Controversias terminables e interminables
Sandra Filippini.(*)

¿Cómo formular una controversia en el campo freudiano 1 que no se limite al comentario tendencioso o la injuria, que no se transforme en una discusión que gire exclusivamente en torno al poder y la política en el psicoanálisis, y que sea tanto producto como generador de un campo forzosamente compartido?

Los trabajos escritos que están inmersos en controversias del psicoanálisis se juegan preferentemente en un nivel doctrinal, no así los testimonios orales, ni las correspondencias que muestran más claramente el nivel transferencial, ni las actas de las reuniones e instituciones que lo hacen principalmente en el político.

En los últimos años desde grupos psicoanalíticos se reiteran distintos tipos de demandas al Estado de reglamentación de las psicoterapias y de reconocimiento de institutos de formación analítica. En ese contexto la revista Relaciones publicó un artículo titulado 2 La controversia con los lacanianos, extractado del libro de A.- Green Un analista comprometido. Dos años más tarde en París y en un contexto de demandas similares un número de la Revue Française de Psychanalyse, fuera de la serie, inspirado (así lo plantea la revista) y bajo la dirección de A.Green trata sobre las Corrientes del psicoanálisis contemporáneo. En la introducción, así como en varios trabajos de analistas franceses se refieren a la enseñanza de J. Lacan. Los textos hacen especial hincapié en la crítica a la formulación de Lacan sobre el dispositivo del pase3, la frase de la discordia es la de que "el analista no se autoriza más que de <él mismo>"
J.A. Miller envía una nota realizando algunas puntualizaciones, ésta no es publicada y se le niega el derecho de respuesta. A partir de allí se desata un debate en el que antiguas controversias vuelven con todo furor, se abre en el campo freudiano una polémica a partir de las cartas públicas que edita J. A. Miller y la prensa le hace un lugar. Las consecuencias de este debate aún se están produciendo, por su entidad rebasan a las instituciones y han generado lo que se ha llamado un "nuevo paisaje psicoanalítico".

La reiteración de los argumentos que se presentan en contra de "los lacanianos", la lectura descontextualizada que se realiza de algunas formulaciones de J. Lacan nos llevaron a preguntarnos ¿ si alcanza con introducirse en la controversia corrigiendo la lectura que hacen A. Green y otros de la doctrina lacaniana, y proponer a cambio " la buena lectura" o si no es necesario previamente despejar diferentes niveles de la controversia para participar de ella? Esta última será nuestra opción, la de despejar el terreno político y el transferencial en el que están inmersos los excesos y errores de estas formulaciones para centrar la polémica en el doctrinal.

Las controversias en el campo freudiano existen desde su creación, en el recorrido histórico resaltan las de Freud y Jung y las de Klein con A. Freud, las de Lacan con la IPA, ahora la de Green con "los lacanianos".
El análisis de éstas por una parte se complejiza, por otra se reordena y simplifica cuando distinguimos los tres niveles de cada debate: uno transferencial, uno político y otro doctrinal, a partir de una operación de lectura en cada caso .
Caer en la cuenta de esta distinción deja en claro que no se puede estar por fuera ellos y que no alcanza con nombrarlos o buscar acotar los efectos de los desplazamientos de unos sobre otros para que no se produzcan.
La apuesta será la de privilegiar el recorte de lo que se juega del nivel doctrinal en cada controversia e intentar acotarlas en ese marco, correrse del sin fin de quienes están en juego, cada vez, en el nivel transferencial, así como de los fuegos artificiales del nivel político, morada habitada permanentemente por herejes y redentores. El distinguir los distintos niveles de las controversias también dejará más claro el porqué se vuelven interminables, sin fin.
 
 

Las controversias en el nivel transferencial: ¿ una historia sin fin?
Demarcar el nivel transferencial que se juega en una controversia implica una lectura detenida y atenta que nos ubica en las antípodas de una práctica salvaje del análisis.
La lectura que el psicoanálisis nos permite es la de atenerse a la literalidad de los textos, muy diferente a otras formas de leer en las que a partir de esos textos se le suponen intenciones o se extraen diagnósticos del autor.

Recurriremos a las correspondencias pues son un lugar privilegiado para el despliegue del nivel transferencial de los debates. Así seguimos una indicación de E. Cioran cuando escribe "La carta, conversación con un ausente, constituye un acontecimiento capital de la soledad. La verdad sobre un autor debe buscarse en su correspondencia y no en su obra. La obra es con frecuencia una máscara".4
¿Qué extraña ingenuidad sería suponer que se podría excluir el nivel transferencial de las controversias en el campo freudiano? ¿ Estar advertidos de la transferencia podría ponernos a salvo de ella o sólo la vestiría con otros camuflajes?
¿Qué extraño artilugio del psicoanálisis nos haría ubicar el nivel transferencial como una incomodidad?

Una de las vías por las que transita el nivel transferencial es la del rumor que funciona como una especie de vergüenza reconocida sólo en los otros "¡a eso es por transferencia!". Cuando algo de lo transferencial toma estado público a través de lo doctrinal o lo político se juzga (en voz baja) como un error transferencial (¡cómo si fuera posible no errar en la transferencia!) .
Descartar o considerar errada una formulación porque evidencia elementos transferenciales deja a un lado una de las claves de lectura del psicoanálisis, además la pertinencia o no de cada formulación debiera dilucidarse en el nivel doctrinal.
El condicional en que planteamos esa dilucidación no es casual, puesto que la mayor parte de las veces no se da esa forma y se confunde el "error" doctrinal con su nivel transferencial. Al pretender un ascetismo de la doctrina paradójicamente se la vuelve sólo transferencia al atribuir los "errores doctrinales" a la falta de análisis o a un diagnóstico irremediable, excluyendo de esa forma el debate doctrinal.
Lo anterior se vuelve una simple constatación (después de dicho) cuando nos zambullimos en las correspondencias para trabajar las controversias.

Nos introduciremos en las formas en que se desplegaron las primeras controversias del psicoanálisis con un lapsus que Freud escribe a Jung, "sin fin (endlos) me he liberado de Adler", lo que luego corrige: " por fin (endlich) me he liberado de Adler."5
El espacio entre el sin fin y el por fin que genera ese lapsus muestra que plantear el fin de una relación bajo la forma de liberación es dejarlo mal planteado en el nivel transferencial y doctrinal, y en el político sería una ruptura violenta en la que el poder quedaría del lado del liberado.
La descalificación por el diagnóstico o las fallas de los análisis son por momentos los argumentos más contundentes que se manejan y no dejan de ser chismes con aspiraciones intelectuales. De esa forma nombró Freud sus comentarios sobre Adler "contesto en primer término a los puntos más sencillos de su carta y liquido los chismes antes de entrar en lo misterioso que Ud. menciona", los chismes eran los que dijo con su lapsus. Si bien Freud en las primeras instancias ( p.ej: con Adler) utiliza el diagnóstico como desacreditación, luego intenta frenarlo diciéndole a Jung: " que cada uno se ocupe de su propia neurosis con más celo que de la neurosis del prójimo"6
El cambio de posición de Freud se produjo cuando esa herramienta se volvió en su contra por las críticas a Anna Freud: " dos cosas se vuelven imperdonables en el grupo inglés,,la acusación a la que habitualmente se recurre contraria a toda buena costumbre de que no se ha analizado suficientemente..." y agrega mostrando su oscilación: "pero está más analizada que Ud., ¿de quién puede decirse que está bien analizado?"7 Las críticas eran a su hija Anna, pero también a él que era su analista.
¿A quién se está criticando cuando se dice que alguien "no está bien analizado" al analizante, al analista o ambos?

En el final de la relación con Jung se produce un intercambio epistolar por demás interesante, en el que el nivel transferencial y la angustia toman un primer plano:
"...le agradezco muy cordialmente el pasaje de su carta en el que habla de su <pedazo de neurosis> del cual no está libre...
Yo he tenido que sufrir, con Ud. , por ese pedazo, aún cuando Ud. no lo vio ni lo comprendió correctamente cuando yo quise aclarar mi actitud con respecto a Ud. .
Si se quitase ese velo, estoy seguro que adoptaría otra actitud con respecto a mi trabajo...
... tan sólo sufro de vez en cuando por el humano deseo de ser intelectualmente comprendido, sin ser medido con la escala de la neurosis...
Por lo que se refiere a este trozo de neurosis, quizás me permita Ud. llamarle la atención acerca de que Ud. comienza la interpretación de los sueños con el acorde menor de la confesión de la propia neurosis - el sueño de la inyección de Irma- una identificación con el neurótico precisado de tal tratamiento, lo cual es muy significativo.
Nuestro análisis terminó, en su tiempo, con su observación de que <Ud. no podría hacerse analizar sin perder su autoridad>. Esta frase ha quedado grabada en mi memoria como símbolo de todo lo por venir...
Le escribo a Ud. aquí tal como le escribiría a un amigo, así es nuestro estilo...
Por ahí se difunde una estupidez de especial mal gusto que afirma que yo he creado mi teoría de la libido a consecuencia del erotismo anal. Cuando pienso en quien ha inventado tal <teoría>, temo por el porvenir del psicoanálisis."8
La dolorosa carta de Jung muestra los virajes en su posición transferencial. Al intentar jugar en la posición de amigo, el uso del condicional ("tal como le escribiría") deja en evidencia la dificultad para ubicar a Freud en ese lugar.
Es paradojal (producto de la transferencia que se desplegó), que, a la vez que demanda ser medido "sin la escala de la neurosis", Jung no cesa de interpretar y señalar la neurosis de Freud. La carta de Jung termina: "Yo no exijo de los psicoanalistas una libido infantil de reconocimiento o de admiración, sino tan sólo comprensión con respecto a las ideas por mi producidas. El psicoanalista utiliza lamentablemente su psicoanálisis como una especie de poltrona, al igual que nuestros adversarios su fe en la autoridad. Aquello que los podría hacer pensar, estaría determinado por complejos. Estaba por descubrir aún esta función protectora del psicoanálisis".
Freud le responde : "No se preocupe usted de nuevo, que no voy a tomar a mal su <nuevo estilo>. Yo creo que tanto en el trato de los psicoanalistas entre sí, como en el análisis mismo, está permitida toda forma de sinceridad. Los abusos del psicoanálisis, a los que Ud. alude en la polémica y en la defensa contra lo nuevo, me vienen preocupando desdehace tiempo; tan sólo puedo recomendar con ello el remedio casero de que cada uno de nosotros se ocupe más celosamente de la propia neurosis que la del prójimo" 9 .La siguiente carta de Jung comienza: " Puesto que lamentablemente, ha tolerado usted mal mi <nuevo estilo> templo de nuevo mi lira, previamente un par de tonos más bajos" 10 (las negritas son nuestras).
¿Dónde lee Jung la intolerancia de Freud? En la carta de Freud referida anteriormente, que al terminar dice: " Siento no poder considerar más detalladamente sus observaciones acerca de la neurosis de los analistas, más ello no se ha de tomar como un rechazo. Pero un punto me atrevo a objetarle algo bien patente: mi neurosis no le ha perjudicado a usted,como usted opina".
¿Si Freud no acepta el análisis mutuo, Jung no podría sostener su cambio de estilo?
 El no reconocimiento de Freud de la influencia de su neurosis sobre Jung se le vuelve un impedimento, a Jung,  para hacer el giro transferencial que se proponía, la autoridad queda nuevamente del lado de Freud. Es decir que  poner en cuestión la autoridad de Freud no era sólo problema del propio Freud, Jung acepta "bajar el tono", no hablar más de <nuestro estilo> (tal como Freud se lo dijera en la carta antes citada) y referirse a partir de allí a "mi nuevo estilo".
Tampoco Freud encuentra salidas a estas situaciones, apela a la buena voluntad y la benevolencia que parecen argumentos pobres frente a lo que estaba en juego. "Creo que debemos acumular un nuevo capital de benevolencia mutua..." le escribe a Jung,11. Y a Jones "toda la crítica se apoya en un endeble prejuicio que se puede evitar fácilmente con un poco de buena voluntad." 12
 

1.1 El nivel transferencial en una controversia actual

El exceso y la repetición en que se desenvuelve la argumentación de Green muestra el nivel transferencial de la controversia. En su argumentación arremete contra J.Miller: "J.A. Miller, filósofo y normalista, sin verdadera formación analítica (pues no la tiene, con un análisis por demás bastante discutible y que terminó según parece de manera dramática)...". El rodeo por J. A. Miller y su análisis, es más que nada una crítica a J. Lacan, por haberlo dejado como "heredero del poder" (sic).
No critica de ningún modo la pretensión de legar, de dejar un heredero y custodia de su enseñanza (crítica en la que doctrinalmente coincidiríamos), sino al error en cuanto a la persona elegida.
El exceso, la "virulencia antilacaniana " 13 muestran el nivel transferencial de la controversia, que lo lleva a formular una demanda de autoexclusión a un grupo que él nombra "los lacanianos" o de "exclusión por parte del Estado".
Excluir al oponente supone una solución que lo pondría fuera del campo, aunque el mismo acto de exclusión implica que el campo es compartido, aunque forzosamente, su demanda política vela el nivel transferencial e impide el desarrollo del doctrinal.
Esta es una de las particularidades de la mayoría de las controversias, especialmente en psicoanálisis, no tienen una "solución" que las erradique, que las vuelva terminables. Sí es posible recortar y acotar, cada vez, los diferentes niveles en que se juegan e intentar mostrar los efectos que generan en el doctrinal.
 
 

2-El nivel político, una lucha "endlos" sin fin

Los pasos que apresura Green en su texto tienen una dimensión política ostensible.
En el libro "Un psicoanalista comprometido" queda planteado más claramente que habla como presidente de la Sociedad Psicoanalítica de París. Al referirse a las preocupaciones de sus miembros por los problemas laborales y de reconocimiento social, los nombra "mi pueblo". Es desde ese lugar que ubica a "los lacanianos" en "posición cismática" respecto a "su pueblo" o "comunidad". El significado de cismático es: "que se aparta de la autoridad reconocida especialmente en materia de religión.2. Dícese del que introduce cisma o discordia en un pueblo o comunidad." 14

Se podría comenzar con análisis políticos, de luchas por espacios de poder e institucionales en el campo freudiano, los dejamos en suspenso. Lo importante en este caso es mostrar el movimiento que hace A. Green al desplazar el eje de su lectura al plano político, las consecuencias doctrinales que genera.
Considera que el psicoanálisis y su formación pueden ser reguladas por el Estado, como en las profesiones para las que él brinda formación. ¿Porqué no aceptarían quienes reclaman garantías del Estado que la Universidad de ese mismo Estado formara analistas?, ¿la práctica del psicoanálisis es la práctica de una profesión?
¿ Cada análisis, fundamento de la formación (hasta ahora por lo menos nadie ha sostenido públicamente lo contrario) puede ser brindado, exigido, regulado, evaluado y garantizado por el Estado?

Cuando se necesita recurrir a la intervención del Estado para reglamentaciones o exclusiones implícitamente se está reconociendo que no se tiene autoridad política ni doctrinal sobre ese campo para dilucidar la controversia en él. Esta ha sido la gran sorpresa para muchos, la IPA actualmente es una institución, la más vieja, la más numerosa, la que fundó Freud, y es una de las varias sociedades y escuelas, en las que se trabaja la doctrina psicoanalítica.
En el campo freudiano hasta M. Klein las controversias en el nivel político se han acotado cuando una de las partes se retira del campo (Hirschfield, Adler, Jung,etc), es decir que IPA y campo freudiano eran lo mismo. Hasta la exclusión de J. Lacan de la IPA las controversias en ese mismo nivel político se definían al llegar a un acuerdo de las partes en las sociedades de la IPA (por más duro que fuera el debate). Al continuar Lacan su práctica y su enseñanza del psicoanálisis aún después de "excomulgado" por la IPA (en 1963) y al fundar luego la Escuela Freudiana de París (en 1967) se terminó la superposición del campo freudiano con la IPA. Green, 40 años después, aún no cayó en la cuenta de este acontecimiento y pretende equiparar a "los lacanianos" con "los jungianos" en su posición exterior al psicoanálisis, confundiendo campo freudiano con la IPA, en ese "argumento" fundamenta su demanda de autoexclusión.

A.Green se sorprende en su libro de que todos los movimientos para hacer intervenir al Estado en el psicoanálisis queden en nada. Remitirse a la historia permitirá caer en la cuenta de por qué las vías políticas nunca fueron "solución " para los problemas doctrinales.

Luego que Jung y sus discípulos se retiraran de las Sociedades Psicoanalíticas de Zurich y de Viena, en junio de 1912, E. Jones propone primero a S.Ferenczi y luego a S.Freud la creación de un Comité Secreto que tendría por fin: "proteger y discutir cualquier deseo de apartarse de alguno de los principios fundamentales de la teoría psicoanalítica (la represión, lo inconsciente, la sexualidad infantil)." 15
El Comité Secreto se formó con siete miembros que se comprometieron a que lo que cada uno publicara debía ser aprobado por los otros. En 1923 S. Ferenczi y O. Rank escriben "El objetivo de los desarrollos en psicoanálisis", texto que sólo Freud conoció y aprobó antes que se publicara. Eso provocó un profundo malestar y los otros miembros del Comité tildaron a sus autores de "desviacionistas". En las Pascuas de 1924 previo al Congreso de Salzburgo, O.Rank disuelve por carta el Comité.
E. Jones escribe a Freud "la idea de un pequeño cuerpo unido, destinado como los paladines de Carlomagno a custodiar el reino y la política de su amo, fue un producto de mi propio romanticismo." 16
Carlomagno era Freud y el Comité quien debiera proteger a "su reino" y a "su amo" y custodiarlo aún después de su muerte.
Freud había aceptado esta propuesta de buena gana, pero también aprobó la publicación del trabajo de Rank y Ferenczi, sin consultar al resto del Comité. En ese doble movimiento se puede leer qué importaba más a Freud ¿ la producción doctrinal o su control?
 
 

2.1 La controversia M. Klein-A. Freud en el nivel político

La preocupación mayor de M. Klein, E. Jones y otros miembros de la Sociedad Británica de Psicoanálisis era que al exponer A. Freud sus reparos a las posibilidades del análisis con niños, especialmente con niños psicóticos, el desarrollo y la aceptación que comenzaban a tener los tratamientos en Londres fueran frenados. Los participantes de la controversia tenían claro que las diferencias teóricas implicaban diferencias en la clínica.

La renuncia de E. Glover a la S. B. P. muestra que ninguna de las propuestas políticas pudo resolver el problema doctrinal y nada en ese plano fue definido.
"Así es como veo la situación presente: la serie de discusiones de controversias terminará en humo... El grupo kleiniano continuará sosteniendo que sus tesis son estrictamente freudianas, que son legítimas y que constituyen extensiones preciosas de la obra de Freud. El "viejo grupo del medio" buscará escapatorias, pero terminará por decir que no ve ninguna necesidad de una escisión. Los miembros sueltos quedarán perplejos y no verán necesidad de ninguna escisión. Sólo los freudianos vieneses y algunos miembros sueltos continuarán manteniendo que las tesis kleinianas son no analíticas...
... después de mucho tiempo el Comité está en la práctica, en un impase y después de un año ha sancionado en efecto la existencia por así decir bajo un mismo bonete, al menos dos sistemas de formación enteramente diferentes."17
La imposibilidad de resolver el problema doctrinal en el nivel político, fue no sólo un impase, puesto que volvió evidente lo que habían intentado evitar.

A.Green escribe sobre la controversia M. Klein- A. Freud: "el telón de fondo se hacía con frecuencia muy evidente: aquel que ocupa una posición de poder representa a la Asociación por fuera de ella y podría distribuir pacientes y contar que sus trabajos teóricos resultaran menos abiertamente criticados por aquellos que dependen de él...". 18 La insistencia en poner como motivo principal de las diferentes controversias la cuestión económica, laboral y de poder restringe la complejidad de los niveles que están en juego cada vez y desdibuja el lugar de la teoría. La importancia de ésta es la de transmitir y hacer doctrina de la práctica psicoanalítica. Y no elllevarla a un lugar de prestancia y poder del que dependerían las posibilidades laborales.
Esa forma de ubicar la teoría es la que le impide analizar las diferencias clínicas que han estado en juego siempre en las controversias del campo freudiano.
La caída de la ortodoxia freudiana, la multiplicación de corrientes en el seno del campo freudiano no es sólo cuestión de teorías sino también de prácticas.
¿Para qué servirían las diferentes teorías si las prácticas fueran iguales?

La existencia en la Sociedad Británica de Psicoanálisis de dos sistemas de formación diferentes dejó caer la autoridad de las sociedades psicoanalíticas para exigir la ortodoxia y habilitó las transformaciones de la práctica, al costo de velar las diferencias.
La exclusión de J. Lacan como analista didacta de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (en 1963) fue una condición para que la sociedad pudiera integrarse a la IPA. El punto central de esa exclusión, según consta en los testimonios de quienes participaron en las negociaciones, fue que no se aceptaba una práctica con sesiones de menos de cincuenta minutos. En ese acto se excluía y a la vez se negaba la existencia de diferentes prácticas del psicoanálisis, la fundación (el 21 de junio de 1964) de la Escuela Freudiana de París las instituyó públicamente.
¿ Para qué formular demandas de exclusión al Estado o de autoexclusión de quienes ya fueron excluídos? Buscar la duplicación del acto de exclusión ¿no muestra lo fallido de la primera?
 
 

3-"Endlich" por fin, el nivel doctrinal

La doctrina es "la enseñanza que se da para instrucción de algunos."19

La controversia Freud- Jung en el nivel doctrinal dejó como uno de sus principales consecuencias las afirmaciones de Freud sobre: "...los parafrénicos... cuyo extrañamiento de su interés respecto del mundo exterior (personas y cosas). ..los hace inmunes al psicoanálisis, los vuelve incurables para nuestros empeños." 20
Freud finalizó "Introducción al Narcisismo" escribiendo: "... podemos desechar el aserto de Jung, según el cual la teoría de la libido ha fracasado en arrancar los secretos de la dementia praecox y por eso quedó liquidada también respecto de las otras neurosis." Al aceptar la primera de las críticas: el fracaso del psicoanálisis con la dementia praecox, y al desechar la segunda, restringió el campo del psicoanálisis a las "otras neurosis", las de transferencia. Las consecuencias doctrinales de ese movimiento fueron replanteadas por M. Klein dando cabida a través de los niños al trabajo con las psicosis, línea que su escuela desarrolló profundamente.

En el nivel doctrinal, las principales controversias se remontan al momento en que su fundador formula: "el concepto de narcisismo constituye una alternativa frente a la <libido> no sexual de Jung y a la <protesta masculina de Adler>" con las consecuencias clínicas anteriormente señaladas. Y con una elaboración sobre "..el problema más profundo de las relaciones entre el yo y los objetos externos... " 21

Quienes han generado doctrina psicoanalítica de las psicosis, se replantearon ciertos fundamentos de Freud, y por esto han sido cuestionados en su pertenencia al campo freudiano. Así sucedió con M. Klein y con J. Lacan al replantear la teoría del Yo, del cuerpo y del objeto en psicoanálisis.
Ni M. Klein, ni J. Lacan, ni algunos otros han sido fieles a Freud, si nuestra práctica en cien años no se hubiera transformado y ampliado ¿hubiésemos sido fieles ya no a Freud sino a las enseñanzas freudianas?
¿Porqué sería una dificultad sostener y producir públicamente los cambios necesarios y esperables de una doctrina en el tiempo? ¿Y si cambia la doctrina no cambia la práctica?
La actualidad del psicoanálisis se ha vuelto una preocupación, que se expresa con cierta urgencia al entrar en el tercer milenio, se equipara (en muchos casos) actualidad con adaptarse a las demandas. ¿Cuándo el psicoanálisis pudo operar adaptándose a las demandas? Podemos formularnos la pregunta de otra forma que nos conduzca a respuestas en el campo del psicoanálisis, por ejemplo ¿qué en el psicoanálisis hay de actualidad ¿A qué problemáticas humanas sólo el psicoanálisis da respuestas? ¿Y cómo se han transformado esas problemáticas históricamente? ¿EL psicoanálisis de qué manera ha participado en las transformaciones?
Freud le escribe a Abraham: "El Narcisismo fue un parto difícil y presenta todas las dificultades consiguientes." 22
Lacan en el comienzo de su trabajo con relación al psicoanálisis (1932) plantea: "El narcisismo de hecho se presenta en la economía de la doctrina psicoanalítica como una terra incognita cuyas fronteras en la economía de la doctrina psicoanalítica han podido delimitar los medios de investigación provenientes de las neurosis, pero cuyo interior permanece mítico y desconocido."23
Por eso formula una relación exterioridad-interioridad que replantea y desplaza la función de la realidad, como el punto de discriminación entre yo- no yo.
Se trata de "Una teoría del narcisismo por otro lado menos chocante que la del yo, porque funda el yo en la alteridad, mientras que en Freud se consideraba que el acceso a la alteridad se realizaba a costa del yo." 24
Freud sostenía que: "Nos formamos así la imagen de una originaria investidura de objeto libidinal del yo, cedida después a los objetos; empero ella persiste, y es a las investiduras de objeto como el cuerpo de una ameba a los seudópodos que emite." 25

En 1953 Lacan realiza su primera conferencia pública fuera de la S.P.P. y de la I.P.A., en que dice: "...La confrontación con esos tres registros que son los registros esenciales de la realidad humana, registros muy distintos y que se llaman: simbólico, imaginario y real. "26 Los nombra, da cuenta de sus relaciones, y ubica a la "realidad humana" como producto de sus interacciones.
Profundizar en este trabajo sobre puntos centrales de la trayectoria de J. Lacan desborda nuestros objetivos. Enumerar los puntos fundacionales de la doctrina lacaniana muestra la complejidad de éstos y abre a la posibilidad de la discrepancia y el debate, pero no de trivializaciones, que reducirían las dificultades doctrinales del psicoanálisis a cuestiones del tipo " sesiones de cinco minutos vs. encuadre".
En esa misma conferencia Lacan se pregunta: "... para plantear la cuestión de saber qué es lo que está en juego en el análisis. ¿Qué es esa experiencia singular entre todas que va a aportar en esos sujetos transformaciones tan profundas? ... ¿Cuál es el resorte? Todo esto, la elaboración de la doctrina analítica después de años, está hecha para responder a esta cuestión."
 

3.1 Algunas consecuencias clínicas de la doctrina del encuadre

Abordajes del campo de las psicosis o el de las llamadas perversiones.
En nuestra lectura "el verdadero problema del psicoanálisis en este fin de siglo" es el de su relación con las psicosis, es el de darnos herramientas para leer las nuevas formas de las eróticas, por ejemplo. Y no "la dispersión teórica" que señala A. Green , aunque a renglón seguido escribe que las teorías psicoanalíticas que él acepta son las que no producen cambios en "lasexigencias de la cura ".
¿Por qué preocuparse por la dispersión teórica si dice que en la clínica todas las teorías funcionan igual? Vamos a dejar responder a Green: "Sólo difieren las maneras de comprender el material y de interpretarlo."
El "sólo" muestra que allí hay una dificultad, que no hay posibilidad de "todos iguales", como "ante la ley", aún cuando se ponga al encuadre en el lugar de una ley. Ese "sólo" es entonces una objeción mayor al fundar la clínica psicoanalítica en el encuadre, porque "las maneras de comprender el material e interpretarlo" fundan diferencias clínicas.

¿ Qué encuadre fundó el trabajo de Freud con el Hombre de los lobos o el pequeño Hans?, ¿ qué encuadre fundó el trabajo de Klein con Richard acompañándolo a la parada del ómnibus ?, ¿ qué encuadre fundó el trabajo a demanda de Winnicott con The piggle o con M. Little en sesiones de varias horas? ¿ Fue el encuadre o la particularidad de cada caso?

El método que fundó el psicoanálisis fue la asociación libre del analizante y la atención flotante del analista, desplegadas ambas en cada sesión. Por lo tanto el método implica e impone trabajar en la particularidad de cada analizante y cada analista, cada vez. El encuadre no puede funcionar en ningún caso obturando al método, puesto que de esa forma estaría impidiendo la práctica psicoanalítica.
¿Cómo dar cuenta de esas situaciones clínicas, "salidas del encuadre", producto de "la genialidad " (como se dice en los corredores) de esos analistas? Genialidad sería una forma idealizada de nombrar la particularidad, con el precio de que sólo los geniales tendrían la "capacidad" de ella.
En cada psicoanálisis, si cambia el "observador" de la experiencia cambia la experiencia misma. Esa característica clínica, tan simple y a la vez tan compleja en sus implicancias es por lo que el psicoanálisis no puede definirse como una ciencia. La importancia de la particularidad es frecuentemente olvidada, fundamentalmente del lado de algunos analistas.

Sostener que el fundamento de la práctica del análisis es el encuadre, le permite decir a A. Green que el psicoanálisis es una profesión o una técnica que cada uno repetirá, hablar del "conjunto de la profesión" o de "mi pueblo" y también esperar que el Estado intervenga como si eso fuera un mal menor. Ese planteo empujaría a cada analista a quedar en el lugar de la "masa", ya fuera como parte de "mi pueblo" o de "loslacanianos". Y a quedar bajo "el estado de sugestión que no se basa en la percepción ni en el trabajo del pensamiento, sino en una ligazón erótica" 27 entre los miembros del grupo y con el conductor.
 

3.2 Nuevo Paisaje Analítico

La introducción de la Revue française de psycanalyse realizada el año pasado por P. Denis (director de la revista) y J. Cournut (actual presidente de la SPP)ubica a los discípulos de Freud, y a los que han hecho escuela como los mensajeros de Freud. Lacan es el infiel que no volvió a ...Freud "otros aun más no se autorizan más que de ellos mismos se han distanciado en direcciones imprevistas", "Tal Lacan ... pero el retorno en dirección a Freud de todos sus enviados devendrá tan improbable como ver volver al séptimo mensajero .." 28 Y terminan: "A través de estos escritos dejamos al lector recorrer el mundo psicoanalítico tal como se ofrece a él..."
Esa introducción se desenvuelve en un nivel político por el lugar de quienes lo escriben, porque al banalizar la propuesta del pase le quitan su peso doctrinal y velan la dificultad que se juega en el psicoanálisis cuando se plantea el pasaje en la práctica analítica de cada uno a una posición de analista. Que el análisis es la clave de la formación de los analistas y que en un análisis no pueden plantearse evaluacionesson dos puntos de total acuerdo en el campo freudiano. Lo que muestra la importancia y trascendencia para el psicoanálisis de estos dos puntos.
A partir de esta característica del método analítico surge la pregunta: ¿cómo dar cuenta de los efectos de un análisis si no es por un rodeo? Ese rodeo puede tomar diferentes formas, para la IPA es necesario primero realizar un análisis con un analista didacta de la institución, luego tener entrevistas de selección para acceder a través de instancias curriculares a una formación, luego de su aprobación se obtendría una autorización institucional. Las dificultades que han planteado estas formulaciones no fueron criticadas sólo por Lacan.
M. Balint (hace ya más de cuarenta años) mostró que el análisis didáctico y el estilo de formación (de la IPA) llevaron a que los análisis terminaran en una identificación al ideal del yo del analista. Sus críticas no se detuvieron allí, sino que llamó "severa inhibición" al no poder poner en discusión la formación de los analistas. En ese mismo artículo escribió: "Esa suerte de inhibición del pensamiento constituye el primer síntoma problemático que concierne a la formación. El segundo síntoma que voy a discutir es la tendencia al dogmatismo de nuestro sistema de formación"29.
O. Kernberg también criticó extensamente en la reunión de la casa de delegados la falta de creatividad y producción en la formación que hacía al empobrecimiento del psicoanálisis.
Centrar la práctica psicoanalítica en la fidelidad a Freud o en las garantías que podría brindar una institución sobre la práctica efectiva de cada uno de sus miembros sesostiene más en un nivel político que doctrinal. Puesto que la doctrina que lo fundamentaría queda velada en un acuerdo con el "sentido común" y desconocería las particularidades de la disciplina. En otro trabajo M. Balint afirma "El más grande error que podríamos cometer sería el de considerar nuestro sistema actual de formación como la solución final, verdaderamente definitiva de nuestros múltiples problemas" 30(las negritas son nuestras).
La propuesta hecha por Lacan a la Escuela Freudiana de París del dispositivo del pase, son dos extensos trabajos en los que fundamenta la importancia de crear un dispositivo por el que cada analista pueda testimoniar del pasaje, del movimiento subjetivo por el que alguien pasa de ubicarse en una posición de analizante a una de analista. Ese testimonio sería parte de la efectuación del pasaje de una posición a otra en el marco de una escuela. Por lo tanto no es sólo un testimonio, sino que, el dar cuenta de ese pasaje a otros es parte necesaria del dispositivo. Esos otros que lo escuchan (dos seleccionados en función del dispositivo de una forma particular) tendrán que dar su testimonio de lo que escucharon a un jurado (también con una integración específica) que asentirá o no a esos testimonios. Y a partir de la decisión del jurado será el pasante nombrado o no Analista de la Escuela, lo que no significa ningún rango o categoría de analista, ni genera ninguna clase de análisis diferente. El que exista esa instancia en la que dos se hacen cargo de acoger el testimonio del pasante es una forma de poner en acto ese <él mismo> que aterroriza a tantos. "El analista no se autoriza más que de él mismo" no es una consigna que desprecia las instancias institucionales, ni un llamado a una especie de autorización yoica, aunque así haya sido leído por muchos analistas.
P. Quignard lo entendió muy claramente cuando escribió: " Lo que está en el pensamiento no pertenece más que a mí mismo. Pero el mí mismo no pertenece a él mismo"31
El <él mismo> trata de una terceridad en la subjetivación, que no se centra en el Yo como unidad, ni como lugar del conocimiento de sí, por eso se necesita también de otros que a través del dispositivo de la escuela participen para que el pase pueda realizarse.

Denis y Cournut en la introducción de la revista (inspirada y bajo la dirección de Green ) al nombrar a Lacan como el que se fue dan el primer paso con el que borran las huellas de su exclusión, a Lacan lo excluyeron. Luego dan un segundo paso y borran junto a Lacan a "los que no se autorizan más que de ellos mismos".. ¿A quienes llama la S.P.P para realizar las entrevistas de ingreso, quiénes son los analistas didactas, quiénes dan los seminarios curriculares, quienes son los supervisores? Son todos miembros de esa sociedad o de la IPA.
Y aún un tercer paso, no publican una carta que envía Miller en referencia a la introducción y un texto de Diatkine (una carta breve, formal y correcta), y cuando reclama su publicación le niegan el derecho de respuesta. Por último y en cuarto término conforman un mundo psicoanalítico diferente al que hoy existe y se lo ofrecen al lector.32
La insistencia en nombrar a Lacan y a quienes siguieron sus enseñanzas como los que se excluyeron, y a la vez excluirlos de la revista al escribir que en ella estaría el "mundo psicoanalítico" muestra insistentemente el retorno de lo reprimido. Así leemos como un lapsus la última indicación de esa introducción "A través de estos escritos dejamos al lector recorrer el mundo psicoanalítico tal como se ofrece a él." (las negritas son nuestras).
P. Denis y J. Cournut dejan al lector un mundo psicoanalítico recortado por ellos mismos, pero existe otra parte de ese mismo mundo que han excluído .
En la misma revista el texto de G.Diatkine responde al final de la introducción antes citada: "En suma, es posible trasladar, quizás traducir, una parte de las ideas de Lacan en los términos empleados por los analistas que pertenecen a otras corrientes. La empresa puede parecer vana, pero podría ayudarnos a precisar mejor eso que la intuición clínica nos permite a menudo percibir confusamente: que escuchamos un analista, aún cuando no compartimos ninguno de los presupuestos teóricos de aquel que habló
La forma prudente, de tentativa más que de certeza ("percibir confusamente"), de ocasión (" a menudo"), muestra la dificultad de resolver cómo es que se escucha a un analista. Muestra que no es una profesión, ni se puede aplicar el criterio de la generalidad de las profesiones en las que luego de obtenido el título se ejerce. Que "analista" no es un rasgo identificatorio a encontrar, ni es un shibbólet 33 (al decir de Freud) como un rasgo que distinguiría a los miembros de un grupo. Que el decir de alguien pueda ser escuchado como el de un analista depende de su posición subjetiva que le permite operar en cada caso de una cierta manera. Estos argumentos no nos permiten centrar la discusión en las garantías o burlarse de ellas sino resaltar tener claro que no hay solución política para este problema. Aunque se pretende defender y proteger a la opinión pública, el psicoanálisis y sus sociedades no son empresas de seguridad.
La pregunta que nos deja planteada Diatkine a los lectores muestra también que el "mundo psicoanalítico" no se limita al que se le ofrece al lector en la revista, porque si no su pregunta final no tendría sentido.

El título del trabajo de G. Diatkine "Les lacanismes, les analistes françaises, et la Asociation Psychanalytique International", su texto, la introducción de Denis y Cournut, los trabajos de los analistas franceses (A. Green y D. Arnoux) no dejan de hacer referencia a Lacan aunque sea bajo la forma de un problema o una discrepancia, su enseñanza se les vuelve ineludible.

Para terminar, es una falsedad utilizar el principio (así lo llama Lacan) de que "el analista no se autoriza más que de él mismo" en el nivel exclusivamente político, porque veladamente realizan una lectura doctrinal del <él mismo> en total contradicción con la de la propuesta (y no lo explicitan).

El dispositivo del pase es una propuesta del nivel doctrinal, que puede ser ampliamente discutida, enriquecida y transformada en ese nivel. La dimensión política del pase deberá ser consecuencia de la doctrinal y no la inversa. Por lo tanto la lectura de ese "principio" que realizan Denis, Cournut y Green es errada en el nivel doctrinal, y falsa en el político. En el transferencial desconocen el lugar particular y restringido desde el cual "hablan", por lo que se suponen "la autoridad" de todo el campo freudiano. A su vez, paradójicamente la insistencia en las referencias a Lacan y a sus enseñanzas muestra el lugar preponderante que éstas tienen en el campo freudiano. Las particularidades de la transferencia de cada uno a Lacan, o a esas enseñanzas será asunto de cada uno.

El llamado nuevo paisaje analítico es una apuesta a poder trabajar aspectos doctrinales, acotando los políticos y transferenciales a sus campos. Creando espacios puntuales de producción doctrinales que no estén atravesados solamente por lo político o lo transferencial.
Ha tomado un especial relieve la posibilidad de publicación de los seminarios y otros trabajos de Lacan con un establecimiento crítico de los textos existentes. Por lo tanto la expectativa de este nuevo paisaje analítico no es volver terminable esta controversia, sino ampliarla cada vez más en el nivel doctrinal. A trabajar en ello estamos invitados.
                                                                           Montevideo, 30 de abril de 2002
 

(*)Sandra Filippini, Miembro de la école lacanniene de psychanalyse

Citas:

1 Distinguimos campo freudiano en relación al método freudiano, ver: Jean Allouch, Freud, y después Lacan, Edelp, Bs.As, 1994.
2 Revista Relaciones, pág. 10-12, mayo1999, Montevideo.
3 Proposition du 9 de octobre 1967 sur le psychanalyste de l’école. Seconde version.
El dispositivo del pase funcionó en la Escuela Freudiana de París y fue una propuesta de Lacan y aún hoy lo hace en las diferentes escuelas y asociaciones que se formaron en relación a la enseñanza de Lacan.
4 E. Cioran, La manía epistolar, El País Cultural nº 641, pág. 6 y 7.
5 Correspondencia Freud-Jung, carta de S.Freud, 15 de junio de 1911, pág. 596-97.
6Idem, carta e Freud 5 de diciembre de 1912,pág.600
7 Correspondencia Freud Jones, carta de Freud 23 de setiembre de 1927.
8 Correspondencia Freud Jung, carta de Jung, 3 de diciembre de 1912, pág. 596-
9 Correspondencia Freud Jung, carta de Freud 5 de diciembre de diciembre de 1912, pág. 596-
10 Idem, carta de Jung, 7 de diciembre de 1912, pág. 601.
11 Idem,. carta de Freud, 5 de diciembre de 1912.
12 Correspondencia Freud Jones, Carta de Freud 23 de setimebre de 1927.
13 Así llamó J Laplanche la posición de A.Green en la revista Zona Erógena "Debate extraordinario J. Laplanche vs. A. Green", pág. 9.
14 Diccionario de la Lengua Española, Ed. Espasa Calpe.
15 E. Jones, Vida y obra de S. Freud, T. II, pág. 152..
16 Correspondencia Freud Jones, Carta de Jones, 1º de agosto de 1912.
17 King, Pearl y Steiner; R. Las controversias A. Freud - M.Klein, carta de E. Glover a S. Payne, pág 757.
18 A. Green, Un analista comprometido, Ed Norma
19Diccionario de la lengua española, Ed. Espasa Calpe
20 S. Freud, Introducción al narcisimo, pág. 73, 1914, O.C.T.XIV, Ed. Amorrortu.
21 Idem, Comentario de J. Strachey.
22Correspondencia Freud-Abraham, carta de Freud 16 de marzo de 1914.
23 Jacques Lacan, De las psicosis paranoicas en sus relaciones con la personalidad, pág. 293, SXXI, México, 1976.
24 Jean Allouch, Freud, y después Lacan, pág. 98, Edelp,1994.
25 S. Freud, Introducción al Narcisismo, T XIV, pág. 78, 1914, Ed. Amorrortu.
26 Jacques Lacan, Simbólico, Imaginaro y Real, inédito 8 de julio de 1953.
27 S. Freud, Psicología de las masas y análisis del Yo, 1921, O.C. T XVIII, Ed. Amorrotu.
28Revue française de psychanalyse, 2001, pág. 9.
29 Michel Balint, Amour primaire et technique psychanalytique, artículoA propos du systéme de formation psychanalytique, 1947 , pag. 288, Ed. Payol,París,.
30 Idem, art. Formation analytique et analyse didactique, 1953.
31 Pascal Quignard, La haine de la musique, pág. 66.
32 Revue française de psychanalyse, junio 2001,G. Diatkine Les lacanismes ...
33 S. Freud. El Yo y Ello, 1923, Cap. 1, pág 15  O.C. T XIX, Ed. Amorrortu.
 
 

Bibliografía:

Alloch Jean, Freud, y después Lacan, Edelp, Bs. As., 1994.
Balint Michel, Amour primaire et technique psychanalytique, Ed. Payot, París 1972.
Freud Sigmund: Sigmund Freud- Sandor Ferenczi, Correspondencias 1908-14, Ed. Calmann-Levy, 1992.
S. Freud-E.Jones, Correspondance complète (1908-39), PUF, París, 1998.
S. Freud-G. Jung, Correspondance, PUF, París
Freud Sigmund, Introducción al Narcismo, O.C. T. XIV, Ed. Amorrortu, 1914.
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Green André, Un psicoanalista comprometido, G. Ed. Norma, Bogotá, 1998.
Jones Ernest, Vida y obra de S. Freud, T. 3, Ed. Horme, Bs. As. 1989.
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Quignard Pascal, La haine de la musique, Ed. Gallimard Folio, 1998.