Mente y cuerpo. Acechanzas del presente.
Dr. Víctor Raggio
Disociaciones
El inexorable avance del conocimiento impulsa reconocer las
interacciones y vertebraciones entre los fenómenos, descartando la quimera de aislar los
diversos campos científicos imaginándolos cual mónadas incontaminadas. No obstante
ello, es penoso y sorprendente reconocer que el psicoanálisis ha sido, muy probablemente,
la ciencia menos proclive a desechar las actitudes solipsistas y narcisistas: esta postura
obra como combustible esencial destinado a alimentar imposibles ansias de
autoabastecimiento.
Afortunadamente, a pesar de trasnochados grupos "hiperortodoxos", florece entre
nosotros la expansión de nuestros lazos multi, inter y transdisciplinarios. Desde esta
perspectiva, conceptuamos primario incluir en la mentada estrategia los imprescindibles
servicios de la epistemología que, como disciplina filosófica, procede a orientar las
vicisitudes del proceso de conocer, configurando una herramienta destinada a consolidar
las peripecias teóricas, prácticas e investigativas de toda actividad científica. Es
probable que algunos de Uds. resulten sorprendidos frente a mi empeño de subrayar
nuestras carencias epistemológicas, puesto que el término "epistemología" es
emitido con frecuencia en el ambiente "psi", sin embargo, tengo la firme
convicción de que muchos de los que la invocan no tienen una clara perspectiva del
vínculo entre la teoría del conocimiento y el resto de la filosofía como tampoco qué
clase de epistemología responde a las necesidades de la ciencia y cuál conduce a
obnubilarnos con creencias y especulaciones.
Dado que la temática de este trabajo refiere a "cuerpo y psiquis" aprovechemos
este espinoso tema para intentar una "aventura epistemológica". Destacamos que
tal aventura cubrirá la totalidad de nuestro trabajo. Sumerjámonos pues en el laberinto
gnoseológico de las disociaciones, centrándonos en la que desde tiempo inmemorial
escinde al psiquismo del cuerpo.
Es menester, antes que nada, dejar sentado desde un principio que el acto de disociar es
un acontecimiento ideológico universal cuyas raíces se hunden en las viejas cavernas del
tiempo. "Divide y reinarás": dicho axioma no se aplica sólo al hombre aislado
(cuerpo y mente), por lo contrario, toda la realidad se halla involucrada. En otras
palabras, no sólo lo "espiritual" y lo material sufren el clivaje, la
implacable compartimentalización fractura la ligazón entre los fenómenos económicos,
sociales, políticos a los que se agregan las concepciones científicas, éticas,
estéticas, religiosas, filosóficas, jurídicas y bélicas. Todos los hechos humanos, de
acuerdo a esta visión, se generan y emergen misteriosamente sin vínculo aparente con los
demás.
Esta caprichosa atomización de la realidad suprimiendo toda coherencia posible, es la
clave de dividir y reinar; se trata, dicho sucintamente, de confundir y fragmentar el
pensamiento y la vida de los hombres con la finalidad de anular su capacidad de acción,
preservando de este modo consabidos privilegios materiales y el poder. En buen romance, la
disociación es el insustituible sustento de la ideología dominante.
El desenmascaramiento del factor disociativo nos habilita para discriminar la piedra
angular que permite definir la epistemología científica: basarse en una postura
histórico-crítica, considerando la realidad histórica como el fundamento que determina
y subyace todo acontecer humano. Por esta razón, dicha epistemología se construye al
articular y generalizar los datos provenientes de todas las ciencias, productos ellas del
trabajo de hombres reales inmersos en circunstancias objetivas cuyo secreto debe buscarse
en el proceloso devenir de la historia.
Centremos ahora nuestro énfasis en el clivaje inaugural; cuerpo y alma, mente y cuerpo.
Su estudio es primordial para ubicarnos en el meollo de los problemas que trae aparejado.
Surgen impetuosamente preguntas decisivas: ¿Podremos pensar alguna vez desvinculados de
esta ancestral disociación? ¿Es posible superar la rémora metafísica que esta
escisión implica? ¿Cómo demoler la pertinaz ideología que considera lo mental y lo
corporal como expresiones de diferente naturaleza?
Es pertinente expresar que la presencia de lo metafísico emergiendo a través de la
mentada disociación no es patrimonio exclusivo del "campo psi": consiste en
inevitable hallazgo en la esfera de cualquier disciplina científica. Diría aún más: en
buena parte, el universo conceptual de muchas de ellas se basa en dicha disociación
precursora.
Afirmamos con plena satisfacción -y más allá de disonantes afirmaciones en contra-, que
cien años atrás el psicoanálisis abre las puertas a un peculiar campo de
investigación. Claro está, al hurgar en las profundidades del psiquismo nos constituimos
en fácil presa de acechanzas especulativas y metafísicas.
Rescate epistemológico
Afortunadamente, Sigmund Freud, fundador de nuestra ciencia, adoptó
una guía filosófico-epistemológica original y avanzada: desde su adolescencia leía la
obra de filósofos materialistas, en especial los textos de Ludwig Feuerbach. Destacamos
este hecho puesto que, con toda seguridad, las consabidas lecturas constituyeron un
verdadero antídoto intelectual que preservó de contaminantes la producción del sabio
vienés, ente otras cosas, lo libró en buena medida de los estragos de la muy occidental
y cristiana disociación mente-cuerpo.
No negamos que el pensamiento freudiano haya sido infiltrado por la moda positivista de la
época, sin embargo, su fundamento materialista lo protege de peores deslices idealistas.
No ocurrió lo mismo con autores posteriores, cuyas claudicaciones precipitaron al
psicoanálisis en profundas regresiones científicas.
Otros psicoanalistas, en cambio, contribuyeron generosamente a levantar la dicotomía
mente-cuerpo: destacamos especialmente los aportes de Enrique Pichón Rivière y José
Bleger, quienes inspirados en el materialismo moderno, sustentaron el concepto de áreas
de la conducta o de los fenómenos psíquicos. Sobre esta base, dejaron definitivamente en
claro que el psiquismo se manifiesta a nivel mental, corporal y en el mundo externo a
través de actos. También quedó establecido que la presunta primacía de lo mental
configura una ideología derivada de obsoletas concepciones filosóficas y religiosas.
Las tres áreas conforman, pues, una sola cosa, inescindible, propia de la naturaleza
unitaria de la psique y por ende del existir humano. Amparados en la mencionada postura
epistemológica los referidos autores resaltaron también la jerarquía de la realidad: en
consonancia, solicitan para el futuro psicoanálisis establecer su fundamento en una
concepción científica del hombre, dicho sin rodeos, definiendo a este como producto de
sus relaciones sociales, de sus vínculos, cambiantes y promotores de cambios en nuestra
propia naturaleza. Somos, en rigor, fruto de la historia.
Esta perspectiva histórica de nuestro ser abate diversos mitos, entre ellos, el del
hombre y familia aislados, elimina, en consecuencia, la posibilidad de existencia de
estructuras y competencias psíquicas ahistóricas, eternas e inmutables, precipitando el
ocaso de la concepción mundointernista y con ella, la creencia de que el disturbio
psíquico es una misteriosa secreción del individuo aislado.
Afortunadamente es pertinente reconocer que la visión del psicoanálisis derivada de la
conceptualización expuesta hasta el momento, tiende a expandirse y predominar en el
ámbito de nuestra actividad científica.
Interdisciplina. Modas y precauciones
Por último, teniendo en cuenta que el reencuentro entre
"mente" y cuerpo no es una instancia exenta de conflictos, realizaremos un breve
periplo, escogiendo algunos ejemplos demostrativos extraídos del terreno de ciertas
ciencias que, actualmente influyen de manera notoria en el campo "psi",
promoviendo deslices y confusiones que debemos desentrañar sin titubeos.
Escojamos como punto de referencia la genética: cuando manifestamos que existen factores
genéticos que pueden contribuir a la eclosión de trastornos esquizofrénicos o
depresivos, lo único que podemos afirmar es que tales presunciones se fundan en criterios
estadísticos. Tales criterios, emanan de estudios realizados en pacientes y familiares de
pacientes con aquellas alteraciones patológicas, los datos estadísticos permitirían
afirmar la existencia de configuraciones similares (alelos) en diversos genes en esta
población, en tanto tal evento es significativamente menos frecuente en una muestra
comparativa. Por otra parte los presuntos genes mutantes proporcionarían información
genética cuyo resultado determinaría ciertas modificaciones biológicas, siendo área
privilegiada para tales transformaciones el nivel "neurotransmisores". No
obstante quedan por resolver algunos interrogantes.
1º) Uno de ellos apunta a nuestro desconocimiento de las mencionadas estructuras poligénicas, su interacción y la interacción con el medio, lo cual, nos sumerge en una complejidad incompatible con cualquier tipo de conclusión simplificante.
2º) Las presuntas alteraciones genéticas, ¿son promotoras de patología o solamente de diferencias -propias de la biodiversidad- , que a posteriori el ambiente no contempla?
3º) Algunos autores sugieren que los cambios del medio ambiente en los últimos miles de años, -realmente vertiginosos en escala evolutiva-, no habrían dado tiempo a que la selección natural adaptara nuestro patrimonio genético al medio que hoy nos cobija. Tomemos como ejemplo la obesidad y las dislipemias: hasta hace unos 10.000 años, en un ambiente selectivo diferente, se favorecían determinados genes que habilitaban al Homo sapiens para subsistir en medio de graves carencias nutritivas. Al no haber transcurrido tiempo suficiente como para que la selección negativa tenga un efecto significativo, estos genes resultan "inadecuados" en un ambiente que si ha experimentado ostensibles cambios; se nos ocurre como ejemplo demostrativo algunos desbordes gástricos del hombre moderno que se traducen en una epidemia de obesidad y trastornos del metabolismo propios de los países del Primer Mundo. Pensamos que es lícito plantearnos mecanismos análogos para la depresión y otras perturbaciones psíquicas, dado que la atmósfera "estresante" se ha acentuado de manera precipitada y alarmante en los últimos cien años.
4º) La cautela debe hacerse extensiva a múltiples hallazgos de las neurociencias, es decir, disfunciones, lesiones, -imagenología de por medio-, así como a los estudios psico-neuro-endócrino-inmunitarios. En estos casos es muy difícil establecer si la comprobación de alteraciones orgánicas son causa o efecto de los conflictos psíquicos. En cambio, está ampliamente constatada la existencia de una pléyade de factores ambientales desvelados por medio de investigaciones del vínculo temprano, de la dinámica familiar y los derivados de estudios del contexto social.
Lo antedicho no debe inducir la suposición de que desvalorizamos la
colaboración de psicoanálisis y biología, por lo contrario, para que el ligamen
interdisciplinario entre ambos se estructure adecuadamente es primordial partir de
premisas claras, delimitando los puntos de contacto y articulación, evitando, por lo
demás, la tendencia a hipertrofiar la trascendencia de alguno de los campos
investigativos. Por otra parte, reincidiríamos en la disociación mente-cuerpo si
ignorásemos el sustrato material que implica toda función psíquica normal o
patológica, cercenando el enriquecimiento de nuestros conocimientos y la posibilidad de
implementar medidas terapéuticas eficientes en el marco de la interdisciplina.
Nos hallamos, de este modo, en el corazón del problema epistemológico que consiste en
ubicar en su punto correcto el equilibrio dialéctico entre los factores biológicos y
psicológicos sin sucumbir precipitadamente en los males del biologismo y el psicologismo,
recurriendo irremisiblemente en la disociación que hoy nos ocupa.
Al inicio, este trabajo fue denominado como "aventura epistemológica"; deseamos
finalizarlo con una aplicación práctica del método histórico-crítico, a través del
cual observaremos cómo se levantan disociaciones y se esclarecen acontecimientos que de
otra manera permanecerían sumergidos en las tinieblas y la confusión.
Neoliberalismo y fraude
Nuestro punto de partida proviene de una enojosa situación que agitó
diversos ambientes científicos franceses hace algo más de 3 años. Dejamos en claro que
el relato de los hechos ha sido extraído de "Mundo Científico", traducción
española de la conocida revista científica francesa "La Recherche".
Todo se inicia con las investigaciones de un científico belga, Daniel Bilhain, efectuadas
en el marco institucional de un organismo gubernamental francés El objeto investigado
comprendía un "descubrimiento" de su autoría: un "gen de la
obesidad". Dada la relevancia del presunto descubrimiento y el dinero en juego, una
transnacional, la GENSET, obtiene el permiso de "asociarse" a la institución
estatal. Tiempo después Bilhain fue acusado por miembros de su equipo de manipular datos,
en otras palabras, se le imputaba fraude.
El caso fue derivado a los tribunales pero misteriosamente la causa se enlenteció y
¡vaya coincidencia!, Mr. Bilhain fue "importado" desde EE.UU. por la susodicha
transnacional y hoy, entre millones de dólares, trabaja en el mismo tema amparado por el
poderoso país del norte. Para mayor abundamiento, acude a nuestra memoria la
circunstancia de que a través de publicaciones diversas y variados medios de
comunicación se escuchan actualmente insensateces tales como el descubrimiento de
"genes" de la esquizofrenia, del alcoholismo, de la violencia y de la
homosexualidad. Podemos colegir que en este instante estamos hablando de billones de
dólares redituados por pingües negocios.
Como Uds. pueden observar, la Historia tomada como método une, a la luz de estos
ejemplos, problemas y apetitos económicos -propios de la economía neoliberal
globalizante- con elementos científicos, político-jurídicos y éticos indicándonos su
absoluta interdependencia. Seguramente ninguno de los aquí presentes se sienta mero
espectador: estos hechos nos involucran a todos confrontándonos a situaciones que
acontecen a diario.
Numerosos interrogantes nos colman de profunda inseguridad y temor: ¿cómo se compadece
con las necesidades humanas el hecho de que la ciencia, la mayoría de los hombres de
ciencia, las técnicas, los laboratorios y empresas se encuentren en manos privadas?
¿Cómo es posible, pues, que se anteponga el lucro, el "big bussiness" antes
que el servicio a la humanidad? Esta realidad: ¿no aumenta peligrosamente el poder de
minorías que imponen su dominio por conducto de las despiadadas reglas del mercado? El
poder aludido ¿se utiliza para la vida o para la guerra y la muerte? Recordemos a Enrico
Fermi y Ernest Von Braun, sabios que trabajaron para grandes grupos económicos y cuyo
legado científico fue la bomba atómica y los cohetes que pueden transportar el
exterminio a cualquier rincón del planeta. Creo, en fin, que he contribuido con algunas
preguntas, supongo que Uds. tendrán muchas más en vuestras mentes.
Bibliografía
1. Bleger, J. - Psicología de la conducta. CEDAL. Bs. As. 1969.
2. Blond, D. - Francia: ¿cómo luchar contra el fraude? Mundo Científico, Nº 208. 2000.
3. Nesse, R., Williams, G. - Why we get sick? - The new science of darwinian medicine- Vintage Books. New York. 1996.
4. Pichon - Riviére, E. - Teoría del vínculo. Ed. Nueva Visión. Bs. As. 1977.
5. Pichon - Riviére, E. - Del psicoanálisis a la psicología social. Ed. Nueva Visión. Bs. As. 1983.
6. Raggio, V. - Psicoanálisis. Teoría y práctica. Ed. Roca Viva. Mdeo. 1997.
7. Raggio, V. - Técnica psicoanalítica. Su fundamentación práctica. Ed. Psicolibros. 2ª Ed. Mdeo. 1999.