Acerca de la clínica: explorando
momias.
Sylvia Toledo. Lucía de Pena.
En este trabajo intentaremos formular interrogantes que giran
en torno a ambas disciplinas –psicomotricidad y psicología- en la clínica
con niños, interrogantes que nos acercan y alejan a la vez en la búsqueda de
la especificidad del campo teórico-clínico.
La psicomotricidad ha ido definiendo su objeto de estudio con los aportes el
psicoanálisis entre otras disciplinas.
Es desde allí que se han construido discursos en torno a la infancia, el
cuerpo, la estructuración psíquica y el síntoma. Síntoma como formación
inconsciente que siempre constituye una transacción entre los deseos
conflictivos, síntoma que en tanto producción discursiva es producción de
sentidos, sentidos que despliega y encubre a la vez.
Intentaremos pensar la inestabilidad como síntoma psicomotor en el proceso de
armado del cuerpo y su correlato en el proceso de constitución subjetiva.
Nos interrogamos, desde la clínica, acerca del proceso de separación en tanto
proceso estructurante de la posición subjetiva.
Desde hace un tiempo nos hemos comenzado a formular ciertas cuestiones en
relación a dos grandes aspectos que se nos presentan en el trabajo con niños
en forma simultánea: los procesos de separación y el tema de la muerte,
mostrándose en ocasiones en síntomas de inestabilidad y conductas regresivas
que posicionan al niño de un modo particular.
Julián llega a la consulta psicomotriz derivado por
la institución educativa por "dificultades en la motricidad fina,
dispersiòn e inquietud", cursando un preescolar de 5 años.
En el proceso de evaluación psicomotriz observamos:
Entra a la sala de psicomotricidad sonriente, con la mirada
inquieta como queriendo abarcarlo todo, rápidamente se lanza al material, se
choca contra los colchones, se deja caer, rueda, se ríe, la voz y la palabra
acompañan cada movimiento, su incesante movimiento.
Se observa un tono muscular de reposo y de acción aumentado, sus movimientos
son rápidos, muy precisos, con gran capacidad para ajustarse al espacio y a los
objetos, que cambian a cada instante por los desplazamientos continuos que
realiza. Me resulta difícil seguirlo en estos desplazamientos, movimientos y
exploraciones fugaces del espacio, del material y de sus propias posibilidades.
La palabra incesante no me permite hacer recortes para encontrar un sentido. No
se observan dificultades en las coordinaciones ni en el equilibrio, sino más
bien el movimiento se destaca por ser ajustado, preciso, aún sobre el fondo de
inestabilidad permanente e intensa.
La inestabilidad traduce una situación sin cortes, un arrojarse hacia el
futuro, hacia el espacio y los objetos sin que el cuerpo tome presencia.
Rápidamente la experiencia intensa de la sensoriomotricidad
deja paso a un juego que me propone hacer juntos, me invita a jugar a las
momias, él es una "momia antigua", yo soy una "exploradora
que busca momias".
Juntos construimos el sarcófago, "cerrado, oscuro", pide él.
Él se esconde en ese espacio, yo lo busco, lo encuentro, se sonríe, con la
mirada intensa me pide "Otra vez, rápido no, ahora demorá más en
encontrarme".
¿Podemos pensar en el contenido "exploradora que busca momias"
como la articulación de una demanda formulada por Julián?
¿Qué constituye la exploración en el marco de una consulta psicomotriz?
Julián me pide "demorá en encontrarme", ¿podemos pensar en la
temporo-espacialidad necesaria para el despliegue del síntoma?, síntoma que
encubre un sentido, sentido que se da a ver a la mirada del psicomotricista,
sentido que hay que "demorar" en otorgar, que hay que explorar en el
cuerpo...
¿Qué lo lleva de la inestabilidad psicomotriz, del espacio llenado con
movimiento y palabras que parecen no poder detenerse, al estricto control
postural, al silencio, al "rápido no, ahora demorá más en
encontrarme?".
¿Con qué se liga el exceso de actividad, dando paso a la inactividad, a
permanecer en un mismo espacio, pequeño, oscuro, "siendo momia",
jugando a estar muerto, a esperar que otro lo descubra, lo encuentre?
¿Preguntas en torno a la vida y la muerte?
Luego de esta sesión expresa no querer volver a la sala de psicomotricidad,
prefiriendo sesión tras sesión el trabajo en el taller de grafomotricidad,
dice "no, no, a la sala no" evidenciando un aumento importante
del tono muscular, una postura rígida y un tono de voz tembloroso, que traduce
temor a lo que allí pueda ocurrir ¿u ocurrió ya?.
En las producciones gráficas observamos una adecuada
prensión del instrumento. La inestabilidad postural es intensa, dedicando
escasos segundos a la actividad. Los trazados están marcados por la
impulsividad y la dificultad en el frenado voluntario del gesto gráfico. Las
figuras que realiza son pobres en elementos y en integración, rudimentarias,
con múltiples omisiones.
"Esto es un esqueleto y esto es un Hombre Araña, viste que la película
del Hombre Araña termina en "me las pagarás", entonces va a venir la
segunda parte, si no se la paga en la segunda se la paga en la tercera, sino en
la 4, la 5, la 6, la 16 o la 40.000".
Nuevamente observamos la emergencia casi en simultáneo de contenidos
contrarios muerte-esqueleto, vida-Hombre Araña, personaje fantástico,
superpoderoso, que lucha por la vida y evade la muerte una y otra vez.
¿Preguntas en torno al estar vivo y al estar muerto?
Julián no se baña solo, no se viste solo, "se queda
duro", no come solo "porque enchastra todo", dice la
madre.
En el trabajo con Julián observamos que no se saca la campera solo ni se la
pone, no se saca los zapatos solo ni se los pone, no se ata los cordones. Por
otro lado, se muestra muy hábil realizando coordinaciones precisas en juegos
con cuerdas, aros y pelotas y con instrumentos de utilización compleja, por
ejemplo el compás.
¿Qué podemos pensar acerca del proceso de adquisición de las praxias?
¿Podemos pensar en un proceso de adquisición, o deberíamos decir de
construcción?
¿Construcción de las praxias, construcción del cuerpo, constitución
subjetiva?
Las praxias se definen como movimientos de complejidad variable, aprendidos que
por repetición se automatizan.
¿Qué supone que son aprendidos si no es en presencia de otro?
Levin sostiene que para organizar una praxia son necesarios operadores motrices
(el aparato biomecánico disponible), psíquicos (el deseo, la idea de lo que
hay que hacer y la representación del movimiento) y psicomotrices (que implican
la realización motriz, la ejecución misma de la función, el cómo ejecutar y
usar el movimiento, su realización funcionante que, como afirma Bergès, está
ligada a la estructuración del placer). Operadores que se conjugan e intrincan
en el hacer significante del sujeto.
¿Qué brecha existe entre este cuerpo hábil desde las
coordinaciones, equilibrio, ajustes tónico-posturales que no logra detenerse al
cuerpo escenificando la momia, un cuerpo-momia, que se detiene para ser
buscado-encontrado a través de la mirada y la palabra?
El cuerpo hábil, que se desplaza ajustándose tónico-posturalmente de modo
preciso, aún de modo vertiginoso es el mismo cuerpo que se trastorna inhábil,
que no logra poner en marcha las coordinaciones necesarias para resolver
situaciones cotidianas vinculadas a la autonomía y a la apropiación de un
funcionamiento, no se baña solo, no se viste solo y no come solo "se
queda duro" dice la mamá, para que otros-otro-la madre haga por él.
Los cuidados maternos toman presencia, él no puede hacer.
El síntoma psicomotor, al decir de Bergès, se manifiesta en
el cuerpo y se da a ver a la mirada del otro, el síntoma busca el corte, pero
lo elude a la vez, lo une al otro por la mirada, que recae allí una y otra vez.
Las producciones del cuerpo de Julián, ya sea por el exceso de movimiento o por
la imposibilidad de organizar el movimiento, suponen un retorno de la mirada y
del hacer del otro sobre su cuerpo, "me demanda atención
full-time", "ni la cara de encima le puedo sacar", dice la
madre.
Su madre dice "me demanda atención full-time", Julián dice "mi
madre nunca tiene tiempo", demanda incesante que retorna la mirada de
la madre sobre él, pero no alcanza...
Los movimientos torpes o la inestabilidad tónico-pósturo-motriz
lo ligan a su madre una y otra vez.
¿Qué se juega en Julián en esta imposibilidad de hacer con su cuerpo?.
Se juega la separación, es decir la no-separación, la mirada y el hacer de su
madre puestos sobre su cuerpo.
La madre refiere la pérdida de un embarazo anterior a Julián, casi a término, por eso tomó en el embarazo de Julián cuidados rigurosos y "mucha paz", pero los movimientos de Julián eran tan intensos que la tuvieron que internar por los dolores, "se movía demasiado, todo el tiempo".
"...el cuerpo está hablado antes del nacimiento, constituyéndose de esta manera en receptáculo del discurso de los padres. Un primer y simbólico receptáculo causa y efecto de aquél que se constituye en el campo de la postura misma".
Piera Aulagnier nos habla de la "violencia primaria, tal
como lo ejerce un discurso que se anticipa a todo posible entendimiento,
violencia que es empero necesaria para permitir el acceso del sujeto al orden de
lo humano. Precediendo en mucho al nacimiento del sujeto hay un discurso pre-existente
que le concierne: especie de sombra hablada y supuesta por la madre
hablante".
La madre de Julián atiende al movimiento y anticipa el sentido, movimiento que
es confirmación de la vida y al mismo tiempo aleja la eventualidad de la
muerte.
"...cómo interpretar la precipitación de los hiperquinéticos, su prisa por terminar antes de haber empezado, esa necesidad de repetir sin cesar, de qué manera entonces si lo que está en tela de juicio es el último minuto, el último momento, es decir la muerte. (...) La agitación motriz, la falta de atención, etc., es la acción encarnizada más o menos agresiva, más o menos destructiva que sirve de bandera y de remedio contra la pulsión de muerte".
El síntoma psicomotor lo entendemos como una solución de
compromiso, con el carácter defensivo que él conlleva.
El síntoma psicomotor, manifestado en el cuerpo obstruye los procesos de
simbolización en tanto procesos psíquicos sobre la ausencia de objeto, sobre
la pérdida, el corte. Cortes que delimitan espacios, separan, diferencian,
posibilitando el proceso de construcción del propio cuerpo.
¿Qué es lo que no se puede simbolizar, hablar, formular?
¿Puesta en el cuerpo de lo que no puede ser puesto en palabras?
¿Qué huellas lleva el cuerpo, que atesora en su memoria?
"...una memoria del cuerpo: es en su historia en donde se inscribe lo que se puede llamar la psicomotricidad. Las manifestaciones de sus trastornos evocan cierta forma de escritura de una historia que se repite".
Proceso Psicoterapéutico.
Viñeta clínica.
Se realiza la consulta a la edad de 5 años.
En el transcurso de los encuentros iniciales y mediante el establecimiento de la
demanda se fue esclareciendo el motivo de preocupación de la madre.
Al comienzo, venía porque se lo pedían otros: el niño no se integraba a las
actividades de acuerdo a lo esperado para su edad. A ella no le molestaba en la
casa porque había logrado un cierto equilibrio que le permitía ir llevando la
convivencia con su hijo. Es a través de la construcción de la demanda que
comienza a interrogarse "le estaré haciendo bien? ...yo lo quiero mucho
pero hay veces que no lo soporto..." "ni quitarle la cara de encima
puedo, no puedo ni hablar por teléfono", "todo me lo pide a mi"
"hace berrinches" y sale de ellos mediante una
"negociación", ella ofrece algo a cambio de que esto cese. Cese que
es momentáneo hasta la producción de otro suceso en donde se reitera lo mismo.
El padre no logra acompañar estos movimientos.
Antecedentes: padres separados desde los 4 años del
niño. Pérdida de embarazo anterior. Fallecimientos de personas significativas
casi simultáneamente y a los 4 años de edad del niño, tras un largo proceso
de enfermedad que permaneció estable durante años y en un lapso breve se
produce el recrudecimiento y desencadenamiento de las muertes.
Julián, no duerme solo, comparte la cama con los padres, o con uno de ellos;
han habido intentos -fallidos – "de organizarse de otra manera ...he
probado de todo y no hay caso".
Enuresis primaria nocturna, usa pañales.
El niño refiere miedos, a los monstruos, la oscuridad.
Se considera que el padre está cursando una depresión mostrando su discurso
pegado a esto, no puede decir sobre su hijo, no observa conflicto vinculado con
la consulta al terapeuta.
La madre presenta características en su historia que la ubican en un
posicionamiento marcadamente omnipotente frente a las situaciones, "todo lo
puede" haciéndose cargo de innumerables acontecimientos difíciles a nivel
familiar y mostrando importantes desgaste frente a las exigencias de la realidad
actual, "no puede seguir de la misma forma, cansada, agotada".
Temas predominantes en sus juegos: muerte, viejo-muerte, construcción-destrucción, competencia por mantenerse vivo, monstruos-miedo-pichí.
La enuresis, primaria, ya que no ha cesado, sería un indicador de una cierta inmovilización en el recorrido libidinal. El niño no quiere renunciar a los placeres hasta entonces obtenidos en pro de encontrarse con otros nuevos placeres que aún no ha descubierto. ¿Se instaura entonces una brecha - a modo de un vacío – y en donde aparece por lo tanto la angustia inscribiéndose el síntoma?
P- "Yo no quiero ser grande...no quiero crecer porque no
quiero manejar...me gusta manejar pero no quiero manejar...Quiero calcar
billetes, a mi no me sale me ayudas?... le hiciste lágrimas!...por qué le
hiciste lágrimas no me gusta!
A-"parece que està llorando?"
P- Sí y no me gusta.
A- los hombres pueden llorar...
P- ...sí...los hombres lloran...mi padre llora...guardámelo...no! mejor se lo
muestro a mi madre primero...
A- le vas a mostrar el hombre que llora y a! Mirá!– me fijo entre todos los
calcados ...es el que vale más?
P- m...sí...risas... pero... mejor se lo regalo
A- ...el hombre que llora y vale más
P- yo también valgo...pero este es grande, un poco viejo viste que le miramos
las arrugas?
A- sí, no sos un hombre viejo, ...
P- soy un niño,...bueno después voy a crecer ... a qué edad pensas vos que yo
me muera?
A-no tengo ni idea! pero espero que sea en muuuucho, muuuucho tiempo
P- pensás que alguien sabe cuánto va a vivir? Mi abuelo tiene millones de
arrugas y como 400 años! ....- hago un gesto, se ríe- bueno es muy viejo y
está vivo,....tú también vas a morir, eh!
A- yes!
P- Pero yo creo que vas a vivir como 400 años ...claro vas a morir, vas a
vivir, vas a morir , vas a morir ¡mirá! tiene poco pelo no se lo vayas a hacer
eh!- está mirando todos los billetes calcados y se refiere al que eligió para
la madre- guarda todos los calcados, quedándose con el que es para la madre
¡hoy sí que hicimos cosas!.
Otro momento:
P- "quiero hacer la tela araña pero no sé...yo ví una
araña que envuelve así a sus hijitos".
- se pone en posición fetal envuelto en un trapo-
P-"están quietitos y envueltos, recién nacidos".
-se levanta y dibuja en el pizarrón: tela de araña, una araña grande, bichitos muertos atrapados en una tela y arañitas sobre el lado de la tela que está apoyada en una rama.
T: "en la misma tela los recién nacidos y los bichitos
muertos?"
P- Si!
T –(Lo observo nervioso y se lo digo, se ríe, me mira fijo – como lo hace
con frecuencia- deja el pizarron, saca muñecos). Silencio...
P- "... me voy a mudar... mi madre dice que vamos a tener un cuarto para
cada uno, mi madre y yo..., vamos a jugar, mirá: -canta- a la rueda, rueda de
pan y canela y viene el cuco y...dale tenés que asustarme con un gua!! muy
fuerte y yo hago que salgo corriendo...y me escondo acá abajo"- trata de
meterse debajo del sillón, se le caen los almohadones, se resbala, da el
sillón contra la pared, entonces como no entra totalmente se ubica detrás del
sillón que lo apoya en la esquina contra la pared porque "se mueve
mucho...el sillón" y queda un rincón cerrado- dale hace como te dije!
T- "gua!!
P- A! Me asusté.
T- " asusta tener un cuarto para cada uno", se ríe...
P-"ahora asustá tú de nuevo, pero mostrando los dientes- me muestra cómo
tengo que hacer, boca grande, dientes afuera y gritar bien fuerte ...lo hace ...
T- me asusté!. (Risas).
P- Ahora... mirà lo que voy a hacer...mirá bien!: toma 3 muñecos enganchados
por las manos y los tira por un tobogán hecho con maderas, se caen los tres, lo
hace reiteradamente, se queja ¿viste? ¡no puede ser! ¡se caen otra vez, ah,
ah, ah – quejándose- ¿viste?
T: "sí, se caen los tres ¿ no será que están muy agarrados, parece que
están pegados – los miro y los pone sobre mis ojos- , tal vez de a uno no se
caigan todos..."
P- se ríe, se pone nervioso, se le desarma el tobogán , lo ayudo a armarlo,
-reiteradamente se le desarma el tobogán- me da los muñecos para que se los
alcance de a uno, luego lo hace solo- ¡no se caen todos!...- festejamos-...
Reitera el juego varias veces, viste, viste! – miro atentamente, me observa a
ver si estoy mirando bien- la próxima vez los voy hacer saltar a todos por el
tobogán, ... guardálos bien... ¡ éste sí que fue un buen día!.
La libido en su viaje -viaje en el cual se va constituyendo el sujeto- "apoyada en las funciones vitales" marca –placer-displacer- las zonas por las que transita dejando impresos los avatares ocurridos durante el mismo. En este viaje no todos los momentos son iguales, el pasaje de una zona a otra implica un salto en donde se pone de manifiesto un cambio que suponemos un empuje hacia otro momento del desarrollo psíquico acompañado con el biológico. En estos pasajes, en donde ubicamos los momentos de tránsito de una zona erógena a otra, el desprendimiento de libido es más brusco, más marcado y le exige al niño una suerte de renuncia como condición necesaria para efectivizar ese pasaje a otra cosa - cobra peaje.
"La enuresis señala el estancamiento o el regreso al estadio anterior al fálico, donde reaparecen las preocupaciones pre-edìpicas. La enuresis puede no haber cesado nunca. El niño inconscientemente se niega a crecer con el fin de no renunciar a sus prerrogativas ambisexuadas"—amenazas que son obstáculos a los mecanismos de defensa naturales ante la angustia de castración primaria... La angustia de castración es una emoción de frustración libidinal."
¿No es en este momento –histórico- en donde se nos hace
evidente la convivencia del cuerpo y del psiquismo a través de los síntomas?
Señalo histórico porque si bien se nos podría plantear casi inmediatamente
estos momentos como procesos psíquico tomado como desarrollo, es en cualquier
momento en que cuerpo y psiquis nos muestran que no son solos, separados, sino
que nos delatan la existencia de sus intrincados y misteriosos lazos.
Si el adulto ha respondido a las exigencias amorosas del niño y si ha reaccionado a ellas con afecto, esto le aporta al niño satisfacciones a modo de compensaciones que pueden ser suficientes para ceder a las renuncias que se le piden y que él acepta.
Frente a una renuncia, en estos momentos -y tal vez sea una
condición- hay al menos una promesa, promesa de una ganancia, que se realiza a
través del reconocimiento del otro.
Para que haya renuncia es necesario que se reconozca que algo existe, ¿cómo
renunciar a algo de lo que no se tiene registro?¿cómo tener registro sino es a
través del re-conocimiento del otro?
Entre una y otra, entre la renuncia y la promesa de una
ganancia, parece, hay algo perdido para siempre y tal vez sea allí por donde se
cuela la muerte como angustia.
En sus juegos, el niño despliega esta conflictiva, las arañitas vivas se
alimentan de los bichitos muertos. El tema del nacimiento trae consigo su
contrario, la muerte, la ganancia trae la pérdida, es necesario que exista un
espacio – vacío- para que se instale algo nuevo, es necesario dejar libre
-pérdida- un espacio para que sea, luego, ocupado.
"Pensás que alguien sabe cuándo va a morir...tú también vas a morir
eh!" .El hecho de que el otro reconozca su finitud habilita el acercamiento
a la propia finitud? Parecería que al colocar al abuelo, a él y a la terapeuta
bajo la ley –todos mueren- lo incluye en el campo simbólico y contribuye a su
asunción subjetiva.
"La angustia de muerte- es una frustración de
agresividad muscular y de agresividad afectiva más grande que otras, es decir,
en el nivel de su comprensión: inmovilidad forzada, mágicamente muy larga y
ausencia del ser amado- por lo tanto castración afectiva- muy larga. La
angustia no depende de amenazas exteriores, sino que esas amenazan se vuelven
actuantes en el momento en que encuentran en el niño sentimientos en desacuerdo
con su ambición imaginaria".
El descubrimiento- vivido a veces como imposición- de la realidad, instaura una
brecha con la ambición imaginaria, el lazo entre ambos implica angustia que se
calma frente a la presencia del otro. Se calma frente a la presencia del otro
que se reconoce partícipe de ese nuevo mundo. El niño denuncia y el otro debe
tomar y hacerse cargo de esa denuncia, debe reconocerse también en falta:
"Tú también vas a morir" es entonces el llamado a que el otro se
reconozca allí con él, que se haga presente introduciendo allí con esa
presencia una ausencia. Ausencia que marca que ese otro no es todo, no lo puede
todo, porque está inscripto bajo una ley inminente que es la misma para ambos,
en este caso la posibilidad de la muerte.
Pienso que Julián, con sus temores y angustia de muerte nos muestra la
dificultad en la separación, dificultad que denuncia al mismo tiempo al otro
materno en un lugar "todopoderoso" y paradójicamente en un lugar
donde la madre- por su historia – no puede acceder. El tema de la muerte para
la madre está marcado por la realidad, ella allí no puede decir, no puede
hablar, escapa. Es ese su talón de Aquiles por donde no puede habilitar al
niño a pasar a otra cosa. Ella debe renunciar y presentarse viviendo bajo la
misma norma que abarca a todos los humanos.
Volvamos a la viñeta
P: Yo también valgo...éste es grande, un poco viejo...
El Vale, también y a condición de no ser el único, hay otros que también valen y evitan el riesgo de quedar como el único, con la responsabilidad de sostener al otro materno a como de lugar, y quedar peligrosamente cerca como las arañas bebes y los bichitos muertos.
Bien parece quedarnos claro que el niño renuncia y hasta
debe renunciar para continuar con menos dificultades. El otro pide que esto sea.
¿y qué pasa con él, con este otro que pide al niño que renuncie? ¿en que
posición queda? Si bien acompañamos a la idea de renuncia a cambio de la
obtención de otros placeres y de no caer en la angustia de muerte, creemos que
es necesario algo más, una renuncia más, pero esta vez no la hace el niño,
sino el adulto, el también debe renunciar a lo que le compete desde su lado,
debe renunciar a los placeres que le otorga el otro, niño, en ese momento; debe
renunciar a continuar junto con el en ese vínculo bajo las mismas condiciones.
¿Instaura esto una distancia entre lo que era y lo nuevo a advenir en la
relación entre ambos?¿podemos pensar esta distancia como una suerte de
separación que va instituyendo una diferenciación y organización en el
psiquismo del niño?
Si retomamos lo dicho anteriormente sobre que "el pasaje de una zona a otra
implica un salto en donde se pone de manifiesto un cambio que suponemos un
empuje hacia otro momento del desarrollo psíquico acompañado por el
biológico" bien podríamos aquí referirnos como un momento de
"crisis vital" acompañada por una "crisis psíquica"- (Lacan
1938), crisis que nos remite al cambio en cuanto pasaje-brusco- a otra cosa, y
por lo tanto algo queda atrás, algo continúa y ocurriendo allí una suerte de
separación?. La libido se separa de una zona erógena- no totalmente como nos
lo muestra la clínica- y se instala a trabajar en otra.
Los obstáculos en el viaje libidinal de Julián se presentan durante este
pasaje, pasaje que implica reconocerlo para habilitarlo a perder. Pasaje que los
involucra a ambos-madre e hijo- en una suerte de pérdida y ganancia, cada uno
como representante de su tiempo histórico. Historia de la madre que se
resignifica en la historia del niño donde ambos se "pegan" y se
dificulta la separación. Separación que conlleva temor a la muerte pero que si
no se produce mantiene ese mismo temor a la muerte. Angustia de muerte que no es
posible anular, ni de un lado ni del otro. Tal vez solo en el imaginario,
durante un tiempo, esta premisa se pueda sostener y a un alto costo. El pasaje,
el salto hacia la formación subjetiva, parece no librase de esta angustia que
implica la separación y la muerte, tocando a uno y a otro y haciendo marca,
resignificando après coup la historia de uno, y la historia de uno con otro.
Intentaremos a modo de síntesis:
Estos aspectos trabajados nos ligan como disciplina y a la
vez nos separan.
El reconocimiento de los aspectos que nos ligan en el trabajo conjunto nos
permiten al mismo tiempo pensar en aquellos elementos que nos separan
-ligazón-separación- propios del proceso de construcción identitaria.
Nos ligan la infancia, el proceso de estructuración psíquica y el proceso de
construcción del cuerpo.
Las diferencias nos remiten a recortes disciplinarios, recortes necesarios en la
intervención clínica, sin olvidar que estamos frente al mismo sujeto que
construye sus síntomas para ser leídos por alguien.
El síntoma sobre el cual recae la intervención, ¿marca también la
diferencia?.
¿qué consideramos síntomas en esta situación?.
Tenemos: la inestabilidad, la inhabilidad, la enuresis primaria y los miedos
nocturnos, todos síntomas que nos remiten a la vuelta del mirar y del tocar de
la madre sobre el cuerpo del niño, que nos remiten a las dificultades en el
proceso de separación.
La inestabilidad y la inhabilidad constituyen alteraciones psicomotrices que se
caracterizan por ubicarse en el cuerpo y darse a ver permanentemente a la mirada
del otro.
La enuresis primaria y los miedos nocturnos son mantenidos a nivel del
"secreto" entre el niño y la madre.
Lo que motiva la consulta inicial son las alteraciones psicomotrices –inestabilidad-
no toleradas por la institución escolar, quien se convierte en derivante.
Podemos pensar a modo de hipótesis que son las alteraciones psicomotrices las
que abren paso a la intervención de un tercero, se dan a ver, molestan, no
quedando lugar para el secreto entre dos. Develan el secreto y revelan la
posición subjetiva del niño en ese momento, dando paso a la creación de la
demanda.
TRABAJO LIBRE PARA SER PRESENTADO EN LAS JORNADAS DE
PSICOMOTRICIDAD, MONTEVIDEO, NOVIEMBRE 2003.
Autoras: Psic. Sylvia Toledo y Psicom. Lucía de Pena.
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