Notas para una Historia del Psicoanálisis en el
Uruguay.
Gabriela Bruno Cámares.
"Si en lo que sigue hago contribuciones a la historia del movimiento psicoanalítico, nadie tendrá derecho a asombrarse por su carácter subjetivo ni por el papel que en esa historia cabe a mi persona."
Sigmund Freud
¿Cómo comenzar a contar una historia del psicoanálisis sin recordar a Freud?.
Estas primeras notas son apenas trazos hechos al azar, "croquis" borroneados que
intentan transcribir al papel una escena que nunca vi. Tomé algunas piezas del puzzle y
las combiné de forma de armar una historia para contar, fue mi mano la que dio un orden
quizás arbitrario y sé que el puzzle no está ni estará completo pues algunas piezas se
han perdido definitivamente. De todas formas:¿ es posible contar "toda" la
historia?.
Comienzo a narrar una, la que puedo; sesgada, deformada, fragmentada... y recuerdo una
frase de Gérard Vincent: "el historiador de los tiempos lejanos está sitiado por el
período que no estudia: el suyo." (1)
Psicoanálisis hoy, psicoanálisis ayer, psicoanálisis por-venir...
En el Uruguay del Batllismo, de la intervención estatal en la economía, la salud, la
educación y la regulación del trabajo, se erguía firme la idea de un "país
moderno", la "Suiza de América" donde la modernización llevaría a
alcanzar niveles óptimos en las condiciones de vida de la población. Aquel período de
"entreguerras", entre 1919 y 1939 era un tiempo de cambios, una nueva
Constitución para 1919, la crisis capitalista de 1929 que irradió su sombra hasta estas
latitudes, el derecho al voto de las mujeres en 1932... Gabriel Terra asumía la
Presidencia de la República, obtenida por las elecciones del 30, pronto desde
justificados ideales de prosperidad, (prosperidad de los empresarios a los que estaba
vinculado) daría el Golpe de Estado de 1933 quebrando el mito de la democracia. En manos
de este "batllista heterodoxo" según Gerardo Caetano, estaba la recuperación
del país.
Resulta curioso que frente a ojos extranjeros, unos 20 años después fuera: "el
sentimiento cívico que existe en Uruguay |...| tenía todo lo que viene de Batlle |...|
una cierta democracia" (2) lo que -entre otras cosas- impulsara a Madeleine Baranger
a aceptar junto a su esposo, radicarse en nuestro país.
El mismo al que Betty Garma (nacida en Paysandú) logra recuperar como país natal a los
81 años, invitada como visita ilustre en reconocimiento de los méritos de su padre
(ingeniero y auditor) quien fue una persona muy querida en el departamento. Ella,
psicoanalista y uruguaya, aunque autodenominada "británica" tuvo poco que ver
con el psicoanálisis en el Uruguay. Su esposo, fue Angel Garma, quien luego de formarse
en Berlín, analizarse con Theodor Reik y supervisar con Fenichel, fue uno de los
fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina en 1942. Él le contó a Betty que
las ideas de Freud habían "cruzado el charco" y que un tal Valentín Pérez
Pastorini viajaba periódicamente a analizarse con él.
Pérez Pastorini surge de los relatos y fuentes bibliográficas consultadas como el
iniciador, médico, jefe de clínica de la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de
Medicina, docente recordado como inquieto y alegre, en el Hospital Vilardebó, en el que
transmitió a sus discípulos con entusiasmo las ideas freudianas.
Al mismo tiempo el Doctor Miguel Sesser incursionaba en la disciplina pero por una
práctica aislada en su consultorio no colaboró de igual forma en la difusión de la
nueva teoría.
Podríamos situarnos en el año 1944, frontera difusa que sitúa al primero de éstos
médicos comprometiéndose con el psicoanálisis. Mercedes Freire de Garbarino recuerda
así sus palabras: "muchachos lean, ahora vino otro libro nuevo |...| Pérez
Pastorini le dijo [a su esposo Héctor] saben una cosa, hay que ampliarlo esto, creo
que la gente que hace cosas sociales, sociólogos, psicólogos... le pidió que yo
fuera " (3). Esta visión del psicoanálisis en relación a otros ámbitos del
conocimiento, desbordando incluso el área de la salud, no sería la que luego adoptarían
otros psiquiatras en el país.
Mercedes Freire entiende que el psicoanálisis entró al Uruguay desde la pedagogía por
el Laboratorio de Pedagogía del Instituto Normal con la influencia de las visitas de
Waclaw Radecki y Emilio Mira y López y desde la medicina por Pérez Pastorini. Falta aún
rastrear en este sentido, ya que se pueden citar 2 trabajos sobre psicoanálisis que
datan: uno, el de Carlos Vaz Ferreira "El psicoanálisis desde el punto de vista
médico-legal" de 1938 y otro, el de Servando Cuadros "Psicoanálisis profano
del Dr. Emilio Frugoni" de 1940.
Alrededor de Pérez Pastorini se habían agrupado varios médicos que lo seguían, era muy
respetado, presidió la Sociedad de Psiquiatría del Uruguay y se dedicó a sus pacientes,
hasta la muerte, que lo encontró en 1948 junto a la cama de uno de ellos en el
Vilardebó. En su "Breve historia de la Asociación. Psicoanalítica del
Uruguay" Mercedes comenta que se decía: "Pérez murió en su ley,
trabajando" (4).
Rodolfo Agorio y Gilberto Koolhaas quedaron a cargo de los análisis, Pérez los había
autorizado. Héctor Garbarino había comenzado su análisis, que quedó truncado al mes de
iniciado, él y el Dr. Juan Carlos Rey se analizaron con Agorio; el Dr. Fernando Taragano
y Juan Pereira Anavitarte profesor de filosofía se analizaron con Koolhaas. Dos mujeres,
además de Mercedes Freire, integraron ese primer grupo de estudio "no formal":
Laura Achard, profesora de Secundaria y Marta Lacava, estudiosa de la psicología.
Pero con leer a Freud no alcanzaba y algunos quisieron poner en práctica sus
conocimientos. Una enfermera del Vilardebó tenía una niña con enuresis, sabía que un
grupo de doctores estudiaba "psicología" y pidió que la vieran.
Una sala vacía, en el centro muchos juguetes sobre la alfombra... desconcierto de la
niña y de la "analista" que para sí admite un no saber técnico. Pero también
un desconcierto que tal vez no sea tan diferente al que a diario nos enfrenta la clínica,
sorpresa e incertidumbre del encuentro con otro.
Esta experiencia, frustrada al poco tiempo, recordada con humor y frescura por Mercedes
Freire, es muestra de las ansias de trabajar y probarse la validez de lo que cada uno iba
viendo en sus análisis. En Buenos Aires, unos años antes, Arminda Aberastury, "la
Negra", en el Hospital Villa de Mercedes (Borda), acompañando a su marido Pichón
Riviere, conoció a una niña y la "empezó a tratar entre comillas, |...| en el hall
de entrada |...| tenía problemas de aprendizaje y de comunicación" (5) Audacia y
avidez por aprender a escuchar en ambos casos; tropiezos con similitudes y diferencias. La
historia del psicoanálisis en el Uruguay estuvo muy marcada por el apadrinamiento de la
Asociación Psicoanalítica Argentina. Al constituirse como grupo de estudio, anhelando
una futura admisión por parte de la Asociación Internacional de Psicoanálisis, enviaban
regularmente "informes" al país vecino y es así que surgió la idea de ir a
formarse allá. Querían "hacer las cosas en serio". Marta Lacava y Laura Achard
se instalaron en Buenos Aires, una paciente de ésta iba al pequeño apartamento que
alquilaban para continuar con su tratamiento, esto las ayudó a costear ese tiempo de
formación fuera del país. Pero este intento fracasó antes de que alguna pudiera volver
como analista didacta, paso imprescindible para poder constituirse como Asociación. En
sesión de análisis con Pichón se les recomendó regresar al Uruguay pues Perón iba a
romper relaciones con nuestro país y no era conveniente para los uruguayos estar allá.
Los argentinos tampoco podían venir. El único que consiguió un pasaporte oficial fue
Héctor Garbarino.
Comenzaron entonces a contactarse con distintos analistas que estuviesen interesados en
radicarse en Uruguay, entre otros se comunicaron con Servadio un italiano y con Hanna
Segal quien lo consideró seriamente. Dicha psicoanalista, antes de tomar la decisión
solicitó al grupo que financiaran su estadía en el país por un mes (diciembre de 1952),
para conocerlos y trabajar con ellos, pudiendo evaluar así las posibilidades de quedarse.
Aún antes de haber otros cargos, Mercedes ocupó el de tesorera recaudando las cuotas
mensuales establecidas para solventar los gastos. Fue un encuentro muy fructífero que
marcó el camino de los psicoanalistas uruguayos. Hanna Segal explicó que si bien el
grupo era bueno, aunque no para intercambiar a su nivel, ella podía viajar a Bs. As. con
ese fin; pero la dificultad de encontrar una ocupación acorde a los conocimientos de su
esposo (matemático, ingeniero) fue lo que llevó a tomar una decisión negativa para el
grupo. Este vivió ese momento como otra desilusión.
"Desde la época de Valentín Pérez Pastorini y por muchos años más teníamos como
punto de referencia a la A.P.A., éramos dependientes de ella" (6) y desde allí
llegaría el analista didacta: Willy Baranger, licenciado en filosofía experto en Letras
Clásicas, junto a su esposa Madeleine y un hijo de este matrimonio de franceses. Ella
aún estaba formándose; explica que: "empezaron a querer una formación, formar un
grupo normalmente |...| y a nosotros nos propuso, propuso al grupo uruguayo Pichón
Riviere con quien nos habíamos formado, con quien era amigo nuestro |...| en realidad el
contacto era para mi marido |...| tomó en seguida en análisis didáctico a toda la gente
del grupo |...| para que no hubiera rivalidades". (7)
Betty Garma recuerda: "Angel les sugirió a Willy y a Madeleine ir a Montevideo"
(8)
La llegada de los Baranger en diciembre de 1954 implicó muchos cambios, algunos
resistidos: "tuvimos que pasar de ser un grupo que resolvía y hacía las cosas en
conjunto democráticamente, a hacer lo que a este señor se le ocurre"
(9). Baranger tomó a todos en análisis didáctico, incluso a los "viejos"
Agorio y Koolhaas lo que conmocionó al grupo que sentían que ya eran psicoanalistas. Se
reunían en la casa de los Garbarino y debatían sobre la situación, se decían las cosas
más mordaces sobre el analista, se temía que llevara el material a los analistas de
Buenos Aires (ya que viajaba periódicamente) y anduviera desparramando por allá sus
intimidades. Prometían no contar lo conversado en las reuniones secretas bajo amenaza de
no decir nada a Baranger, quien luego en sesión de análisis con ellos obtenía varias
versiones de lo ocurrido, en el diván no podían callar. La hostilidad estaba presente en
los seminarios, Pereira Anavitarte era el que la encarnaba, de algún modo representaba al
grupo, fue otra pérdida su muerte repentina en un accidente doméstico.
Madeleine fue quien organizó los seminarios, el Instituto y tomó en análisis didáctico
a la 2ª tanda de candidatos.
En setiembre de 1955 firmaron el acta de fundación: Willy y Madeleine Baranger, Rodolfo
Agorio, Gilberto Koolhaas, Héctor y Mercedes Garbarino, Laura Achard, Marta Lacava, Juan
Carlos Rey, Juan Pereira Anavitarte y Miguel Sesser. El primer presidente fue Rodolfo
Agorio, la primera secretaria Laura Achard y la tesorera Mercedes Freire de Garbarino.
Baranger antes de irse les sugirió a los miembros fundadores realizar una terapia de
grupo para trabajar la envidia, las rivalidades entre ellos.
Cuando obtuvieron la personería jurídica en 1956 comenzaron los problemas con la
Sociedad de Psiquiatría, que los trataba de "curanderos", de que
"enamoraban a sus pacientes", en los diarios decían: "gente no idónea
hace psicoterapia".
Para solucionar el conflicto les propusieron lo que según Madeleine era una trampa de los
psiquiatras: que quienes no fueran médicos y ya estuvieran en la asociación podían
continuar pero que no aceptaran a otros no-médicos; algunos de los miembros querían
aceptar este acuerdo. Los Baranger proclamaron que si era así, ellos se iban. Finalmente
con el Sindicato Médico del Uruguay como mediador obtuvieron un fallo a favor basado en
que ninguna otra profesión pedía una carrera universitaria previa y que además el
psicoanálisis excedía el campo de lo médico. Fueron momentos difíciles, con ataques
personales (retaron a duelo a Héctor Garbarino) y generalizados; el ir preso era una
amenaza constante.
Perón que había accedido a la presidencia de la República Argentina en 1946, reelecto
para el período 1952-58, tuvo que dimitir en 1955; las relaciones con el Uruguay se
restablecieron y el intercambio con los psicoanalistas argentinos fue fructífero. Pichón
Riviere, su esposa Arminda Aberastury, Luisa Alvarez de Toledo, Emilio Rodrigué y
después Jorge Mom viajaban regularmente a seminarios y a supervisar.
En marzo de 1956 habían empezado los seminarios (luego del año de análisis didáctico)
y fue el año de la edición de la 1ª Revista Uruguaya de Psicoanálisis, tuve el
privilegio de tener en mis manos un ejemplar de hojas amarillas con firmas
"ilegibles" (según Madeleine) de los fundadores.
Ya en el 58 los propios fundadores empezaron a dictar los seminarios, y aspiraron al
reconocimiento de la Asociación como tal en el Congreso de Copenhagen de 1959. En esa
oportunidad cuenta Mercedes, "Klein nos invita a almorzar" (10) marca el
recuerdo del encuentro de los psicoanalistas uruguayos con quien ya conocía sus trabajos
por intermedio de la A.P.A., y les expresó directamente que ese año iban a fracasar en
obtener el nombramiento pues su defecto era precisamente ser klenianos. Para el próximo
Congreso, ya muerta Klein, en Edimburgo en 1961 fueron reconocidos por la I.P.A.; no sin
mediación.
Marie Langer y su marido habían llegado a Montevideo tiempo atrás, se contactaron con
Angel Garma en Bs.As. quien se comunicó con Sterba para confirmar la formación de la
analista y que le expresó que era "una persona confiable". (11) Si bien no se
quedó en Uruguay, ese pasaje por nuestra tierra parece haberla comprometido de algún
modo con los uruguayos pues la cita Aída Miraldi relatando que tras el rechazo anterior:
"lo iban a hacer de nuevo. Algo tenía que hacerse |...| Pedí entrar donde
deliberaban los monstruos Sagrados, el ejecutivo de la I.P.A. ", habló en alemán
con Anna Freud y explicó que " el grupo era bueno y serio. Y eso además era
estrictamente verdad. Así conseguí su reconocimiento y me sentí latinoamericana"
(12)
Luego de estos logros un momento doloroso vivió el grupo cuando se fueron en 1965 los
Baranger, que tras estar en Francia volvieron en febrero de 1966 a Bs.As. Posteriores
encuentros con él marcaron un desencanto dado fundamentalmente por descubrir que era
"lacaniano"... distancias invisibles que unen y separan a los psicoanalistas.
Referencias bibliográficas y notas.
(1) Vincent, G. "¿Una Historia del Secreto?" en
Historia de la vida privada. La vida privada en el siglo XX. Dirección de Philippe Ariès
y Georges Duby. Taurus. 1991. España. Pág. 157.
(2) Baranger, M. Entrevistada por Gabriela Bruno el 4 de julio de 2000 en su domicilio de
Buenos Aires, Argentina.
(3) Freire de Garbarino, M. Entrevistada por Gabriela Bruno el 7 de agosto de 2000 en su
domicilio en Montevideo, Uruguay.
(4) Freire de Garbarino, M. "Breve historia de la Asociación Psicoanalítica del
Uruguay" en Revista Uruguaya de Psicoanálisis Noviembre de 1988 Pág. 4.
(5) Garma, B. Entrevistada por Gabriela Bruno el 4 de julio de 2000 en Buenos Aires, en su
domicilio.
(6) Freire, M. Entrevista citada.
(7) Baranger. M. Entrevista citada.
(8) Garma, B. Entrevista citada.
(9) Freire, M. Entrevista citada.
(10) Freire, M. Entrevista citada.
(11) Garma, B. Entrevista citada.
(12) Miraldi, A. "Marie Langer: 1910-1987" en Revista Uruguaya de
Psicoanálisis, noviembre de 1988. Nº 68 Pág.21.
Bibliografía
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1991. España.
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Fin de Siglo. Montevideo. 1994.
DEVEREUX, G.- De la Ansiedad al Método en las Ciencias del Comportamiento. Siglo XXI
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FREUD, S.- Obras Completas. Amorrartu Editoriales Tomo XIV.
KOROVSKY, E.- "El Psicoanálisis en el Río de la Plata". Revista de
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VILANOVA, A Y DI DOMÉRICO, C.- La Psicología en el Cono Sur. Datos para una historia.
Universidad Nacional de Mar del Plata. Editorial Martín. Mar del Plata 1999
Resumen
Este es un avance de lo que vengo investigando dentro del proyecto:
Historia del Psicoanálisis en el Uruguay: primera parte: Génesis.
Se comenta la importancia de la figura de Pérez Pastorini en el inicio, cómo el grupo
permanece nucleado alrededor de Rodolfo Agorio y Gilberto Koolhaas que lo suceden tras la
muerte. Se plantea cómo en un 1º momento se pensó en viajar a Buenos Aires para
formarse allá y tras la ruptura de relaciones de Argentina con Uruguay, que fue
"necesario" conseguir un analista didacta
La venida de los Baranger, los movimientos que generó, la lucha por conseguir un lugar en
la sociedad uruguaya, especialmente las disputas con la Sociedad de Psiquiatría del
Uruguay, y finalmente el nombramiento en 1961 como Asociación por parte de la I.P.A. en
el Congreso de Edimburgo.
Si bien son primeras notas creo que es válido poder compartir lo que de lo trabajado va
emergiendo como una historia posible de contar.