La paradoja de Winnicott: un enfoque
filosófico de las nociones de relación y uso de un objeto (1).
Carlos E. Caorsi (*)
Los conceptos de "relación de objeto" y "uso de un
objeto", pertenecen a ese tipo de conceptos teóricos que, por su acta de nacimiento,
ofrecen no pocas dificultades a todo intento de hacer una precisión filosófica de los
mismos. No en vano Winnicott nos alerta de que aceptemos las paradojas que subyacen a
estos, ya que sólo así podemos llegar a comprender su significación (2). Son varias las
razones que abonan esta dificultad. Por un lado en la descripción y caracterización que
Winnicott hace de estos conceptos, es necesario tener en cuenta cuando la misma es hecha
desde la perspectiva de la tercera persona o de la primera. Así, por ejemplo, cuando
habla de la "primera posesión no-yo" refiriéndose a los objetos
transicionales, por momentos no sabemos si se trata de no-yo desde el punto de vista del
observador (perspectiva de la tercera persona) o de no-yo en lo que respecta a las
vivencias del bebé (perspectiva de la primera persona).
Por otro lado no es claro si todas las veces que utiliza el término "uso" de un objeto lo hace en el mismo sentido o si debemos atribuir a esas distintas ocurrencias sentidos diferentes. Así por ejemplo cuando también a propósito de los fenómenos y objetos transicionales dice que de lo que se trata no es del objeto sino del uso de ese objeto (Winnicott [1971] pg. 14) no es claro si debemos entender el término "uso" en el preciso sentido que pretende otorgarle en el Cap. 6 de la misma obra. En un sentido parecería que no, si atendemos a ( Winnicott [1971] pg. 18 punto 2)) la afirmación según la cual la zona de los fenómenos transicionales es una "zona intermedia de experiencia entre el erotismo oral y la verdadera relación de objeto"; y por otro lado a la afirmación de que el uso del objeto supone una secuencia que va de la relación de objeto, pasando por la destrucción del objeto, al uso del objeto. Claro que también podría llegarse a la conclusión contraria si se entiende que la cualidad de "verdadera" atribuida a la relación de objeto en el pasaje citado tiene la finalidad de establecer una diferencia con lo que en sentido más estricto llama relación de objeto.
Por cierto que la situación podría no ser del todo desesperante si tomamos a la ligera la conocida aficción de Winnicott por las paradojas. Pero lo cierto es que eso no es una salida, una cosa son las paradojas y otra nuestras confusiones. De modo que aunque no espero aclarar en su totalidad estas dificultades haré un esfuerzo por arrojar luz allí donde mis capacidades me lo permitan. Tal vez eso sirva para desbrozar un poco el camino a un intento de clarificación más profundo.
A los efectos de llevar adelante este ensayo de clarificación conceptual debo detenerme como paso previo en dos dicotomías propuestas por Winnicott y su rechazo de una tercera. Las dos dicotomías propuestas son, la que comprende la estructura bebé-ambiente y la de creación y destrucción de un objeto. La dicotomía rechazada por insuficiente es la clásica entre realidad interior o personal y realidad exterior y compartida. Veamos muy someramente como se articulan las mismas.
Bebe-Medio ambiente
La teoría del desarrollo en Winnicott se articula a través de la relación bebé-medio ambiente, el cual en este caso específico es provisto por la madre. En este sentido podemos limitar a la madre el medio ambiente relevante para el bebé. Que el bebé sin la madre no puede sobrevivir es una consecuencia de la natural indefensión del infante humano. Pero lo relevante en el planteo de Winnicott es el énfasis que pone en ciertas cualidades objetivas de la madre como imprescindibles para el desarrollo normal del bebé. Dichas cualidades son las que Winnicott incluye en el concepto de madre lo bastante buena. Y la característica fundamental de la misma es la preocupación maternal primaria.
Destacamos entonces de esta primera dicotomía lo decisivo de ciertas características objetivas del ambiente.
Creación y destrucción del objeto
La madre es pues quien satisface las necesidades del bebé. Veamos lo que pasa con esas necesidades desde el lado de este último. Dado el marco proporcionado por la madre el bebé es capaz de concebir la idea de algo que podría satisfacer la creciente necesidad que surge de la tensión instintiva. Esto es lo que Winnicott denomina creatividad primaria. Así a instancias de la tensión generada por la necesidad, se produce en el niño la idea de que algo va a salir al encuentro de esa necesidad, aún cuando en principio no se pueda decir que el niño sepa lo que va a crear. En ese momento y en virtud de la preocupación maternal primaria la madre provee el pecho coincidentemente con la necesidad del bebé. Este encuentro genera en el bebé la ilusión de que él ha creado el pecho, el cual se constituye en un objeto subjetivo bajo su control omnipotente. Así la creación del objeto se produce en la intersección de la necesidad del niño y lo aportado por la madre.
Rechazo de una dicotomía
De acuerdo con esta descripción la creación del objeto se produce en una intersección entre lo interno, creatividad primaria, y lo externo, la adaptación de la madre a las necesidades del bebé, la madre lo bastante buena. Si bien lo que resulta es un objeto subjetivo, no es posible describir este fenómeno ni como puramente subjetivo, ni como objetivo. De hecho confluyen para que el mismo sea posible tanto lo subjetivo como lo objetivo. Es en ese sentido que Winnicott sostiene la insuficiencia de la dicotomía tradicional subjetivo-objetivo. La descripción de este tipo de fenómenos supone una tercera zona intermedia entre ambas. Denominara a dicha zona, zona de la ilusión, zona por excelencia de los fenómenos transicionales.
Relación de objeto y uso del objeto
Hecha esta breve síntesis de algunos de los conceptos winnicottianos que necesitaremos para la clarificación que nos proponemos podemos entrar de lleno al tema que nos ocupa.
Lo primero que debemos precisar es de qué estamos hablando cuando usamos los conceptos de "relación de objeto" y "uso del objeto". En un sentido estrictamente formal, y más allá del uso del término "relación" en uno sólo de estos conceptos, en ambos casos se trata de una relación. O sea que tanto la "relación de objeto" como "el uso de un objeto" pertenecen a la categoría de las relaciones. Ambas son además relaciones diádicas, es decir que se dan entre dos individuos. Podemos denominar a esos individuos sujeto y objeto respectivamente. De acuerdo con esto, tanto la relación de objeto como el uso del objeto son relaciones que se establecen entre sujeto y objeto. Podríamos decir que entre los distintos tipos de relaciones que se pueden establecer entre un sujeto y un objeto se encuentran la de "relación de" y la de "uso del". De acuerdo con esto las diferencias entre ambas van a estar dadas por el tipo de relación que cada una es. Sin embargo al entrar a considerar esas diferencias no podemos olvidar la perspectiva (de la tercera o primera persona) desde la cual realizamos dichas consideraciones, ya que en algunos casos ambas pueden coincidir desde una perspectiva y diferir desde la otra. Las diferencias que Winnicott considera podrían caracterizarse desde los siguientes cuatro puntos de vista: 1) desde la identidad de los objetos entre los cuales se dan esas relaciones, 2) desde el control que la relación permite ejercer al sujeto sobre el objeto, 3) desde las modalidades del objeto y 4) desde la persistencia del objeto. Veamos cada una de ellas.
1. Diferencia en cuanto a la identidad de los objetos
En lo que a este punto se refiere se hace imprescindible precisar la perspectiva desde la cual las diferencias se establecen, ya que como veremos los resultados son diferentes en ambos casos.
Así desde la perspectiva de la tercera persona tanto en el caso de la relación como en el del uso, sujeto y objeto son entidades diferentes. Sin embargo, desde la perspectiva de la primera persona en tanto que en el caso de la relación, sujeto y objeto coinciden (3), en el del uso sujeto y objeto son diferentes.
2. Diferencias en cuanto al control del objeto por el sujeto
Aquí parece que sólo cabe la perspectiva de la primera persona ya que la experiencia de control es, en el caso que nos ocupa, un fenómeno fundamentalmente subjetivo. En este caso la diferencia estriba en que en tanto que en la relación de objeto el sujeto controla omnipotente al objeto, en el caso del uso el objeto ha escapado al control omnipotente del sujeto. Ha sido ubicado, en palabras de Winnicott fuera de la zona de control omnipotente.
3. Diferencias en cuanto a las cualidades del objeto
Aquí de lo que se trata es de si las cualidades que en la relación se le asignan al objeto son cualidades objetivas de este o no. Así en el caso de la relación de objeto las cualidades asignadas al objeto no son sus cualidades objetivas, sino que son resultado de las proyecciones del sujeto. El objeto se reduce en este caso a ser un manojo de proyecciones del sujeto (4).
De modo diferente, en el caso del uso las cualidades relevantes del objeto son sus características propias reales.
4. Diferencias en cuanto a la persistencia del objeto
En este último caso, las diferencias se establecen en virtud del carácter continuo o discontinuo del objeto. El objeto de la relación de objeto es un objeto discontinuo o inconstante en términos de Winnicott. En efecto existe en tanto que es creado por el bebé y deja de existir en tanto que es destruído por el mismo. El objeto es así la suma discontinua de todas las creaciones del mismo por el bebé. En cambio en el caso del uso del objeto este ha adquirido una continuidad espacio temporal resultado de su independencia respecto del bebé y de sus necesidades. El objeto ya no será creado sino que será encontrado.
La secuencia evolutiva de la relación de objeto al uso del objeto
Hasta el momento nos hemos limitado a consignar las diferencias señaladas por Winnicott entre la relación de objeto y el uso del objeto. A los efectos de poder aclarar un poco más la diferencia entre ambas nociones será necesario que nos detengamos en la secuencia evolutiva que va de la relación al uso. Podríamos esquematizar dicha secuencia evolutiva del siguiente modo: Relación del objeto - destrucción del objeto - uso del objeto.
Como vemos, la enumeración de la secuencia saca a luz una de las paradojas a las que Winnicott es tan aficionado. Si el objeto ha sido destruído ¿cómo se lo puede usar? Por otra parte, coloca en el lugar central la destrucción del objeto, uno de los elementos de la dicotomía que tratamos y que exprofeso nos hemos limitado a mencionar sin decir casi nada acerca de la misma. La razón de esto es que pensábamos detenernos en ella en el desarrollo que sigue.
Pero volvamos a nuestra secuencia evolutiva. Según hemos señalado tanto la relación de objeto como el uso del objeto son relaciones. Ambas son relaciones que se dan entre un sujeto y un objeto. Siendo las cosas de este modo, explicar la referida evolución se reduciría a explicar de que forma una relación que tiene características de una relación de objeto se transforma en una relación con las características del uso de un objeto. Es decir como se va dando el cambio de cualidades que transforma una relación de objeto en el uso de un objeto. De acuerdo con las cualidades diferenciales señaladas entre ambos tipo de relación, esa evolución supone que se produzcan los cuatro cambio siguientes:
1) Paso de la relación con un objeto-yo a un objeto no-yo.
2) Paso del control omnipotente del objeto a la pérdida de este control.
3) Paso de un objeto como manojo de proyecciones a un objeto con cualidades objetivas.
4) Cambio de un objeto discontinuo a un objeto continuo.
Veamos de qué modo la secuencia evolutiva puede dar cuenta de estas modificaciones. Como señalamos, la destrucción del objeto juega un papel central en este proceso. Sin embargo debemos entender que esta destrucción no es una destrucción efectiva o real del objeto, sino una destrucción potencial; ya que precisamente es la sobrevivencia del objeto la que permite el pasaje de la relación al uso. Pero entonces ¿como debe entenderse la destrucción? La actividad destructiva del sujeto está directamente vinculada con el ejercicio de su agresividad. Sin embargo Winnicott señala que no debemos entender que en su origen la agresividad corresponda a sentimientos tales como la ira que son sentimientos mucho más elaborados, sino a la motilidad primaria del bebé. O sea que agresividad es sinónimo de actividad. En su opinión los impulsos fetales traen consigo un descubrimiento del ambiente. El ambiente sería la oposición con que se tropieza en el movimiento, de modo que el mismo es experimentado durante el movimiento. Esta observación parece clara. Si el bebé careciera de motilidad, si no pudiera ejecutar movimientos, no tendría forma de encontrar resistencias a los mismos. Y si no puede encontrar resistencias no tiene experiencia de una fuerza exterior a si mismo. Si bastara mi decisión de mover la mesa para que esta se moviera, como en efecto sucede con mi brazo, no tendría forma de distinguir que la mesa, a diferencia de mi brazo, no es parte de mi. De este modo, según Winnicott, la oposición con que tropieza el movimiento permite un reconocimiento temprano de un mundo no-yo.
Teniendo en cuenta que la motilidad es la forma primaria de la agresión, veamos como juega esta en la conformación del principio de realidad. El enfoque tradicional hace jugar a la realidad un papel fundamentalmente frustrador en la conformación del principio de realidad. La realidad es lo que meramente se opone a la satisfacción alucinatoria de deseos y será a partir de esa frustración que será necesario conformar un criterio de realidad, a través de la identidad de percepción, para que se autorice la descarga adecuada a la acción específica (5). Desde este planteo la agresividad es reactiva a la experiencia de frustración. En Winnicott se ha producido una inversión, la agresividad no es reactiva al choque con la realidad sino que en tanto que motilidad es previa a esta. Será por lo tanto la agresividad la que permita ir estableciendo la diferencia objetivo subjetivo y no a la inversa. Pero aquí hay otro punto que destacar y que se vincula con una de las dicotomías que señalamos mas arriba. Frente al énfasis puesto por la concepción tradicional en el carácter frustrador de la realidad Winnicott enfatiza el alivio y la satisfacción que la realidad proveerá frente a los efectos aberrantes de la fantasía sin frenos. Pero este énfasis puesto en el alivio y la satisfacción otorga a la realidad un papel mucho más central en el desarrollo evolutivo del bebé.(6)
Ahora bien, como ya señaláramos el objeto subjetivo se constituye a partir del encuentro de la creación del pecho por el bebé y el aporte efectivo del pecho por la madre. La repetición de estas experiencias va creando la ilusión de un objeto interno que es parte del yo (identificación primaria. Aspectos femeninos del sujeto). Sin embargo una madre lo bastante buena debe ser capaz también de desilusionar al bebé. La desilusión se produce introduciendo un tiempo entre la alucinación del pecho por el niño y la provisión de este por parte de la madre. Se darían así momentos en que el pecho es alucinado y la satisfacción no se presenta. Sin embargo el bebé no sabe de ausencias, la presencia real del pecho es un conjunto de sensaciones placenteras y la ausencia real del pecho es un conjunto de sensaciones displacenteras. En tanto que no se distingue todavía entre la sensación y el objeto, en ambos casos estamos ante la presencia de un objeto, en tanto que en ambos casos hay sensaciones. Sin embargo la presencia de las sensaciones displacenteras es una presencia distinta de la de las sensaciones placenteras, dando lugar así a la presencia de un objeto subjetivo diferente: el objeto malo. Así la ausencia del pecho real no es vivida como la ausencia del objeto subjetivo bueno, sino como la presencia del objeto subjetivo malo (7). Y este objeto subjetivo malo se impone al bebé aún cuando él no lo desee. Vemos con ello que en la constitución del objeto subjetivo malo se han producido dos de los cambios que se proponen para el pasaje de la relación al uso. En tanto que el objeto subjetivo bueno cae bajo el dominio del control omnipotente, el objeto subjetivo malo escapa a este. A su vez, en tanto que el objeto bueno es un objeto-yo, el malo, precisamente por escapar al control omnipotente, es un objeto-no-yo. Sin embargo el resto de los cambios aún no se han presentado. El objeto malo sigue siendo un manojo de proyecciones y sigue teniendo un carácter discontinuo. Estas otras dos características recién se van a lograr cuando se pueda dar el pasaje de la presencia del objeto subjetivo malo a la ausencia del objeto objetivo. Es aquí donde se debe dar el paso por la destrucción del objeto y la supervivencia del mismo a dicha destrucción. Tal vez este pasaje pueda aclararse por el proceso de desilusión. Como vimos, una madre lo bastante buena introduce una demora entre la alucinación del pecho por el niño y su presentación. Es en esa espera que se conforma el objeto malo con el correspondiente desarrollo de la agresividad. Sin embargo la madre lo bastante buena presenta el pecho al bebé antes de que este caiga en una angustia inimaginable. Si el pecho no es aportado en el momento adecuado, la tensión en el bebé aumenta y las sensaciones displacenteras son vividas retaliativamente por el niño como ataques del objeto malo. En ese caso habría una efectiva destrucción del objeto, ya que como señala Winnicott, que el objeto haya sido destruído, no significa que no tome represalias. Sin embargo si el pecho es presentado al bebé con una dilación adecuada, la aceptación del mismo por el bebé calma sus ansiedades de haberlo destruído.
La repetición de este proceso daría lugar a la secuencia narrada por Winnicott:
" después de "el sujeto se relaciona con el objeto" (alucina el pecho, objeto subjetivo) viene "el sujeto destruye al objeto" (dilación introducida por la madre, objeto subjetivo malo, fantasía de destrucción del objeto); y después puede venir "el objeto sobrevive a la destrucción por el sujeto" (la madre aporta el pecho con la dilación adecuada)." (8).
La repetición de esta secuencia permite que el objeto vaya perdiendo las características de ser un haz de proyecciones y adquiera una continuidad. Continuidad que podría entenderse como la supervivencia del objeto en los momentos en que es destruído en la fantasía. Podríamos suponer que una vez que la madre instaura la dilación a la que nos estamos refiriendo y finalmente provee al niño del pecho, el estado del niño, no es el de la creatividad primaria, previo a esa dilación. El pecho se presenta aún cuando el niño no lo ha creado.
De este modo, una vez que este proceso se ha operado el niño está en condiciones de "relacionarse" con el objeto en la modalidad del uso del mismo.
Bibliografía
- Berquez, Gerard [1991] "Conceptualización
psicoanalítica del Self" en Dores R. y Otros [1991] pg. 147
- Davis, Madeleine y Wallbridge, David [1981] Boundary and Space: An
Itroduction to the work of D. W. Winnicott Inglaterra. Versión española, Amorrortu
Editores, Argentina 1988, con el título Límite y espacio. Introducción a la obra de
Winnicott.
- Dorey, R. y Otros. [1991] L'Inconscient et la science. Dunod, Paris
1991. Versión española. Amorrortu Editores. Argentina 1993. Con el título El
inconciente y la ciencia.
- Freud, Sigmund [1895] Proyecto de psicología. en Obras Completas de
Sigmund Freud. Amorrortu Editores. Argentina. Vol I Pgs. 323-436.
- Winnicott, W. D. [1971] Playing and Reality, Tavistock Publications,
London. Versión española, Editorial Gedisa, Barcelona, España 1990, con el título Realidad
y Juego.
Citas:
(*) UDELAR. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Instituto de Filosofía
1 Este trabajo fue presentado en el III Encontro Latinoamericano sobre o Pensamiento de
Winnicot. Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Pelotas. 2, 3 y 4 de Diciembre de 1994.
Gramado - RS - Brasil. Una primera versión del mismo apareció en la Revista Persona,
N° 1, 1998, Universidad de Lima, Perú. Facultad de Psicología. Algunos errores
tipográficos que he constado en la referida versión, así como también algunas
oscuridades en su redacción, motivaron la publicación de esta versión corregida.
2. "Este paso (de la relación al uso) significa que el sujeto destruye el objeto. Sobre esa base el filósofo de gabinete podría argumentar que por consiguientes no existe, en la práctica, el uso de un objeto: Si este es exterior, es destruído por el sujeto. Pero si el filósofo abandona el sillón de su gabinete y se siente en el suelo con su paciente, encontrará que hay una posición intermedia". (Winnicott [1971] pg. 121).
3. "Dos bebés se alimentan a pecho. Uno (se refiere al caso de la relación de objeto) se alimenta de la persona, pues el pecho y él todavía no se han convertido (para él) en fenómenos separados." (Winnicott [1971] pg- 120. El subrayado y el intercalado entre paréntesis es nuestro).
4 Habría que precisar que aún en este caso las modalidades del objeto podrían ser las objetivas en el caso en que hubiera una coincidencia entre las cualidades proyectadas y las reales. Sin embargo lo que importa es que es vivido como teniendo esas cualidades porque las mismas le han sido proyectadas y no porque en realidad las posee.
5. Cf. Freud. S. [1895].
6. "He tratado de desarrollar el tema de que lo que tanto Freud como Klein eludían de ese modo era el de las consecuencias de la dependencia y por tanto de factor ambiental (Winnicott, 1960b). Si en verdad la dependencia significa eso, dependencia, la historia de un bebé no se puede escribir en términos de él solamente. Hay que describirla además en términos del ofrecimiento de un ambiente que satisface las necesidades de dependencia o no logra satisfacerlas". Winnicott, D.W. [1971] pg. 100.
7. Cf.Berquez, Gerard "Conceptualización psicoanalítica del Self" en Dorey, R. y Otros [1991]
8. (Cf. Winnicott, D.W. [1971], pág 121. Las expresiones entre paréntesis son nuestras.