Creer-Atender
Martín Wolf-Felder

"/.../Ahora bien,/.../todo ser real contiene determinaciones opuestas/.../" (p.87 I Lógica, folio, Bar., 2002). Georg W.F. Hegel
"/../La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas/.../. Cuanto menos eres/.../más tienes, tanto mayor es tu vida enajenada/.../. La enajenación/.../aparece en el hecho/.../que mi deseo es la posesión inaccesible de otro/.../" (pp.109-64-70 Manuscritos, Altaya, Barcelona, 1993). Karl Marx
"/.../entre material onírico y sueño ocurre de hecho una total "//revalorización//* //Umwertung//* de todos los valores psíquicos"./.../" (pp.334-5 IV O.C.Am., p.335 II/III G.W.Fischer) Sigmund Freud
"/.../De aquí que yo me crea* en el deber de obrar en el sentido del Todopoderoso Creador: Al combatir a los judíos, cumplo la tarea del Señor./.../" (p.27 Mi lucha, Ed.Modernas, B.Aires, s/f.)              Adolf Hitler
"//.../El que no tiene dinero tiene que hablar el doble./.../ Es increible la influencia de la psicología humana sobre lo económico. Fíjese lo que pasó con lo de la corrida de hace algunos años por el rumor./...//" *.(Entr.E.Cotelo, CX 14, Mont., mayo 2005).
"/.../La ley de la muerte es inexorable, la manera de enfrentarla es a partir del amor./.../".
"/.../Pero la vida humana crea jefes./.../".
"/.../Claro, porque estamos educados en sociedades jerárquicas. Pero, además la conducta humana tiende a concentrar, no en programas, sino en figuras. Entonces crea dioses míticos, coyunturales. San Tabaré, San Pepe, ¿no? El problema es cuando "San" se lo cree*. Ese es el peligro*. El mejor dirigente no es el que hace más, es el que deja una barra que lo suplanta con ventaja. Yo lo tengo que hacer en el Ministerio./.../"(p.80 "De tupa..."Entr.M.E.Giglio, Le Monde dip, B.Aires, mayo 2005).  José Mujica

No sé si fue así que el Ministro hubo de referirse a la psicología humana del rumor en relación a la economía, pero haber escuchado de él más o menos eso, fue quizá lo que me hiciera recordar aquello que se me ocurriera escribir en 2002 para www.querencia.psico.edu.uy. Por ello quisiera ahora retomar algo de aquel CREER RUMOR. Es que el peligro que cita el acápite, también tiene que ver con creer. Pero con CREER ATENDER. Es decir: atender clamar salvación. A mi juicio, eso que dice Mujica que la conducta humana tiende a concentrar en "figuras" y que dichas "figuras" se lo puedan llegar a "figurar" y aún incluso creer ("¡Heil Hitler!"), podría ser así; quizá, por atender un propio llamar. Lo digo de acuerdo con la teoría de Freud. Porque Breuer y él actualizan el formar-informar-deformar al sostener que en las "representaciones o figuras" de lo anímico habría en forma inconsciente tanto un descentrar como un concentrar valor en animar figurar: desplazar-condensar-invertir. Esto, de acuerdo a las circunstanciales valencias de asociación de las figuras. El valor de figurar de las figuras sería para Freud relativo por primario: descentrar-desplazar ("verschieben") valor desde unas figuras y concentrar en otras para conformar-condensar-sintetizar con éstas la figuración más o menos destacada de alguna (mixta o no) u otras ya censadas. Dinámica de un proceso censor de des-centrar-analizar-con-centrar animar-figurar. Fue en su des-figurar onírico que Freud vio la interacción dialéctica (con-des / no lineal) mínima de cuatro movimientos: desplazamiento, condensación, mudanza en lo inverso y figuración o representación. Por eso, con lo que recogiera en forma directa o indirecta de C.Binz, K.F.Burdach, I.H.Fichte, J.F.Herbart, P.Jessen, K.A.Scherner, H.Spitta (G.W.F.Hegel), L.Strümpell, E.Hering, J.Breuer y C.Menger entre otros y de su propia experiencia, Freud habría quizás delineado una teoría dialéctica de lo que sería la dinámica no lineal de la complejidad anímica. Pero esa figuración que implica concentrar energía, valor o cantidad de animación (Spitta: Gemüt = ánimo) o atención móvil ("der beweglichen Aufmerksamkeit", p.106 II/III G.W.) en figuras del aparato anímico para animarlas y así construir las imágenes del sueño del dormir o la imaginería de lo que uno imagina durante la vigilia, también se puede vislumbrar tanto en cada hecho del vivir colectivo o de cada quien, como en relatos que figuran en registros de figuras comunitarias culturales: Artigas y su dicho que"la causa de los pueblos no admite la menor demora", Gardel y su "silencio que aquí va a cantar Dios" o esa referencia primordial de nuestra civilización a lo que le aconteciera a su colectividad originaria cuando, impaciente, en consenso de censura "sin censo", construyera la "figura" de un becerro de oro para adorar; lo habría "figurado" por no haber podido esperar la demora de las sagradas escrituras de La Ley Divina, cuyo redactor, Moisés, las hubo de entregar ya muy tarde para la economía política de espera del pueblo. Se trata de la palabra que Jahvé le habría "dictado" a Moisés en el monte Sinaí. Miguel Angel se lo figura (cornudo), Roma lo exhibe y Freud allí, al estudiar la obra, se "figura" un "censor" en lo por aquél figurado. Reitero entonces para retomar lo de concentrar en "figuras" que, tampoco no otra cosa podría ser lo que nos enseña esa "figuración" de imágenes con la cual se construye el sueño del dormir o lo que uno se "figura" o imagina en vigilia como ensueño. Es que la conducta humana de concentrar en figuras santas y no en programas escritos, expresaría la problemática que construye esa dinámica no lineal de la economía anímica freudiana al tender hacia "ganancia", "comodidad" o "ahorro de gasto": conformarse la mayor vivencia de satisfacción posible frente a cada vivencia de necesidad; precedente: la figuración inventiva de Adam Smith. Sucedería como si la vivencia de necesidad fuera la del peligro apremiante por necesidad vital. Dos opuestos. Quizás La Ley Escrita prohiba figuras por economízar esfuerzo de trabajo en pensar-hablar-escribir-leer: no figurar, no imaginar, no ahorrar, no concentrar, no condensar, no sintetizar, no conformar Economía contradictoria al pensar en lugar de actuar por postergar gastar. Macro gasto vs. micro gastos. Síntesis o análisis. Actuar o hablar. Invertir: gasto o ahorro. Dialéctica. Una analista en co-post-escucha refería del púber analizante:

"/.../Yo me quedo con eso fácil y rápido de besar la Mesusá al entrar y salir de mi casa y punto; como eso que hacen los católicos que se persignan cuando pasa el ómnibus por una Iglesia y ya está. No puedo mas con eso del "dávenen" de todos los días con las "Tvilen" y las "Zizes" y de todos los "Kavalat Shabat" y los "Shabat" en el "Shil". A mi me pega en el quinto forro ver a los grandes con el "Sidur" porque pienso entonces que voy a estar todos los días de mi vida encerrado como ellos leyendo y estudiando la "Torah" y el "Talmud", lo cual, al final, es estar casi igual como los musulmanes que claman a Alá cinco veces por día toda la vida. No, no puedo, no puedo más con eso. Por eso vine aquí para hablar con vos/.../".

.¿Sería entonces posible que la "figura" (la "imagen" o la "representación") evocara así por necesidad de una inmediatez de satisfacción, el "apremio" de la urgencia primordial y lo impostergable de la alucinación de su vivencial satisfacción? ¿Aquella urgencia vital que acarreara el propio nacer a la vida aérea? ¿Su peligro?
¿Finalmente porque el mamífero homínido humano habría de nacer con la característica de una circunstancia en que los valores de oxígeno (O2) necesarios para sobrevivir estarían en falta y los de anhídrido carbónico (CO2) en exceso? Es posible. Porque no habría habido allí para el recién nacido la posibilidad de esperar, sino, más bien, todo lo contrario: des-esperar. Se trataría así en ello del registro precoz inconsciente de una vivencia que según Freud el pequeño "valora" ("wertet") como "peligro". Vivencia ésta como expresión de una "necesidad" vital por hipoxia con excitación por hipercapnia. Registro mnémico que, al parecer, todo peligro posterior habría de evocar. Se supone aquí con Adam Smith, Ortega y en parte con Freud que dicho registro, por asociación con el siguiente: expresión de "satisfacción" primordial, iría a convocar su respectiva vivencia del "valor" ("Wert") de una "salvación". Quizá se plasme ahí la primera inversión anímica y su par humanizar. Inversión asociada al primer clamar-clamor y su repetir re-clamar luego devenido re-clamo o trabajo: palabra, gesto, acción, o esfuerzo de poder vivir. Esfuerzo éste a ahorrar, según Adam Smith leído ahora sí desde todo Freud. Porque en lo inconsciente, lo que se ha registrado, permanecería a los efectos del deseo, es decir, para evocar aquello que, por partir de la vivencia de necesidad más extrema, buscaría repetir la primera y mayor vivencia de satisfacción y no otra como la segunda y menor. Pues la lógica del lenguaje, sucesora de la logística de sobrevivencia del homo sapiens (reclamâtor y reclamâtrix), enseñaría que sólo la "satisfacción" sería de hecho aquello opuesto o contrario a la "necesidad": la "inversión" de ella. En Marx con Shakespeare: el dinero como inversión universal de las carencias. Lo mismo dice el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) de la propia vida de su lengua, por no ser otra que la que circula por medio de la producción de sus hablantes. Insisto con la primera parte de la primera acepción de su definición del término "valor": "/.../Grado de utilidad o de aptitud de las cosas, para satisfacer las necesidades/.../".
Insisto aquí -en época urbana en que grandes salas de cine se descentran, desplazan y "condensan" otra vez o "figuran" iglesias- porque se trata por ejemplo ahora de eso de "concentrar" en "figuras" como preocupación para el desarrollo de la vida democrática en el sentido del participar presente de cada quien en forma directa y activa. Porque si bien se trata de una democracia representativa, quien representa sólo "re-presenta". Quiere significar ello que cada uno o cada una, en realidad, sobre todo cree o confía en otra "presencia" que no es la propia. Pero en realidad habría de "creer" porque en efecto se refiere a esa propia que ha sido en verdad la primera vivencia de satisfacción, asociada simultánea del primer clamar por el reflejo laringeo-respiratorio de Hering y Breuer. Porque el recién nacido, después de comparar con la segunda, de nutrición, es obvio que la diferencia lo habría de inclinar por desear y esperar repetir la primera vivencia de respiración. Una primera superior o de mayor "jerarquía" o "valor" que, por haberle ocurrido, marca registrada mediante, él como sujeto económico de ella, ha de "creer" siempre en la posibilidad real de su "repetición". O por lo menos ha de tener "interés" en "esperarla". Porque se trataría de esa diferencia de valor vivencial que, por primordial y registrada, haría más a lo cualitativo desiderativo que a lo cuantitativo cognitivo (pre-caos-complejidad). Esto, Freud en realidad lo toma de Burdach; extracto una cita que hace de éste y que diría más o menos así:

"/.../El dormir sobreviene sólo a condición de que el alma no sea incitada por estímulos sensoriales, (...) pero la condición del dormir no es tanto la ausencia de estímulos sensoriales cuanto, más bien, la falta de interés* //der Mangel an Interesse// en ellos; /.../nunca nos despertamos por la mera intensidad sensorial de una impresión, sino por su resonancia psíquica; una palabra indiferente* //gleichgültig (gleich igual) (gültig valedero o válido)// no despierta al que duerme, pero si se lo llama por su nombre volverá en sí. /.../Por eso podemos despertarnos también a raíz de la ausencia de un estímulo sensorial cuando esa ausencia atañe a un asunto importante para la representación* //eine für die Vorstellung wichtige Sache bezieht//; así hay quienes se despiertan cuando se extingue la candela nocturna, y el molinero lo hace cuando cesa el ruido de su molino, vale decir, cuando se suspende la actividad sensorial, lo cual supone que esta era percibida, aunque como indiferente* //gleichgültig// o, más bien, como algo que, por ser satisfactorio* //befriedigend// , no traía sobresalto* //aufgestört// al alma./.../" (pp.76-7 IV O.C. Am., pp.55-6 II/III G.W. Fischer).

"Interés" pues en "esperar" la "atención" que le brindara la vivencia de "satisfacción" de "mayor jerarquía" por suponer que habría sido la que le "salvara" de la vivencia de "sobresalto" de también "mayor jerarquía". Quizá por ello, lo que se dice de esa renombrada "esperanza" en cuanto que sería "lo último que se pierde", fuera realmente así, pero no entonces por casualidad, sino por haber sido "lo primero que se ganara". Esto, por supuesto, si extendiéramos hacia lo específico anímico lo que sostiene Hughlings Jackson, citado por Freud en 1891, en relación a la adquisición del lenguaje que, partiría, del no-poder y clamar del recién nacido.
Pero retomemos lo del "creer" porque, además, cada quien, se sentiría identificado con una "figura" o se identificaría con ella dado que esperaría con "fe" y según el origen etimológico del verbo "creer" ("creder") con "creencia", "crédito" o "credulidad" que dicha figura le re-presente la suya propia sin estar presente en forma directa, sino delegada, como en realidad le sucedería en su fuero íntimo inconsciente con la-figura-meta registrada-del-valor-vivencial-de-su-propia-primera-satisfacción. Porque es a esto y no a otra cosa que se refiere Freud cuando formula lo de la id-entidad perceptiva en relación a la entidad de la vivencia primordial.
¿Censo vivencial de identidad, valencias, valor, identificación y transferencia? La jerarquía de la que habla Mujica estaría dada quizá entonces precisamente por el hecho de que aquella "figura", como tal, sería una "representación" que "figuraría" la mayor "jerarquía" en vivencia de satisfacción: "representación = figura". Y con esto, por deslizarse así lo que no es otra cosa que una sinonimia, se volvería a transitar por la lógica del lenguaje. Es decir, por lo que ésta recogiera de su propio más allá. Porque en la lógica de la gramática se percibe la logística accionaría-gestual-clamorosa que la precede y origina. Una logística, pero ya quizá por inscripción biológica. Logística que se expresaría entonces a la manera de Freud como una suerte de apoyo o apuntalamiento de lo anímico. Un trípode secuencial. Se podría designar tanto a-b-c como a-c-b:

a - el proceso que culmina en la primera vivencia de necesidad   "valorada" por el recién nacido según Freud como "peligro", b - el siguiente "clamar" por el reflejo vagal de Hering y Breuer en simultaneidad con c - la vivencia de satisfacción por la respiración aérea de la ventilación pulmonar debida a la misma autorregulación vagal; vivencia de satisfacción "valorada" por lógica semántica como "salvación".

Ahora bien, no agrego nada si digo que estos tres elementos que se presentan al nacer, en tanto se registran, lo que en realidad sucede es que se re-presentan en representaciones mnémicas que los "figuran" o simbolizan. Y tampoco agrego mucho al decir que luego serían las circunstancias de la vida que por representantes de sus propias representaciones activarían a tales "figuras" o símbolos en re-ediciones imaginarias que volverían a representar dichos símbolos pero ya ahora por re-clamos actualizados en la búsqueda de repetir el significado o valor afectivo de salvación por medio de significantes asociados también al afecto inverso de peligro.
Pero en realidad se trataría de entender que la vivencia de satisfacción primera, a posteriori atribuida a la supuesta atención de "amor" de un otro, sería la de más "jerarquía" (valor) en confrontación con la segunda de "nutrición" de menor "jerarquía" (valor). Supuesto "amor" de "dar" el primer valor vivencial satisfactor después que al nacer el propio viviente se valorara según Freud en "peligro" por la excitación vital de su "necesidad" por falta de oxígeno y exceso de anhídrido carbónico. Vivencial peligro y vivencial salvación.
El deseo censor sólo llamaría a ese valor ideal de atención por vocación-oficio-identificación-transferencia.
"Amor" entonces de "salvación" por oponerse a la "muerte", como bien observa Mujica en la vida vegetal.
¿Nacería aquí de la diferencia de valores vivenciales de satisfacción, lo de la "jerarquía"? Quizá. ¿Pero ya antes lo sapiens del otro acaso no habría también de "creer" en dicha "jerarquía" en tanto que como auxiliador del recién nacido no sería realmente para él su "salvador" por "poder" exactamente aquello que aquél "no" estaría en condiciones de "poder": vivir por sí mismo ("autonomía")? ¿Dónde se gestaría allí entonces por ello esa suerte de deuda vivencial (heteronomía) que en forma retroactiva anularía precisamente por vivencial la atribución del doble hecho real primordial (a)(b) también vivencial del (a) primer clamar simultáneo de la (b) primera oxigenación aérea por el reflejo vagal laríngeo-respiratorio de Hering y Breuer? Pues hay que tener en cuenta que el registro del primer clamar sería el de su "eco" desde el lugar del otro, eco que por ello entonces daría cuenta, como ningún otro factor, de lo vivencial atributivo de esas "alucinaciones acústico-verbales" que son "figuradas" como venidas desde afuera o como "eco del pensamiento" (G. de Clérambault).
Es que la "figuración" del "peligro" puede expresarse tanto en forma directa en los sueños del dormir o en las crisis de angustia o pánico de la vigilia, como en forma indirecta por esa señal que constituye un "llamar" a la "atención" (¿defensa?) del "censo" o la "censura" del "censor" del sujeto económico anímico. Sujeto censor que al enviarse ese llamado o señal de peligro lo haría por evaluación económica circunstancial automática de opciones, para así prestarse una atención inconciente más o menos momentánea o prolongada, alterna o no, de

- represión,

- desmentida o renegación,

- desestimación (Etcheverry) o forclusión (Lacan).

Cuando en el sujeto económico anímico de Smith-Strümpell-Breuer-Menger-Freud la vivencia de "peligro" se expresa en forma directa en los sueños, aparecería enseguida al despertar la consiguiente "inversa" vivencia de "salvación". El término "inversa" que la lógica del lenguaje bien puede sustituir por sinónimos, "opuesta" o "contraria", es el que aquí, a mi juicio, sería más pertinente. Digo esto porque se trataría de una operación económica automática. Me refiero a lo anímico inconsciente. Porque, después de todo, quien se anima a "invertir", lo que querría sería quizá ese imposible de invertir su propia vivencia de necesidad anímica que habría sido animada desde la propia animación que lo circunstancial le imprimiera al registro simbólico mnémico de la vivencia valorada como "peligro" al nacer. Quiero decir que sería incluso posible un rastreo etimológico que pudiera dar cuenta que, los orígenes del sustantivo inversión y / o del verbo invertir, hubieran estado en relación lógica con una repetición necesaria y suficiente de situaciones vivenciales de peligro, cuya índole pudiera haber sido más bien económica; ejemplo Shakespeare-Marx: invertir necesidades por dinero.
Cuando la vivencia de "peligro" se expresa en forma directa en la vigilia por crisis de angustia o pánico, "llamaría" a la "atención" del "individuo auxiliador" al que se refiere el joven Freud, para que tal individuo al prestarle esa "atención" se convierta en el "salvador" (Nothelfer) de esa "necesidad" originada en el "apremio de la vida" (die Not des Lebens), como dirá también Freud después entre 1899 y 1914.

Posibilitaría a la crisis de angustia lo circunstancial de una autoevaluación-económico- anímica- inconsciente que pudiera haber dado cuenta que no hubiera sido lo más conveniente evitar "vivenciar peligro" mediante una "salvación" interna por atención censora propia de:

Verdrängung(Freud)-represión,

Verleugnung(Freud)-renegación(López-Ballesteros/Rey-Ardid/Cervantes-Angulo)-desmentida(Etcheverry)

ó Verwerfung(Freud)-forclusion(Lacan)-desestimación(Etcheverry),

ante cualquiera de las posibles resignificaciones anímico-sexuales (del "peligro" freudiano primordial).

Es que tanto la experiencia docente universitaria como la asistencial médica clínico-psiquiátrica, la preventiva psicológica de la atención primaria de salud o la propia de la atención directa o indirecta psicoanalíticas, me han conducido a pensar en esta hipótesis económico-anímica que todavía prefiero catalogar de ficción hasta tanto no transcurra una mayor puesta a prueba de la misma por parte de otros durante un cierto tiempo lógico. Puesta a prueba que transcurriría por la práctica psicoanalítica de atención, co-post-atención y atención a la teoría pero, también, por una espontánea reflexión práctica de esa misma lógica viva del lenguaje en que buceamos lo cotidiano: digamos por ejemplo permitirnos sorprender por el hecho que "atención" y "peligro" puedan ser significantes cuyos significados converjan o diverjan de acuerdo a lo circunstancial del contexto por el cual transcurran los signos que hacen a sus respectivos textos. Esto, si se quiere, para ese problema tan obvio del uso y abuso de los vocablos defensa y censura en el discurso psicoanalítico más usual. Me refiero a las valencias de asociación de aquellos otros dos términos que suelen ser mucho menos usuales. Baste ello como ejemplo. Por eso, por ahora, sólo me animo a imaginar una suerte de dinámica no lineal de auto-evaluación de "importancias" y "prioridades" en la escala de valores de la autoestima del "sujeto económico anímico" de Smith-Strümpell-Breuer-Menger-Freud en relación al "ideal" del "valor" de "salvación". Y esto en medio de su tendencia contradictoria de exposición-evitación a una evaluación social ajena que, a la vez de constituirle "peligros", le posibilitaría vivencias de valor "salvación" en relación a esos mismos "peligros".
Privilegio pues la "inversión" de "peligro" en "salvación" pues dicha "inversión" como elemento anímico desiderativo primordial, sería el verdadero objetivo del registro de la vida anímica inconsciente infantil por la conjunción de los otros tres elementos freudianos del desplazamiento, la condensación y la figuración (del trabajo no lineal, no sólo onírico). Por eso adhiero al uso polisémico psicoanalítico del término dialéctica.
La dinámica de la inversión sería por definición permanente y contradictoria (Hegel-Feuerbach-Menger) por la incidencia de los valores circunstanciales impares del "reclamar" del vivir anímico sobre la auto-evaluación del par vivencial "peligro"-"salvación" en el contexto de la hetero-evaluación intercambiante de los más diversos ámbitos concéntricos de la semiósfera (Lotman) socio-cultural-ambiental (Fontanille). Se trataría de una dinámica no lineal, no cognitiva, sino descifrable por constituir en sí una trama de acertijos de móviles cifras construidas como Rebus (Freud) por la condensación y "des-construidas" (Derrida) a los fines afectivos rebuscados del desplazamiento anímico por las representaciones anímicas, para volver a buscar (re-buscar) la animación de esa figura-meta-desiderativa-no-cognitiva que es el deseo. Meta que sólo sería la del registro de la id-entidad singular vivencial del deseo inconsciente sobreviviente de cada quien, salvador del peligro del apremio vital primordial, ¿anterior a su supuesto devenir querencia por la resignificación anímica sexual?
Todo esto para decir aquí que una "figura" animada, sería quizá la más capaz para centrar o concentrar una atención que partiera de una situación de "peligro", para "invertirla" o convertirla en esa reactivación del registro de la vivencia de satisfacción primordial freudiana que, por freudiana, prefiero llamar de "salvación". Es que el aspecto "cognitivo conciente" del programa político circularía más bien en cambio por esa misma lógica gramatical del trabajo de pensamiento, escritura y lectura, pero de una manera tan lineal que no podría ser acorde a los fines que buscaría aquel trabajo dialéctico de contrarios por desplazamiento, condensación y "figuración" que parte de lo "desiderativo inconsciente" (desde el peligro y la urgencia del "apremio vital").
Cada sujeto económico-anímico (Smith-Strümpell-Breuer-Menger-Freud-Ortega y Gasset), remitido por las circunstancias de la vida a su deseo censor inconciente, buscaría "figurar" la vivencia anímica de "salvación" de la "muerte" en la "figura" de un "salvador" que le diera "amor" como sucede en eso vegetal que también refiere Mujica en Le Monde Diplomatique (mayo, 2005) y que para el alma humana bien podría ser Moisés, Jahvé, un becerro de oro, la dialéctica Jin-Jan, la Santísima Trinidad, Mahoma, Alá, Yemanyá, Atma-Brahma, Krisna o cualquier práctica de ideal o de vocación o en todo caso como lo dice aquí literalmente de sí mismo con mucha gracia el líder frenteamplista en la cuarta cita inicial del acápite: un "San Tabaré" ó "San Pepe".
Acoto sólo para psicoanalistas ya casi al terminar que, prefiero hablar por ello de discurso de Salvación o del Señor y no de discurso del amo porque, además, según Feuerbach, en la Fenomenología del Espíritu no hay que desestimar el contexto epocal-regional-político-religioso en apoyo del contexto principal para la lectura del texto "Herr" (Señor): lo desiderativo del cristianismo en la autoría de Hegel. Es que por otra parte, el devenir de la complejidad mítico-histórica de la dinámica anímica no lineal de los colectivos humanos, por lo menos en el presente de nuestra semiósfera, mostraría más isomorfo a lo específico freudiano un discurso Señor, "señorial", "salvador" o de salvación (mayor jerarquía o valor vivencial de satisfacción) que lo que haría un discurso Amo que pudiera referir a un poder salvación en ajena atención ("en-ajena").
Quiero insistir en señalar que la propuesta de llamarle así a dicho discurso, también intenta rescatar y articular en las palestras psicoanalítica y teórico-filosófica castellana, contemporáneas, los dos términos quizá claves:

- el de ese "peligro" ("Gefahr") que según Freud el niño valora al nacer y que deviene "pulsión-saber", con

- el de esa "salvación" que según Ortega es "ansia" humana cognitiva por no poder evitar lo desiderativo.

Querría significar con ello que, tanto en el discurso de la práctica científica como en el de la práctica médica universitaria, al marginarse lo desiderativo, no se tendría en cuenta la incidencia del propio deseo querencial singular inconsciente del investigador, presente en el mismo momento de la puesta en acción de su "ánimo" por conocer, momento en el cual, a su vez, le asignaría "valor" al producto de ese conocer. Ánimo es valor.
Apoyo lo precedente en el estudio de la dinámica no lineal freudiana de la complejidad vital de lo anímico, pues me ha permitido acceder también a ese detalle puntual de la práctica. Puntual pero no menor. Tanto en semiótica como en psicoanálisis no es claro que se prestase suficiente atención hasta ahora a dicho detalle. Sin embargo, según lo que parece vislumbrarse desde la atención psicoanalítica de escucha y co-post-escucha, el idioma castellano recogería dicho detalle desde la lógica del lenguaje. Se trataría de lo que quizá ésta heredara de una supuesta logística humana para sobrevivir nacer en aras de la construcción del proceso accionario que culminaría en la sinonimia entre los sustantivos "ánimo" y "valor". Este detalle apuntaría al propio centro desiderativo de la economía anímica humana. Centro desde el cual se gestaría lo discursivo específico dialéctico inversor freudiano del deseo inconsciente, más acá o más allá de su resignificación fálica o sexual posterior de uso corporativo. Es de señalar que Freud accede al método de la atención psicoanalítica en un proceso de suma complejidad teórico-práctica. El proceso de dicho método le habría llevado por lo menos un cuarto de siglo a partir de la época en que le presta "atención" a lo que le "re-clama" su paciente Emmy von N en cuanto a su libertad en el uso de la palabra durante las sesiones. Esta práctica era articulable con su teoría sobre el recién nacido por su "llamar la atención" de un "individuo auxiliador". Este auxiliador, para el adulto (que otrora fuera recién nacido), podría llegar a ser también el médico o el psicoanalista. Es esa misma época de fines del siglo XIX en que Freud parte de su investigación clínico bibliográfica de la problemática del "aparato del lenguaje", basada en los trastornos afásicos del uso de la palabra, para llegar, Breuer mediante, a la teoría de una atención móvil (bewegliche Aufmerksamkeit). Por medio del llamar a la atención del psicoanalista, la presencia mutua y la palabra con escucha en juego, se gestarían transferencias de valores anímicos a tener en cuenta en tal dispar relación. Según mi estilo de estudiar y abreviar los hechos, sería recién al llegar Freud a dicha concepción en 1912, que culminaría su transición entre:

- la práctica de una atención anímica de valor "faltante", médica, reparadora o salvadora, con teórico "fin" y

- la práctica de una atención anímica de valor "flotante", psicoanalítica, no salvadora, con teórico "sin fin".

Digo "culmina" porque Freud y sus seguidores padecemos la pasión o ansia (Ortega) literal de regresar con la cura (Kur) al discurso sagrado (heil-ig) de curar (heil-en) por salvación (ewiges Heil), registrado en el origen civilizatorio-apostólico-médico del psicoanálisis en relación con el valor inconsciente del deseo y sus efectos en la semiósfera, el mercado y las corporaciones que integramos como supuestos practicantes de la atención psicoanalítica. Es que la atención es trabajo, valor y peligro transferencial enajenante por devenir llamar.
Remito lo precedente a Querencia porque, para mi, algo relevante de su fundación cuestionaría la regresión psicoanalítica al discurso médico (por lo cognitivo de no atender lo desiderativo del fin-de-cura-o-salvación). ¿No habría inversión "analizante/analista" y pase ó salto "cura/atención"? ¿El censor, no contradiría su contrario al decir? ¿Un decir dialéctico en dialectica decir/no-decir transferencial referida al llamar/atender?

* Texto modificado Junio 2005 Martín Wolf-Felder