Retazos de un padre...
Gonzalo Percovich

Instrucciones de uso para una vida deleuziana.

Tragedia significa cierta clase de relato,
según nos recuerdan los viejos libros,
que gozaba de gran prosperidad,
y cayó de sus alturas,
a la miseria,
para terminar calamitosamente.

 

Monk’s Tales
Geoffrey Chaucer
(1340-1400)

 

Tiempos de ebullición, de acontecimientos disruptivos en la sacrosanta familia. Sagrada familia: producción histórico-cultural que enlazó sexo con prole, como nos enseñan Peter Brown, Pascal Quignard, Philippe Ariès, entre otros.
Parece no haber nadie que quede exento de mojarse en las aguas de la polémica. Acontecimientos provocadores que parecen conducirnos a un saludable remolino de pasiones acerca del asentimiento o no a la aparición de nuevas figuras de la vida amorosa.
Madre soltera busca semen de hombre desconocido, pareja homosexual busca adoptar un niño, familias, que como cuentas de un collar se extienden y crecen, por sólo citar algunas de ellas.
Y es así que los psicoanalistas también se han puesto a hablar, y cuando un supuesto analista habla, siempre corre el riesgo de suturar rápidamente los huecos del saber que se van produciendo en el discurrir de ciertas escenas. Corro yo también ese riesgo, aventurando y augurando a la vez, la polémica con otros.
Prisa de algunos psicoanalistas, de ir a buscar rápidamente una nueva Weltanschauung (concepción del mundo), que tranquilice sus espíritus bien pensantes, dejando caer casi como una prenda de vestir un cuerpo doctrinal que problematizó, en el campo del psicoanálisis, la compleja cuestión del padre.

Padre terrible y severo de Schreber; padre complaciente y seductor de la histérica; padre Amo, gozador de todas las mujeres; padre vacilante del pequeño Hans, a quien deja en brazos de una madre insatisfecha; padre sórdido y luego humillado de la tragedia claudeliana; padre espectral que acosa a Hamlet; Layo, padre sodomita, asesinado por su propio hijo.
Caleidoscopio de figuras emblemáticas de padres, que nombran, describen los lazos complejos que enlazan a la progenie con su prole. Padre nominador: te nomino, te doy un nombre, y en ese acto te de-nomino, te domino, te dejo enlazado a mí, bajo una rúbrica. Padres gozadores de sus hijos que se des-sangran por que ellos cumplan mandatos "divinos": harás lo que yo no... espero de ti esto o esto otro...serás ese, idealmente maravilloso o si no aborrecido por mí...
Trazos de padres que el psicoanálisis supo tomar, desgajar parte a parte, dando en el blanco de la cuestión muchas veces, perdiéndose otras, pero finalmente lanzando interrogantes de ese enigmático lazo paterno filial que nos convoca, nos molesta, nos provoca, que interpela...

DEL TRIUNFO DE LA METAFORA PATERNA

Pero entonces bien...¿ qué decir del padre, luego de ríos de tinta freudianos y especialmente ríos de tinta lacanianos?. Profusión de textos muchos de los cuales enaltecieron la figura del padre, demarcándolo como un fundamento princeps, asignándole estatuto de referencia normativa y normativizante. Movimiento casi reflejo de sustancializar los fundamentos, inventados como iluminaciones, como chispazos para tocar precisamente el punto de problematización de la clínica.
La invención de la metáfora paterna dará un enorme salto en relación al padre edípico, que la vulgata psicoanalítica transformó en una persona de carne y hueso sin el cual nada era posible.
La tan mentada distinción de padre simbólico, padre real, y padre imaginario, no fue otra cosa que leer el Edipo con la grilla R.S.I. (Real, Simbólico e Imaginario). Este giro doctrinal que inauguró posibilidades inéditas hasta entonces en el campo del psicoanálisis, permitió distinguir con una precisión extraordinaria las vicisitudes edípicas, arrancándolo radicalmente del relato patriarcal y del "cuentito" de la familia. Separó aguas de pretensiones facticizantes, asignándole al padre el estatuto de "metáfora"(Booz mediante). Distancia sideral entre un padre conceptualizado como "persona" a un padre que es nada menos que una metáfora.
Este giro está encarnado en esta nueva manera de entender el psicoanálisis que inaugura Lacan: la travesía del deseo, como deseo del Otro. Deseo que se constituye en el discurrir de la cadena significante, donde el padre en tanto metáfora hará en alguna medida tope, inflexión, al deseo del Otro.
Pero el movimiento reflejo de asignar propiedades sustancialiformes, esencialistas, nuevamente cobra cuerpo y se entroniza al "padre simbólico" como el elemento sustancial del acontecimiento edípico. Es el triunfo de la metáfora paterna. Fundamento que "rindió" para explicar la llamada perversión, la psicosis, los avatares de la neurosis...
Tiempos en el campo lacaniano, de un "exitoso" freudo-lacanismo, que telescopó fundamentos de uno y otro, como manera, muchas veces, de hacer sistema.
O más sorprendente, actualmente en Francia ante la polémica instalada en torno a los PACS (Pacte Civil de Solidarité) que habilita jurídicamente las uniones homosexuales, entre otras; algunos psicoanalistas lacanianos (su exponente principal: Pierre Legendre) sacan el estandarte del "Orden simbólico", como una ridícula garantía de la moral y las buenas costumbres; asignándo estatuto de existencia al mismo. Argumentos exhaustiva y profundamente cuestionados por Marcela Iacub y Didier Eribon, Michel Tort , y los trabajos presentados en el Coloquio del 6-7 de marzo del 2001, en Paris, organizado por l’École Lacanienne de Psychanalyse, entre tantos.

También este giro doctrinal entra en el campo del psicoanálisis clásico, a la manera de un Lacan reprimido, lo que muchas veces provocó una hiperjerarquización sintomática del registro simbólico, enalteciendo "la palabra"; reforzando una vez más, un psicoanálisis hermenéutico, explicador, puesto allí para comprender. Ilusión de subsumisión simbólica, que produjo en la práctica, muchas veces, impasses, ahogándose en los pantanos de la rememoración estéril. Probable consecuencia de haber introducido a Lacan de esta forma: reprimida...
Entonces bien, parece que es preciso volver a releer a Lacan sin prisa, estando advertidos de ese sutil pero permanente movimiento suyo, que siempre insiste en desustancializar sus propios fundamentos.

Detengámonos, pues, un instante en esta invención lacaniana. Veamos, en pocas palabras, como la sostiene el propio Lacan. En su construcción, el humano es arrojado a un mundo simbólico que lo precede. Eventualmente la madre, ocupando el lugar del código, introducirá al infante en esa dimensión, lo cual lo dejará alienado al deseo del Otro. La función paterna será entonces una operación metafórica, en el sentido de una sustitución significante, estableciéndose como fundante de la constitución psíquica.
Instancia escindente, separadora, discriminadora, que habilita un pasaje, asignando a la vez una nominación.
Lacan escribirá la metáfora de este modo:

Nombre del Padre Deseo de la Madre A__
Deseo de la Madre Significado al sujeto Nombre del Padre Falo

/..."el padre es un significante que sustituye a otro significante. Y allí está lo que compete al padre..., en tanto interviene en el complejo de Edipo. Y si no buscan en ese nivel las carencias paternas, no las encontrarán en ninguna parte".
Pero adhiero en esto a la posición de Jean Louis Sous, quien realiza una finísima disección de la tan mentada metáfora, destacando que esta sustitución significante no es tan límpida. Así como el acto fallido es el acto logrado, la metáfora fallida es la metáfora lograda. Lengua que siempre se escapa, discurrir opaco, que como las máquinas que la termodinámica nos enseña, hacen ruidos, desgastes, largan energía, silban , chiflan...
/..."Hay surgimiento de un padre que adviene, que es fundado por esta operación misma, por la intermediación materna...Aquí la acentuación recae sobre la declaración de una madre en relación a un padre, en la creencia, la fidelidad que otorga a ese Nombre-del-Padre. Este acto de fe, cubre el falo, sin recubrirlo totalmente, y deja abierta su puesta en juego en la relación sexual, en la declaración de sexo entre un hombre y una mujer, que no podría simbolizarse en una congruencia perfecta, en un total recubrimiento. Si ese falo es del orden de la denotación (Bedeutung), si se ubica como función y argumento en una lógica proposicional, si convoca a hablar más de lo que responde..., ninguna operación metafórica de tipo sustitutivo podría simbolizarlo plenamente. Opera más bien como un condensador del goce "...
Sutil análisis, el realizado por J.L. Sous, muchos años después de la enunciación de Lacan. Posibilidad de volver a hacer una lectura "après coup", habiendo recorrido el trajinar de Lacan hasta sus últimos años.
Remarcar que ninguna operación metafórica de tipo sustitutivo puede cubrir totalmente al falo, ¿implicará necesariamente dejar caer esta propuesta? No es lo que nos dirá Lacan, veinte años después. Es justamente por estar ya advertido de ello que dirá en su Seminario "D’un discours qui ne serait pas du semblant" que la metáfora paterna está destinada al fracaso... Es por que hay reticencia a la simbolización que el falo entra en el mundo de la apariencia (semblant)
Asimismo agrega J. L. Sous: "...Se sabe que existen mujeres que pueden reconocer a un hombre en posición de padre sin por eso darle un lugar en el goce fálico...u otras que pueden estar decepcionadas de la garantía del Nombre-del-Padre ofrecida por un hombre, pero que no tienen menos nostalgia de dicho goce: no hay forzosamente coincidencia"....lo que pasa a título de Nombre-del-Padre, no pasa todo a título de goce fálico. A partir de allí, estamos sólidamente autorizados a decir que es, al menos, a doble título que dicha madre y dicha mujer se hacen pasadoras del Nombre-del-Padre y del falo frente a su hijo."...

Creo que esta descripción da en el blanco de la problematización de la tan mentada metáfora paterna. Se hace pues imprescindible no apresurarse a concluir livianamente en la congelación de un fundamento.
Se podrá argumentar que no fue esto lo que en un comienzo planteó Lacan, pero entiendo como clave allí también, que lo que hace diferencia en la lectura de textos, tiene que ver con la manera de hacerlos trabajar, fundamentos siempre puestos a disposición de ser cuestionados, reinventados...

LACAN DELEUZIANO?

/... "Es claro que si Freud pone al mito del padre en el centro de su doctrina, es en razón de lo inevitable de esta cuestión. No es menos claro que si toda la teoría y la praxis del análisis se nos aparece hoy como en un atasco, es por no haberse atrevido, sobre esta cuestión, a ir más lejos que Freud...Pues de ese padre,¿no podemos, nosotros, ir más allá del mito, para tomar como referencia lo que implica el mito en ese registro que da nuestro progreso sobre sus tres términos de goce, del deseo y del objeto?..." Les noms du père, 20 de noviembre de 1963.

Es que esto no fue leído?... Sorpresa de encontrarnos con un Lacan advertido de ciertas pistas. Como si se hubiera anticipado a todo el movimiento renovador que surge a la escena pública años más tarde, con Deleuze y Guattari, y Foucault por otro, y que hoy, desde los vertiginosos cambios en las prácticas sociales, nos sacuden como si hubiéramos estado durmiendo durante años, convencidos y reasegurados en nuestros estables sillones.
Por supuesto, que otra vez no se trata de hacer sistema, ahora con Deleuze, o con Foucault. Movimiento siempre tentador de un cierto saber ilusoriamente totalizante, globalizador, que rápidamente se puede convertir en "ideología progresista", con tufillo "etificante".
Es que siempre parece difícil soportar la parcialidad de los saberes, constituidos por movimientos no siempre esperados, disruptivos, desconcertantes, inquietantes...
Tomar puntos de encuentro, confrontar perspectivas, problematizar... ejercicio por momentos adormecido... diálogos fecundos que a la manera de las prácticas de la Grecia antigua, como en los diálogos platónicos, o en los ejercicios del Maestro y sus discípulos de las escuelas estoicas, generen polémica, movimientos transitorios de sumisión al Maestro, para después cuestionarlo, despedazarlo, desgajarlo, destituirlo... pasar a otra cosa...
Prácticas de nuestra modernidad, a la espera de respuestas salvadoras provenientes del campo de la tecnología. Tecnología que produce ese efecto de fascinador espejismo... Verse reflejado en un Amo absoluto, que parece regir los destinos de los avatares humanos, en la aparición de objetos tecnológicos que por su capacidad de abrir nuevos mundos, posibles, inéditos, nos conquistan como una amante que nos promete los placeres más exquisitos...
Nuevas sensibilidades de este milenio, errancias de "gentes", hoy más que nunca, desperdigadas por las grandes urbes, diversidad de modos de vida, particular cruce de culturas que facilitó la modernidad.

Pero bien, se nos podrá decir, y con fundamento, que Lacan, en la cita precedente, habla como psicoanalista, habla de la praxis, y no, naturalmente, como filósofo, que rápidamente lo podría llevar a entificar fundamentos.

Peculiar momento, el de esta enunciación: expulsión de Jacques Lacan de la IPA. Acontecimiento político que inaugurará senderos nuevos en la historia del psicoanálisis. Luchas fratricidas, de "traiciones" y "fidelidades", tan funestas unas como las otras interminables avatares transferenciales que han pautado desde siempre los complejos lazos en la comunidad analítica. Analistas y maestros, analizantes y discípulos...
Tiempos volcánicos . Y es allí, en esos tiempos de desmesura, precisamente por el exceso que conllevan, que se tocan ciertas verdades. Lacan viene de inventar su objeto a. Y esa invención rompe el armónico espejo de los comienzos. Su "espejo" queda agujereado. Objeto causa del deseo que ya no estará más regido por una primacía simbólica, ni por la armonía de un Gestalt estabilizadora . Objeto que será resto de la operación significante.
Incursión en los bordes de lo susceptible de ser representado, o imaginarizado: aparición de la topología de superficies no orientables (banda de Moebius, botella de Klein, cross-cap). Problematizando nuevamente el estatuto del registro simbólico que inventa pocos años antes para decirnos entre muchas cosas que el Edipo es una cuestión de lenguaje, donde no hay lengua sin asunto libidinal...
Significativo cambio de nominación: de metáfora paterna a los Nombres del Padre... Manera de descanonizar, de marcar la singularidad de los padres...
Entonces bien, si las peripecias del deseo comienzan a ser ahora problematizadas más por el sesgo de las producciones deseantes que se van inaugurando vez a vez, en la parcialidad de objetos producidos inéditamente, donde la relación goce - deseo es interrogada, donde los bordes de lo representable son abordados como nudo clave de los avatares de la subjetividad, parecería como si ese énfasis simbólico asignado al deseo diera un cierto giro... Producciones deseantes... ¿Podríamos allí quizás escuchar algo de lo que luego Deleuze construirá como sus máquinas deseantes??...
¿Es que la invención del objeto a acercaría sus planteos? ¿O habría radical divorcio en tanto Deleuze cuestionará fuertemente "el imperio del significante", "la edipización del deseo", la relación "deseo-falta" y Lacan parece desbrozar, desconstruir, volver a cuestionar sus propios fundamentos pero sin, al parecer, apartarse de Edipo?
Lacan mantendrá una estrecha relación entre falo y objeto a. En el Seminario "L’Angoisse", será el menos phi (falo) el que será puesto en relación con el a. Luego, la relación se establecerá entre goce sexual-falo, y objeto a.: ..."Lo que la teoría analítica articula es algo cuyo carácter asible como objeto es lo que yo designo del objeto a en tanto que por un cierto número de contingencias orgánicas favorables, viene a ocupar (seno, excremento, mirada o voz) el lugar definido como plus-de-goce...El plus –de-goce no se normaliza más que por una relación que se establece con el goce sexual, del mismo modo que el goce sexual no se formula , no se articula más que por el falo en tanto que es su significante...El falo es propiamente el goce sexual en tanto está coordenado , es solidario de una apariencia (semblant)."
Confrontar los recorridos de los dos, Deleuze filósofo, Lacan psicoanalista, puede que sea por momentos una incongruencia, por otros, una manera de mantener la tensión de ser cuestionado desde otras perspectivas, desde otras latitudes, extraterritorializar axiomas...

EDIPO DESANUDADO...

Pero si existe punto de ebullición en los planteos de los mismos, será luego de la aparición del Antiedipo. No tomaré el sesgo de relatar las peripecias de las discusiones en Francia ante la publicación del tan mentado libro, sino que me detendré, muy parcialmente en el recorrido de Lacan, en los años que incursiona en la topología de los nudos.
Lacan no ceja en reinterrogar una y otra vez el estatuto del complejo de Edipo. Esta vez lo hará ayudandose del nudo borromeo. Seminarios donde pone a trabajar a sus tres registros (R.S.I), extremando las consecuencias de hacerlos jugar de una forma tal que ya no habrá primacía de uno sobre otros.Lejos estamos ya del primado del simbólico, que parece haber reinado durante un largo tiempo, quizás aún más en los que vinieron luego. Primado que se prestó mucho más facilmente a quedar instituído como una garantía vaya a saber de que tipo... Hay forclusión... hay Nombre-del-Padre,... hay padre simbólico...
Pero citemos directamente a Lacan:
/...¿Qué hizo Freud?. Se los voy a decir: él hizo el nudo de cuatro con estos tres que yo le supongo cáscara de banana bajo el pie. Pero entonces veamos cómo ha procedido: inventó algo que llama realidad psíquica... Es lo que puede anudar con un cuarto término, el Simbólico, el Imaginario y el Real, en tanto que Simbólico, Imaginario y Real son dejados independientes, están a la deriva en Freud, es en tanto que le hace falta una realidad psíquica que anude esas tres consistencias... Lo que él llama realidad psíquica tiene perfectamente un nombre, es lo que se llama el complejo de Edipo... Se trata que el real rebase (surmonte) el simbólico, para que el nudo borromeo sea realizado...No se trata de un cambio de orden, de un cambio de plano entre el real y el simbólico, sino que se anuden de otro modo. Anudarse de otro modo, es lo que hace de esencial el complejo de Edipo y es muy precisamente en eso que opera el análisis mismo.
Como es de su estilo, Lacan dice "dando a entender", diciendo las cosas "al sesgo", en el que uno es tomado por la trama de su discurrir...No hay última palabra, si no, más bien, parece dejar a otros el trabajo de "exprimir" sus fundamentos...
El análisis operaría en qué sentido pues? Anudar de otro modo... Sería ésta la manera que encontró Lacan para dar cuenta de la "eficacia" de un análisis? Pero es claro que anuda Edipo y la "operatividad" de un análisis.
Es en este punto que nuevamente hago sintonía con el planteo de J.L.Sous, acerca de esta cuestión clave de la práctica analítica. Nos dice: "...Como si la cura, en su "tempo", consistiera en desligarse de sus trabas edípicas encontradas en la leyenda familiar (que es necesario, en un primer tiempo reatravesar) para desembarazarse de sus ligaduras sobre-interpretativas producidas por el discurso social o psicoanalítico ambiente, como manera de anudar con el otro en un lazo menos repetitivo de todos esos mitos, sino más aleatorio, en una dimensión de riesgo, de pérdida o de imposible"
Si acogemos esta lectura podemos afirmar que habría un claro punto de convergencia en las dos propuestas: deleuziana y lacaniana. Estará en nosotros, los que nos decimos analistas, el desafío de cuestionar y de reinterrogar nuestra práctica, también a la luz de los vertiginosos tiempos que corren...
No se me ocurre otra idea más que terminar este artículo con una afirmación de Lacan, que entiendo puede, en pocas palabras, resumir el recorrido de mis especulaciones: "...del padre hay que servirse, para luego prescindir de él."

 

Gonzalo Percovich
Diciembre 2003