñas y su pelo continúan creciendo. Tengo la sensación de que para comprender algo debo penetrar en esa imagen de obscuridad, de que debo entrar en la absoluta oscuridad de la tierra". (1994, p.51)

Dejando de lado lo conmovedor y sombrío de este pasaje, quiero tomar lo dicho de entrar en la absoluta oscuridad de la tierra, que podría hablarnos de una identificación con el objeto muerto, pero prefiero tomarlo como una señal de su periplo e indagación. Indagación que se continúa con lo que continúa en el libro, donde inmediatamente comienza a hablar de la constitución de la familia, de cuando murió su abuelo paterno y de la vaguedad de las tres historias diferentes en torno al motivo de su muerte. Transmite cómo no existía un relato que diera asidero psíquico a ese abuelo y cómo aparecía la abuela paterna como figura central familiar. "Ella era la matriarca, una verdadera dictadora, el motor fundamental que ocupaba el centro del universo". (1994, p.51)
Vemos cómo lo que era enunciado como un propósito de rastrear las vivencias de su padre lo deriva hacia la figura de su abuelo. Así llega a hablarnos de otra fotografia "trucada" donde es retratada la familia "entera". Aparecen los cinco hermanos Auster y la abuela sobre el fondo de unos árboles. Ya hacía tiempo él se había dado cuenta de que que esa foto había sido rasgada por la mitad y luego pegada con torpeza, y suponía que había sido fruto de un accidente. Pero esto que nuevamente parece ser una figura de la desmentida cae al decir:
"Debí de estar ciego para no haberlo descubierto antes; vi los dedos de un hombre sujetando el torso de uno de mis tíos y advertí con claridad que otro de mis tíos no tenía apoyado el brazo sobre los hombros de su hermano, como había pensado al principio, sino contra una silla que ya no estaba allí. Entonces me di cuenta de por qué aquella fotografía resultaba tan extraña, alguien había recortado la figura de mi abuelo. La imagen parecía distorsionada porque una parte de ella había sido eliminada. Mi abuelo había estado sentado en una silla junto a su esposa, con uno de los niños de pie entre sus rodillas, pero ya no estaba allí. Sólo quedaban sus dedos, como si intentara volver a la fotografía desde algún remoto agujero en el tiempo, como si hubiera sido desterrado a otra dimensión" (1994, p.52,53)
A pesar de que una parte de sí mismo se niega a reconocerlo,e intenta desmentir lo percibido, encuentra unos recortes de diarios viejos que hablan de como, hace sesenta años, su abuela mató a su abuelo, del intento de suicidio de ella, del acto de venganza del tío (12), del juicio público y la posterior absolución de ella. Y dice:

"Los hechos en sí no me atormentan más de lo que cabría esperarse. Lo dificil es verlos impresos, desenterrarlos del ámbito de lo secreto , por así decirlo, y convertirlos en un suceso público..He leído los artículos sobre el asesinato una docena de veces, sin embargo me cuesta creer que no los haya soñado. Se ciernen sobre mí con toda la fuerza de un truco del inconciente y distorsionan la realidad del mismo modo que los sueños" (1994, p.55-56).

Vemos como las palabras enterrar y desenterrar van conformando un hilo que conduce, a través de las diferentes generaciones, a los secretos familiares y al lugar de lo paterno en el universo psíquico de los Auster. Así cómo nos abre otra espiral diferente en torno a la pregunta de qué es ser un padre y qué lugar ocupa el ser padre en ese universo familiar. Retomando ese hilo me pregunto si no podemos tomar lo de tener que penetrar en la oscuridad de la tierra como una figura de la necesidad de meterse, hundirse (y recuperarse) de las trampas del secreto familiar en los que quedaron envueltos los Auster. Lo que es necesario desenterrar son estas historias secretas, clausuradas en su acceso a la palabra por la prohibición que transmitiera la Abuela.
Entonces me aventuro a pensar nuevas dimensiones de lo dicho por Auster en la foto trucada del padre. Por ej. podríamos pensar cómo están en juego los aspectos narcisistas fallidos, donde no existe lugar para un otro diferente. Se busca la imagen en un espejo imposible, ya que no hay quien lo refleje. Tras la aparente broma se ocultaría la sensación de inermidad y desamparo.
A su vez lo podríamos vincular en relación con la castración: la multiplicidad de imágenes desmiente la posibilidad de ausencia y pérdida, tal cual lo planteara Freud,S. (1922)
También la presencia de los cinco personajes en la foto nos puede hablar de la multiplicidad de imágenes del sujeto, dando cuenta de la presencia de un falso self y de la imposibilidad de acercarse a lo verdadero del sujeto.
Finalmente me planteo si a su vez y concomitantemente, al hablar de la sesión de espiritismo no nos hablará de la búsqueda de lo muerto, no sólo en su padre, sino desde su padre hacia su abuelo. Resulta sobrecogedor constatar que a su vez los hijos del abuelo asesinado son también cinc (donde Sam era el más chico), lo que podría tentarnos a pensar que en esa mesa, buscando un espíritu (¿al padre?) estarían representados los cinco hermanos.
La polisemia del hecho en sí nos permite jugar con ambas hipótesis y resaltar la búsqueda frenada, silenciada, interdictada de su padre (Sam) en torno a la figura de su propio padre asesinado (Harry). Anhelo de tramitación de un duelo que parece hacer cuerpo en Paul Auster desde su literatura.
Enuncio entonces la hipótesis de que (entre otras cosas) tanto la escritura de este libro, como la indagación "en" y "de" los fantasmas familiares rompe tuerce el destino de un duelo no elaborado (no sólo por Sam Auster sino por toda la familia) . Este duelo Paul lo hace suyo, abriendo a un camino-destino diferente a través del dolor (psíquico) y la creación (sublimación), saliendo así del encierro tanático de la repetición.

Duelo en el niño y lo transgeneracional.

Pero en cuanto al personaje mismo de Sam Auster, ¿qué podemos pensar?.
Algunas de las características descriptas por Paul sobre su padre nos llevan a reflexionar sobre el peso de los duelos en la infancia y sus repercusiones en el psiquismo.(13)
Tal vez ese aire de ajenidad que caracterizara al padre y esa ausencia de interés en el otro, nos hable de la idea de una "zona" psíquica muerta, zona que debe permancer inexplorada, desinvestida, amputada, por la identificación con el objeto muerto (entendido como destino de un duelo no elaborado). Esto favorecería un clivaje desorganizador, donde la construcción de categorías (14) se ve comprometida y por ende la estructuración psíquica toma un particular derrotero.
Sabemos que el duelo en el niño conlleva elementos en común con el duelo en el adulto, y que en un juego de reciprocidades, el procesamiento en el adulto es subsidiario de los duelos presentes en el desarrollo del niño, como ya lo ha señalado brillantemente M. Klein. Pero en el caso del duelo por la pérdida del objeto real (en este caso el padre), el hecho de que el niño sea un ser con su psiquismo en construcción insume un valor especial no sólo a la pérdida en sí, sino a cómo ésta es significada por las figuras del entorno que acompañan y sostienen el desarrollo de la criatura.
Asimismo en el duelo infantil "los sobrevivientes" deben funcionar como sostén de las posiblidades de simbolización (Pelento,M. 1993) y tener la flexibilidad para tolerar las idas y venidas entre la desmentida de la pérdida y la aceptación del imperio del juicio de realidad. (Freud,S. 1914, 1926; Scalozub,L. 1998)
Como dice S. Ihlenfeld (1998) : "En un niño la posibilidad de recurrir a las palabras que den cuenta de las representaciones vinculadas a la pérdida depende mucho del tipo de transmisión verbal que pueda hacer el padre que vive y el resto de la familia". Asimismo la autora sostiene que "..el vínculo con el padre sobreviviente marcará, de algún modo, las características del trabajo interno que pueda realizar el niño frente a la pérdida".
Entonces surge una pregunta que nos acerca al abismo de lo ominoso: ¿cómo confiar en procesar la pérdida si la sobreviviente (la madre) fue quien produjo la muerte del objeto añorado?. Se hace patente el registro de lo siniestro, desde el concepto de "heimlich-unheimlich"; lo familiar que deja de serlo, pasando a ser un particular "matiz de lo terrorífico".(Freud,S. 1919) A esto se agrega también lo ya señalado de la imposibilidad de ligar con palabras la experiencia traumática.
Ahora bien, en una evolución "normal" la desmentida debería ir cediendo,(15) pero en este caso la actitud de la madre oblitera el campo de conocimiento y patentiza el papel de la "clausura psíquica" de ciertas experiencias emocionales.
Y acá se articula el espacio del secreto, pero no como lugar de algo propio, que permanece en el interior del psiquismo como reservorio de un sostén personal, sino como algo disociado de lo cual ni su propio yo puede percatarse, algo que nos acerca al campo de lo siniestro. Ajeno a la interrogación y a la reapropiación, la experiencia no puede subjetivizarse ni historizarse, y la muerte pasaría a encarnarse en una identificación tanática con el objeto muerto y desaparecido. Es fundamentalmente en relación a este tipo de identificación que pienso un destino fallido de un duelo, que no puede ser tramitado por el sujeto.Y es en ese sentido que hablo de la presencia del abuelo como un "ausente", no nominándolo desde el lugar de la ausencia, ya que desde mi perspectiva la ausencia ya implicaría un nivel de procesamiento psíquico (simbolizable o en vías de). Donde la posiblidad de desplegar sus interrogantes sobre el objeto y poder incluirlo dentro de las teorías sexuales infantiles articularía las "categorías" (en este caso, presencia-ausencia) con la sexualidad infantil, generando marcas estructurantes en el proceso de subjetivación..
Pero insisto, esto no fue posible (en parte) por el peso de la interdicción materna y la imposibidad de circulación de la palabra en torno al padre, que lo exilia del territorio psíquico familiar, desterrándolo al lugar de un "ausente".(16)
Pero como vemos en la obra esta situación cobra cuerpo de una foma especial en la tercera generación Auster, en este caso el escritor , Paul, quien -sublimación mediante- (17) al emprender esa investigación "genealógica" es quien "conduce" al abuelo desde la dimensión de un ausente al procesamiento de su ausencia.(18). Sin embargo se podría haber dado el terreno fértil como para transitar un proceso de identificación alienante (Baranes,J. 1991), presente en el telescopaje de generaciones, entendida como la transmisión de conflictos transgeneracional. Donde se da un proceso de identificación que condensa una historia no conocida por el destinatario de la tercera generación. .Como bien dice H. Faimberg (1985, p. 1054):.. "el telescopaje de generaciones implica un tiempo circular y repetitivo, en tanto que la diferencia de generaciones está ligada al paso inevitable del tiempo..."
El impulso por develar lo desconocido, aparentemente ausente en el padre, cobra estatura en la indagación interior de su hijo Paul y es lo que le permite por un lado tramitar el duelo por la muerte del padre,y por otro pasar de un destino tanático de telescopaje a la articulación simbólica de la diferencia de las generaciones..


En el final nuevamente la ausencia.

Retomando el epígrafe del poeta M. Del Cabral podemos reformular la pregunta de por qué escribe el escritor esta novela. Como tantas otras, esta pregunta no tiene "una" respuesta.
Tiene sí el valor de devolvernos una interrogante abierta ("abierta oscuridad de sentido" diría J. Gelman, 1990). Interrogante que hizo cuerpo en mí, en mi historia pesonal,en mi escritura y en mi deseo de comunicar mis vivencias, de hacer historia(s) desde un texto que me precede y que al alojarse en el papel cumple un destino de ajenidad, de "otredad" (Paz, O. 1998). Sigo en esto a O. Paz quien señala:"La escritura reposa en una ausencia, las palabras recubren un agujero.... Mientras escribo, hay un más allá de la escritura que me fascina y que, cada vez que me parece alcanzarlo, se me escapa". (1979, p.255)
Tal vez Paul Auster escribe para tratar de capturar ese "algo que se fuga". Y es en el viaje que la escritura le propone que busca asir lo que del padre quedó en él como ausencia.
Es así que en esa particular búsqueda se encuentra con el hecho de que la ausencia paterna, era algo que en lo inasible era tangible desde siempre (hasta para el propio Sam Auster, un "ausente o exiliado de sí mismo").
Pero sostengo que la escritura es la forma que tiene Auster hijo para (re) encontrar a un padre perdido, y quedar envuelto en una doble pérdida/reencuentro de "padres" (su padre y el abuelo). Atravesado por "su" re-creación de la figura paterna, busca asir el dolor de una ausencia que quedaba muda por la interdicción-clausura de la palabra. De esta forma habla por él, habla por el padre y no creo que sea casualidad que hable de su hijo al final del libro. En este sutil entrelazamiento de generaciones parece ser necesario poblar la ausencia con palabras, para que la repetición no haga (del todo) muda y eterna a la muerte.


Citas:

1 Psicólogo. Psicoanalista. A.P.U. mail:vguerra@internet.com.uy

2 En un trabajo muy interesante Marta Olivera (1997) realiza una indagación sobre este mismo libro, pero ella se centra más en la segunda parte del mismo, "El libro de la memoria", desde una perspectiva diferente y complementaria a la que yo deseo realizar.

3 "Casi todo el mundo piensa en la soledad como en una idea sombría, pero yo no le confiero ninguna connotación negativa. Nuestro sentido del yo está formado por el pulso de la conciencia en nuestro interior, el inacababale monólogo , las conversaciones que mantenemos con nosotros mismos y que duran toda la vida. Y todo eso sucede en la más absoluta soledad". (1992, p.239)

4 "No me refiero a mi personalidad autobiográfica, sino a la del otro, ese ser misterioso que vive dentro de mí y pone mi nombre en la cubiertas de los libros. Es como si nadie hubiera escrito las palabras que uno lee. Yo encuentro a este "nadie" absolutamente fascinante, pues esconde una verdad profunda". (1992,p. 234)

5 A. Schoenberg expresa mejor esta idea al decir: "Una obra de arte no puede lograr mejor efecto que cuando transmite al oyente las emociones que se agitan en el creador, de manera que también se agiten y desencadenen en él su propia tempestad". ( citado por Hornstein,L,1993, p.63)

6 Conmoción que encontramos también en Freud en relación a la muerte de su padre. En una carta a Fliess dice:..."ante su muerte todo el pasado volvió a despertarse en mi intimidad. Ahora tengo la sensación de estar totalmente desarraigado".(carta 50, del 2 de noviembre de 1896, citado por Ponce de León,E. 1992, p.61)

7 Hecho que también observamos en Freud en relación a la construcción de un aspecto de su teoría. En el prólogo a la segunda edición de "La Interpretación de los sueños" dice:"Es que para mí el libro posee otro

significado, subjetivo, que sólo después de terminarlo pude comprender. Advertí que era parte de mi autoanálisis, que era mi reacción frente a la muerte de mi padre, vale decir, frente al acontecimiento más signifcativo y la pérdida más terrible en la vida de un hombre", tomado de M. Casas (1994). Esta autora en relación a esto señala cómo tanto el sueño de "se ruega cerrar los ojos", cómo el descubrimiento (y nominación) del Complejo de Edipo al año de la muerte del padre, están íntimamente relacionados con el duelo por su muerte. "El duelo por el padre queda entonces como un espacio-tiempo de develamiento, de descubrimiento". p. 59.

8 Indudablemente podríamos pensar en el papel de los mecanismos de reparación en el duelo, tal cual los teorizara M. Klein a lo largo de su obra, pero no es mi objetivo desarrollar este aspecto en el trabajo.

9 Como dice M.Klein: "En su fantasía, este mundo interno, que construyó desde los primeros días de su vida en adelante, fue destruido cuando se produjo la pérdida actual. La reconstrucción del mundo interno da la pauta del éxito de la labor de duelo ".(1940, p.95)

10 Ese aspecto del uso de la desmentida lo podemos encontrar también por ej. en "Sostiene Pereira" de A. Tabuchi (1995), en donde el protagonista dialoga con el retrato de su mujer muerta e incluso en ocasión de un viaje coloca al retrato boca arriba en la maleta: "porque su esposa había tenido necesidad de aire toda la vida y pensó que también el retrato necesitaría respirar bien".(1995 ,p.86)

11 Cabe consignar que esta foto es la que aparece en la tapa del libro de la Editorial Anagrama.

12 Cabe acotar que este tío intentó vengar a su hermano disparando contra la Sra. Auster, pero sin acertarle. Fue preso, y al final del proceso él también fue dejado en libertad. Su nombre era Samuel Auster, pero comúnmente lo llamaban Sam, el mismo nombre de su sobrino, el padre de Paul Auster.

13 Si bien en este trabajo esbozo algunas ideas al respecto, otras -que quedan sin plantear- forman parte de una versión más amplia del mismo. Allí entre otras cosas, retomo hipótesis anteriores sobre el concepto de falso self (Guerra,V. 1998), y me cuestiono sobre la conformación del self del "personaje" Sam Auster, planteando la hipótesis de la conformación de un "falso self motriz". En relación al valor de la actividad en su economía psíquica, la ausencia de replegamiento-relajamiento (no integración), la dificultad para estar a solas y vincularse con los otros de manera espontánea y profunda.

14 Me refiero a los planteos sobre la construcción de categorías y antítesis en relación a la estructuración psíquica propuestos por M. Pelento , por ej. las categorías de: presencia,ausencia, cuerpo libidinal, causalidad, espacio, tiempo, y las antítesis: presencia-ausencia, castrado-no castrado, posible-imposible, permitido-prohibido, lícito-interdicto, femenino-masculino. (1992), (1993), (1998)

15 Para un desarrollo más amplio de este concepto desde la perspectiva de la estructuración psíquica (desmentida estructural) y su relación con la simbolización remito al libro de M. Casas (1999).

16 Este término que empleo tiene una connotación diferente al que planteara I.Berenstein, quien sostiene que: "en determinadas estructuras familiares, el lugar del hijo es investido con el significado de objeto ausente en la mente de la madre", y donde: "el acuerdo matrimonial consiste en mantener el lugar de ausencia en el vínculo como una cualidad valiosa , porque el ausente es el objeto o el personaje idealizado".
.."No es "Su Majestad" el bebe el que predomina, sino su majestad el ausente". (1989 p. 60 y 61).
Vemos que para este autor el ausente está en relación al lugar del hijo, quien toma el lugar de un obeto idealizado. Personalmente tomo en este trabajo la figura del "ausente" como sinónimo de algo desterrado, ajeno a la cadena de circulación psíquca, que no es objeto de desplazamiento, sino de clausura .

17 Queda todo un capítulo a desarrollar sobre la relación entre duelo, sublimación y escritura, y me han sido de referencia fundamental por ej. , los diversos textos freudianos, el libro de Gomes Mango,E. (1999), Porras,L. (1999),algunos capítulos de Gil, D. (1998), así como el artículo de Carlos Sopena (1990), la Revista de la Asociación Argentina de Psicoterapia para Graduados dedicada a "La sublimación" (No.22,1995), la revista de A.P.A. (1992) dedicada al tema de la escritura, Hornstein,L (1988), y (1993) etc..

18 Siguiendo los planteos de A. de Mijolla la figura del abuelo dejaría de ser un "visitante del yo", como lo pudo haber sido para su padre. Además cobrarían así plena vigencia las palabras del poeta Max Jacob: "Sólo podemos cantar afinados en las ramas de nuestro árbol genealógico". (1987 p. 74)


BIBLIOGRAFIA

- Auster, P. (1992) "El arte del hambre". Ed. Edhasa.

- " " (1993). Revista Quimera, No. 109. Barcelona

- " " (1994) "La invención de la soledad". Ed. Anagrama.

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