Bertha Pappenheim: cura de conversación,
sociabilidad de la soledad.
Guillermo Delahanty
y donde nos vemos obligados a dar vueltas y vueltas en nuestro propio jardín de los deseos
Lou Andreas-Salomé.
Teatro Público.
Bertha Pappenheim primera asistente social en Alemania, ocupó su vida
en liberar a la mujer de las ataduras de la sumisión. Comenzó su labor en Frankfurt/Main
a los 29 años de edad en 1889. Dirigió desde 1895 hasta una década posterior un
orfanato destinado al cuidado de niñas huérfanas a consecuencia de los progroms. Se
enfrentó contra la injusticia, pobreza y el estigma de niñas nacidas al margen de las
relaciones legítimas sancionadas por la esfera jurídica. Las reivindicaciones de la
mujer y el grado de conciencia de la opresión femenina se entrelazan con las demás
luchas sociales. (1)
Utilizando las técnicas de trabajo social: investigar casos, registros sistemáticos de
los datos, encuestas periódicas para descubrir nuevas áreas de necesidades sociales.
Fundó el establecimiento Cuidado de la Mujer en el año de 1902. Veinticuatro meses
después formó el Comité de la Mujer Judía, una institución para promover la
emancipación femenina de las leyes agobiantes de la religión ortodoxa. La Federación de
la Mujer Judía (Jüdischer Frauenbund), asociada a la Federación de
Organizaciones Femeninas en Alemania. Ella misma hubo de interrumpir su aprendizaje
académico a los 16 años y de tener su producción de ideas y prepararse para recibir en
el dosel nupcial al hombre destinado por la casamentera y dar hijos varones, porque es
común que la familia judía no desea a las hijas. Una discriminación que rasgó su piel.
Mary-Alice Waters reflexiona que la subyugación de la mujer en el interior del sistema
familiar proporciona las bases económicas, sociales e ideológicas que posibilitan su
sobre- explotación.(2) Estudió lecciones privadas de filosofía griega en 1930.
Con sus fuerzas desafió a los hombres mercantiles, estrechos de miras, quienes traficaban
adolescentes judías del Medio Oriente y las vendían como esclavas a los burdeles de
Europa. En su contacto con adversarios cargaba sus pilas con más fuerza y energía. Dio a
luz un hogar para las prostitutas desamparadas en Isenburg un pueblo aledaño a Frankfurt
en 1906.(3)
Con una notable capacidad para la organización institucional consiguió fondos de
millonarios prominentes para la causa feminista. Viajera sin fatiga conectó enlaces entre
varios centros urbanos desde Jerusalén a Nueva York y visitó países de Polonia a
Turquía. No obstante, a su entrega ella opinaba que su caridad era indiferente.
Sus ideas políticas no comulgaban con el sionismo y repudiaba al psicoanálisis. Bertha
una mujer dotada intelectualmente, con talento para crear cuentos. Publicó varios libros,
en un comienzo empleando el seudónimo de Paul Berthold hasta el mil novecientos firmando
luego con su propio nombre.
Entre sus obras se cuentan un texto de narraciones infantiles al estilo de Andersen: Una
tienda de segunda mano, obras de teatro como El derecho de las mujeres, la
trilogía dramática: Incidentes trágicos.
"En el comportamiento artístico actúan viejas fuerzas que se entretejen con otras
individuales por medio de una excitación pasional; en ambos se produce una síntesis del
entonces y ahora como una experiencia básica, en ambas se da su conjunción en el
arrebato." (4)
También escribió ensayos Los problemas judíos en Galicia, La mujer judía, aquí
imprime su ideología acerca de las mujeres, el trabajo social y el sionismo. Publicó Sysyphus
Werk un reportaje sobre la prostitución, la trata de blancas en Europa y el Medio
Oriente.
Bertha fue una mujer enérgica, autoritaria y religiosa, escribía oraciones y a menudo
hacia plegarias con lamentaciones. Con un sentido del humor fascinante; su hablar era
directo, al grano y sin rodeos. Coleccionista de cristalería, porcelana china, lencería
y bordados. Vestía con elegancia y adornada de joyas preciosas. Su fascinación por los
muebles era evidente. Amor por la belleza: mientras visitaba Salónica, Turquía, se
sorprendió frente a la hermosura de Jolanthe, de 21 años, prostituta y la admiró como
la más bella mujer judía jamás vista.
Su vida social íntima se circunscribió a un círculo de amigas invitadas a su casa los
martes - club café de niñas- en 1925. Era una ocasión para la preparación de
exquisitos manjares, porque siempre disfrutó de la buena mesa. Gustaba escuchar ópera.
Cuando sentía nostalgia en sus momentos de aislamiento, tocaba en el piano obras de
Hayden y Mozart. Permaneció soltera y vivió con su madre 17 años, hasta la fecha de la
muerte materna en 1905.
De vieja padeció varias enfermedades, a saber, reumatismo, dolor en el abdomen y
finalmente, cáncer a dos años previos a su deceso. Un día, fue citada por la gestapo
pero la dejaron ir.(5)
Siete días previos a su muerte, escribió una plegaria encomendando su alma a Dios.
Bertha Pappenheim falleció a la edad de 77 años en la tarde del 28 de mayo de 1936. El
rabino leyó el Salmo 121, que era su preferido.
Bertha vivió en soledad, incluso, en una ocasión celebró hanukah consigo misma.
"No soy necesaria para nada ni para nadie". Desde su infancia enraizó un
permanente aislamiento, con un temor a la intimidad y a la ternura, con mecanismos
defensivos ante la separación.(6)
Limpieza de chimenea.
Bertha Pappenheim fue Anna O.(7) la famosa paciente de Breuer, quien
fue consultado por una tos nerviosa de ella en 1880.
Anna O., 21 años de edad, cabello negro, ojos azules, una mujer atractiva. Padecía
alucinaciones de serpientes negras; parálisis, con rigidez, en el brazo; se comunicaba en
inglés; ausencias, alternando la tristeza y la euforia; sonambulismo; soñaba despierta,
a menudo fantasías melancólicas de poética hermosura cuyo contenido se refiere a una
joven ante la cama de su padre enfermo.(8)
Anna nació en Viena el 27 de febrero de 1859. El padre Siegmund, un comerciante muy rico.
Su madre Recha Goldschmidt, dedicada a las labores domésticas. Procrearon cuatro hijos,
pero solamente sobrevivieron Anna y su hermano Wilhelm, un año menor. La familia era
ortodoxa, guiada de manera autoritaria por las leyes de Moisés. Anna recibió una
educación refinada, el aprendizaje de idiomas como alemán inglés, francés e italiano.
Hábil para la labor de punto en la costura. Con frecuencia paseos a caballo en el centro
hípico de la ciudad. Los hábitos sexuales de la burguesía vienesa conducían a las
mujeres a un excesivo refinamiento.
Viena una capital contrastante, por un lado licencia sexual en las calles y por otro una
moral restrictiva de la familia burguesa. En la ciudad el movimiento feminista era
importante y también fue la cuna del sionismo y del antisemitismo moderno.(9)
Anna sufrió un trauma psíquico mientras cuidaba a su padre enfermo en julio de 1880.
Falleció en abril de 1881, y la familia le ocultó la noticia a Anna, "en casi todas
las situaciones patógenas, debió sofocar una intensa excitación en vez de posibilitarse
su decurso mediante los correspondientes signos de afecto, palabras y acciones"(10).
Frente a la perturbación mental de la hija, la familia primero consultó a Kraft-Ebbing y
después a Breuer, quien se hizo cargo del tratamiento. El diagnóstico clínico: histeria
de conversión,(11) "exagera esa parte del decurso de un proceso investido de afecto;
corresponde a una expresión mucho más intensa guiada por nuevas vías, de la
emoción".(12)
Se inició la psicoterapia por inducción hipnótica. Envuelta en nubes. Breuer la visitó
diariamente hasta junio de 1882. "En la noche del día en que habían desaparecido
todos los síntomas de la paciente le llamaron nuevamente junto a ella, y la encontró
llena de confusión y retorciéndose a consecuencia de los calambres abdominales que
sentía. Cuando le preguntó que le ocurría, respondió: "¡llega el niño del Dr.
Breuer!".(13) Él con una contratransferencia narcisista, huyó precipitadamente ante
la transferencia erótica de Anna.
Poco después, la internaron en el sanatorio de Bellevue(14) en Kreuzlingen, Suiza desde
el 12 de julio al 29 de octubre de 1882, bajo el diagnóstico de trastornos funcionales en
el hemisferio cerebral izquierdo. El tratamiento ahora, consistió en suministrar de 0.07
a 1.00 gr diario de morfina. En silencio miraba la imagen de su progenitor y quería
visitar su tumba (15). Anna se repuso definitivamente hasta 1895.
Breuer leyó a Freud los fragmentos del historial clínico en noviembre de 1882. El primer
caso clínico escuchado por Freud que le permitió iniciar su incursión al mundo del
inconsciente dinámico. Anna era amiga de Martha Bernays, la esposa de Freud; "entre
otras personas, hablamos de tu amiga Bertha Pappenheim"(16). Entre los años de 1901
a 1909, los domingos por la tarde Martha recibía a sus amigas y en ocasiones se hallaba
Anna entre ellas. Incluso fueron parientes políticas (17).
Anna una joven excitable aunque autopunitiva. Una noche escuchó a distancia, los sones de
una música bailable y deseó encontrarse allá, deseo que provoco severos autoreproches.
Vivía con excedente de movilidad. Reprimía cualquier idea representativa de una pulsión
sexual con deseos incestuosos hacia su padre (alucinaciones y fantasías).
Un día su hermano peleó con ella porque visitó vestida con medias a su padre. La
sintomatología también le sirvió para evitar la atadura al enfermo, y así, la
separaron del lecho paterno. Sumida en la ambivalencia ayudaba al padre en el baño, para
evacuar la orina, un espacio cuasi-erótico.
Anna encontró nexos entre los síntomas y las vivencias excitantes con el método
catártico, procedimiento inventado por ella misma. La abreación. Expresaba la fantasía
afectiva y de repente rebelaba la conexión y desaparecía el síntoma
Lenguaje secreto
Bertha sentía una ligazón muy intensa por su padre, en su infancia
con una precocidad sexual y sensaciones sensuales intensas, intentó canalizarlos hacia su
progenitor, sin embargo, por la sanción religiosa lo reprimió. EL amor por su padre
encubrió la decepción de su nexo con la madre, "la intensa dependencia de la mujer
respecto de su padre no es sino la heredera de una igualmente intensa ligazón-madre, y
que esta fase anterior tuvo una duración inesperada."(18). Nunca pudo separarse de
ella por la desesperación ante el vínculo roto, por ejemplo, no beber agua durante su
padecimiento es una muestra de su adhesión oral, pero, con repulsa, "no sin sorpresa
se oye otro reproche, que se remonta un poco menos atrás: la madre dio escasa leche a su
hija, no la amamantó el tiempo suficiente."(19). Bertha sufrió pérdidas, a saber,
en la infancia a sus ocho años, falleció su hermana mayor de 18 años de edad, y
después la muerte del padre removió la primaria sensación de separación psíquica
vivida de manera traumática.
Sus arrebatos implicaban una promesa de liberación. Los fantasmas - que poblaron su mundo
interno cargados de pulsiones sexuales encuentran una solución de compromiso en la
sublimación, sacrificando su vida sexual. El erotismo quedó arropado por la actividad
social creativa.
"Durante toda la vida nos referimos a impresiones por las que quiere volver a
nosotros una realidad primitiva, una realidad que sólo puede experimentarse de nuevo a
retazos, semi-oculta, simbólicamente, pues su fondo de sentimientos se extiende hasta la
totalidad inconsciente y desmembrada , a la que nosotros sentimos , al despertarse cercada
de vida y de nosotros mismos".(20).
Evitó la servidumbre del matrimonio y con ello la desilusión de la vida conyugal cuando
desaparece luego la ternura física. No hubo de soportar la degradación del yo de mujer
frente a la perspectiva de una existencia martírizante. Conforme al punto de vista
histórico la decisión para vivir en celibato fue causada por su fortaleza e inteligencia
que evitó la subordinación a un hombre, y porque a la edad en que padeció su enfermedad
coincidió también con la etapa en que las mujeres burguesas se casaban, quedando ella al
margen del contrato del schidduch. (21)
Bertha Pappenheim-Anna O. fue una mujer humanista. Primero su energía vital quedó
atrapada en el cuerpo de manera paralizante, una vía de expresión de su conflicto
interno, y después entregó su cuerpo para la causa de la liberación femenina. Encontró
una nueva dimensión social para la mujer judía. Su vitalidad inundó a las instituciones
que cobijaron a las niñas desamparadas. La soledad de una mujer en el mundo actual y su
encuentro entre el yo y tú colectivo; una relación de recíproca presencia (22).
Compartía un acontecimiento fugaz y consistente; "en la mujer perviven impulsos
creadores mucho más primitivos, pero que constantemente se ahondan en la propia
experiencia, y cuyo ímpetu se manifiesta en su propio ardor sin abrir caminos propios. En
las mujeres parece como si todo desembocara en su propia vida interior, no hacia el
exterior: dentro de su interior como en el ámbito de su propio círculo, como si
no pudiera salir de ella sin herida o dolor como la sangre de la piel." (23).
Desde el contexto clínico a la esfera social es plausible comprender la continuidad de su
actividad, según Binswanger, por medio de su historia vital interior (24), su función de
auxilio se entiende por el proceso de su motivación, para sostener primero, a su padre y,
segundo, a las mujeres cazadas para la explotación sexual. Es una representación de su
posición ante la vida, que es escenificada en su comunidad, en el encuentro del yo-tú.
Por la conciencia de su sufrimiento y a través de su empatía, entregó su generosidad.
En su proceso de socialización se tejieron los hilos rotos, extendidos luego hacia el exterior por medio de la sublimación. Bertha en compañía sintió la seguridad interior y en sus momentos de autonomía, en su propio hogar, entonces vivenció una existencia compasiva. La conciencia de una vida frágil que se rompe.
Notas:
1. Mary-Alice Waters (1976), Marxismo y feminismo, Barcelona, Fontamara,1977, p. 107.