Creer-Atender
Martín Wolf-Felder
"/.../Ahora bien,/.../todo ser real contiene
determinaciones opuestas/.../"
(p.87 I Lógica, folio, Bar., 2002). Georg W.F. Hegel
"/../La desvalorización del mundo humano crece en
razón directa de la
valorización del mundo de las cosas/.../. Cuanto menos eres/.../más
tienes,
tanto mayor es tu vida enajenada/.../. La
enajenación/.../aparece en el
hecho/.../que mi deseo es la posesión inaccesible de otro/.../"
(pp.109-64-70
Manuscritos, Altaya, Barcelona, 1993). Karl Marx
"/.../entre material onírico y sueño ocurre de hecho una
total "//revalorización//*
//Umwertung//* de todos los valores psíquicos"./.../"
(pp.334-5 IV
O.C.Am., p.335 II/III G.W.Fischer) Sigmund Freud
"/.../De aquí que yo me crea* en el deber de obrar en el
sentido del
Todopoderoso Creador: Al combatir a los judíos, cumplo la tarea
del Señor./.../"
(p.27 Mi lucha, Ed.Modernas, B.Aires, s/f.)
Adolf Hitler
"//.../El que no tiene dinero tiene que hablar el doble./.../ Es
increible la
influencia de la psicología humana sobre lo económico.
Fíjese lo que pasó con lo de la
corrida de hace algunos años por el rumor./...//"
*.(Entr.E.Cotelo, CX 14, Mont.,
mayo 2005).
"/.../La ley de la muerte es inexorable, la manera de enfrentarla es a
partir del
amor./.../".
"/.../Pero la vida humana crea jefes./.../".
"/.../Claro, porque estamos educados en sociedades jerárquicas.
Pero, además la
conducta humana tiende a concentrar, no en programas, sino en figuras.
Entonces crea
dioses míticos, coyunturales. San Tabaré, San Pepe,
¿no? El problema es cuando
"San" se lo cree*. Ese es el peligro*. El mejor
dirigente no es el
que hace más, es el que deja una barra que lo suplanta con
ventaja. Yo lo tengo que hacer
en el Ministerio./.../"(p.80 "De tupa..."Entr.M.E.Giglio, Le Monde dip,
B.Aires, mayo 2005). José Mujica
No sé si fue así
que el Ministro hubo de referirse a la psicología
humana del rumor en relación a la economía, pero haber
escuchado de él más o menos
eso, fue quizá lo que me hiciera recordar aquello que se me
ocurriera escribir en 2002
para www.querencia.psico.edu.uy. Por ello quisiera ahora retomar algo
de aquel CREER
RUMOR. Es que el peligro que cita el
acápite,
también tiene que ver
con creer. Pero con CREER ATENDER. Es
decir: atender
clamar salvación. A mi juicio, eso que dice Mujica que
la conducta humana tiende
a concentrar en "figuras" y que dichas "figuras" se lo puedan llegar a
"figurar" y aún incluso creer ("¡Heil Hitler!"),
podría ser así; quizá, por atender un
propio llamar. Lo
digo de acuerdo con la teoría de Freud. Porque Breuer y
él actualizan el formar-informar-deformar
al sostener que en las "representaciones o figuras" de
lo anímico
habría en forma inconsciente tanto un descentrar como un
concentrar valor
en animar figurar: desplazar-condensar-invertir.
Esto, de acuerdo a las circunstanciales valencias de
asociación de las figuras. El
valor de figurar de las figuras sería para Freud
relativo por primario:
descentrar-desplazar ("verschieben") valor desde
unas figuras
y concentrar en otras para conformar-condensar-sintetizar
con éstas la figuración más o menos
destacada de alguna (mixta o no) u otras ya censadas.
Dinámica de un proceso censor de des-centrar-analizar-con-centrar
animar-figurar. Fue en su des-figurar
onírico que Freud vio la
interacción dialéctica (con-des
/ no lineal) mínima
de cuatro movimientos: desplazamiento, condensación,
mudanza en lo
inverso y figuración o representación.
Por eso, con lo que
recogiera en forma directa o indirecta de C.Binz, K.F.Burdach,
I.H.Fichte, J.F.Herbart,
P.Jessen, K.A.Scherner, H.Spitta (G.W.F.Hegel), L.Strümpell,
E.Hering, J.Breuer y
C.Menger entre otros y de su propia experiencia, Freud habría
quizás delineado una teoría
dialéctica de lo que sería la
dinámica no lineal
de la complejidad anímica. Pero esa figuración
que implica concentrar
energía, valor o cantidad de animación (Spitta: Gemüt
= ánimo) o atención
móvil ("der beweglichen Aufmerksamkeit",
p.106 II/III
G.W.) en figuras del aparato anímico para animarlas y
así construir las imágenes
del sueño del dormir o la imaginería de lo que uno
imagina durante la vigilia, también
se puede vislumbrar tanto en cada hecho del vivir colectivo o de cada
quien, como en
relatos que figuran en registros de figuras
comunitarias culturales: Artigas
y su dicho que"la causa de los pueblos no admite la menor demora",
Gardel
y su "silencio que aquí va a cantar Dios" o esa
referencia primordial de
nuestra civilización a lo que le aconteciera a su colectividad
originaria cuando,
impaciente, en consenso de censura "sin censo", construyera la
"figura" de un becerro de oro para adorar; lo habría "figurado"
por no
haber podido esperar la demora de las sagradas escrituras
de La Ley Divina,
cuyo redactor, Moisés, las hubo de entregar ya muy tarde
para la economía política
de espera del pueblo. Se trata de la palabra que Jahvé
le habría
"dictado" a Moisés en el monte Sinaí. Miguel
Angel se lo figura
(cornudo), Roma lo exhibe y Freud allí, al estudiar la obra,
se "figura" un
"censor" en lo por aquél figurado. Reitero
entonces para
retomar lo de concentrar en "figuras" que, tampoco no otra cosa
podría ser lo
que nos enseña esa "figuración" de imágenes con la
cual se construye el
sueño del dormir o lo que uno se "figura" o imagina en vigilia
como ensueño.
Es que la conducta humana de concentrar en figuras santas
y no
en programas escritos, expresaría la problemática que
construye esa dinámica no
lineal de la economía anímica freudiana al tender
hacia "ganancia",
"comodidad" o "ahorro de gasto": conformarse la
mayor vivencia de satisfacción posible frente a cada
vivencia de necesidad;
precedente: la figuración inventiva
de Adam Smith.
Sucedería como si la vivencia de necesidad fuera la del peligro apremiante
por
necesidad vital. Dos opuestos. Quizás La Ley Escrita prohiba
figuras
por economízar esfuerzo de trabajo en
pensar-hablar-escribir-leer: no
figurar, no imaginar, no ahorrar, no
concentrar, no condensar,
no sintetizar, no conformar Economía
contradictoria al pensar en
lugar de actuar por postergar gastar. Macro gasto vs. micro
gastos. Síntesis
o análisis. Actuar o hablar. Invertir:
gasto o ahorro. Dialéctica.
Una analista en co-post-escucha refería del púber
analizante:
"/.../Yo me quedo con eso fácil y rápido de besar la
Mesusá al entrar y salir de
mi casa y punto; como eso que hacen los católicos que se
persignan cuando pasa el
ómnibus por una Iglesia y ya está. No puedo mas con eso
del "dávenen" de
todos los días con las "Tvilen" y las "Zizes" y de todos los
"Kavalat Shabat" y los "Shabat" en el "Shil". A mi me pega
en el quinto forro ver a los grandes con el "Sidur" porque pienso
entonces que
voy a estar todos los días de mi vida encerrado como ellos
leyendo y estudiando la
"Torah" y el "Talmud", lo cual, al final, es estar casi igual como los
musulmanes que claman a Alá cinco veces por día toda la
vida. No, no puedo, no puedo
más con eso. Por eso vine aquí para hablar con vos/.../".
.¿Sería
entonces posible que la "figura" (la
"imagen" o la "representación") evocara así por necesidad
de
una inmediatez de satisfacción, el "apremio" de la
urgencia primordial y
lo impostergable de la alucinación de su vivencial
satisfacción? ¿Aquella urgencia
vital que acarreara el propio nacer a la vida aérea?
¿Su peligro?
¿Finalmente porque el mamífero homínido humano
habría de nacer con la característica
de una circunstancia en que los valores de oxígeno (O2)
necesarios para sobrevivir
estarían en falta y los de anhídrido carbónico
(CO2) en exceso? Es posible. Porque no
habría habido allí para el recién nacido la
posibilidad de esperar, sino, más
bien, todo lo contrario: des-esperar. Se
trataría así en ello del
registro precoz inconsciente de una vivencia que según Freud el
pequeño "valora"
("wertet") como "peligro". Vivencia ésta como
expresión de una "necesidad" vital por hipoxia con
excitación por
hipercapnia. Registro mnémico que, al parecer, todo
peligro posterior habría de evocar.
Se supone aquí con Adam Smith, Ortega y en parte con Freud que
dicho registro, por
asociación con el siguiente: expresión de "satisfacción"
primordial,
iría a convocar su respectiva vivencia del "valor"
("Wert")
de una "salvación". Quizá se plasme ahí la
primera inversión
anímica y su par humanizar.
Inversión
asociada al primer clamar-clamor y su repetir re-clamar
luego
devenido re-clamo o trabajo: palabra, gesto,
acción, o esfuerzo
de poder vivir. Esfuerzo éste a ahorrar,
según Adam Smith
leído ahora sí desde todo Freud. Porque en lo
inconsciente, lo que se ha registrado,
permanecería a los efectos del deseo, es decir, para
evocar aquello que, por
partir de la vivencia de necesidad más extrema, buscaría
repetir la primera y mayor
vivencia de satisfacción y no otra como la segunda y menor. Pues
la lógica del
lenguaje, sucesora de la logística de
sobrevivencia del homo
sapiens (reclamâtor y reclamâtrix),
enseñaría que sólo la
"satisfacción" sería de hecho aquello opuesto o contrario
a la
"necesidad": la "inversión" de ella. En
Marx con
Shakespeare: el dinero como inversión universal
de las carencias. Lo mismo
dice el diccionario de la Real Academia Española (DRAE)
de la propia vida de su
lengua, por no ser otra que la que circula por medio de la
producción de sus hablantes.
Insisto con la primera parte de la primera acepción de su
definición del término "valor":
"/.../Grado de utilidad o de aptitud de las cosas, para
satisfacer las
necesidades/.../".
Insisto aquí -en época urbana en que grandes salas de
cine se descentran, desplazan y
"condensan" otra vez o "figuran" iglesias- porque se trata por ejemplo
ahora de eso de "concentrar" en "figuras" como preocupación para
el
desarrollo de la vida democrática en el sentido del participar
presente de cada quien en
forma directa y activa. Porque si bien se trata de una democracia
representativa, quien
representa sólo "re-presenta". Quiere significar ello que cada
uno o cada una,
en realidad, sobre todo cree o confía en otra
"presencia" que no
es la propia. Pero en realidad habría de "creer" porque en
efecto se refiere a
esa propia que ha sido en verdad la primera vivencia de
satisfacción, asociada
simultánea del primer clamar por el reflejo
laringeo-respiratorio de Hering y Breuer.
Porque el recién nacido, después de comparar con la
segunda, de nutrición, es obvio que
la diferencia lo habría de inclinar por desear y esperar
repetir la primera
vivencia de respiración. Una primera superior o de mayor
"jerarquía" o
"valor" que, por haberle ocurrido, marca registrada mediante, él
como sujeto
económico de ella, ha de "creer" siempre en la posibilidad real
de su
"repetición". O por lo menos ha de tener "interés"
en "esperarla".
Porque se trataría de esa diferencia de valor vivencial que, por
primordial y registrada,
haría más a lo cualitativo desiderativo que a lo cuantitativo
cognitivo (pre-caos-complejidad).
Esto, Freud en realidad lo toma de Burdach; extracto una cita que hace
de éste y que
diría más o menos así:
"/.../El dormir sobreviene sólo a condición de que el alma no sea incitada por estímulos sensoriales, (...) pero la condición del dormir no es tanto la ausencia de estímulos sensoriales cuanto, más bien, la falta de interés* //der Mangel an Interesse// en ellos; /.../nunca nos despertamos por la mera intensidad sensorial de una impresión, sino por su resonancia psíquica; una palabra indiferente* //gleichgültig (gleich igual) (gültig valedero o válido)// no despierta al que duerme, pero si se lo llama por su nombre volverá en sí. /.../Por eso podemos despertarnos también a raíz de la ausencia de un estímulo sensorial cuando esa ausencia atañe a un asunto importante para la representación* //eine für die Vorstellung wichtige Sache bezieht//; así hay quienes se despiertan cuando se extingue la candela nocturna, y el molinero lo hace cuando cesa el ruido de su molino, vale decir, cuando se suspende la actividad sensorial, lo cual supone que esta era percibida, aunque como indiferente* //gleichgültig// o, más bien, como algo que, por ser satisfactorio* //befriedigend// , no traía sobresalto* //aufgestört// al alma./.../" (pp.76-7 IV O.C. Am., pp.55-6 II/III G.W. Fischer).
"Interés" pues en
"esperar" la "atención"
que le brindara la vivencia de "satisfacción" de "mayor
jerarquía"
por suponer que habría sido la que le "salvara"
de la vivencia de
"sobresalto" de también "mayor jerarquía". Quizá
por ello, lo que
se dice de esa renombrada "esperanza" en cuanto que sería
"lo
último que se pierde", fuera realmente así, pero no
entonces por casualidad,
sino por haber sido "lo primero que se ganara". Esto, por
supuesto, si
extendiéramos hacia lo específico anímico lo que
sostiene Hughlings Jackson, citado por
Freud en 1891, en relación a la adquisición del lenguaje
que, partiría, del no-poder y
clamar del recién nacido.
Pero retomemos lo del "creer" porque, además, cada quien, se
sentiría
identificado con una "figura" o se identificaría con ella dado
que esperaría
con "fe" y según el origen etimológico del verbo "creer"
("creder") con "creencia", "crédito" o
"credulidad" que dicha figura le re-presente la suya propia sin estar
presente
en forma directa, sino delegada, como en realidad le sucedería
en su fuero íntimo
inconsciente con la-figura-meta
registrada-del-valor-vivencial-de-su-propia-primera-satisfacción.
Porque es a esto y
no a otra cosa que se refiere Freud cuando formula lo de la id-entidad
perceptiva
en relación a la entidad de la vivencia primordial.
¿Censo vivencial de identidad, valencias, valor,
identificación y transferencia?
La jerarquía de la que habla Mujica estaría dada
quizá entonces precisamente por
el hecho de que aquella "figura", como tal, sería una
"representación" que "figuraría" la mayor
"jerarquía" en
vivencia de satisfacción: "representación = figura". Y
con esto, por
deslizarse así lo que no es otra cosa que una sinonimia, se
volvería a transitar por la lógica
del lenguaje. Es decir, por lo que ésta recogiera de su propio
más allá. Porque en la
lógica de la gramática se percibe la logística
accionaría-gestual-clamorosa que
la precede y origina. Una logística, pero ya quizá por
inscripción biológica.
Logística que se expresaría entonces a la manera de Freud
como una suerte de apoyo o
apuntalamiento de lo anímico. Un trípode secuencial.
Se podría designar
tanto a-b-c como a-c-b:
a - el proceso que culmina en la primera vivencia de necesidad "valorada" por el recién nacido según Freud como "peligro", b - el siguiente "clamar" por el reflejo vagal de Hering y Breuer en simultaneidad con c - la vivencia de satisfacción por la respiración aérea de la ventilación pulmonar debida a la misma autorregulación vagal; vivencia de satisfacción "valorada" por lógica semántica como "salvación".
Ahora bien, no agrego nada si
digo que estos tres elementos que se
presentan al nacer, en tanto se registran, lo que en realidad sucede es
que se
re-presentan en representaciones mnémicas que los
"figuran" o
simbolizan. Y tampoco agrego mucho al decir que luego serían las
circunstancias de la
vida que por representantes de sus propias representaciones
activarían a tales
"figuras" o símbolos en re-ediciones imaginarias que
volverían a representar
dichos símbolos pero ya ahora por re-clamos actualizados
en
la búsqueda de repetir el significado o valor afectivo
de salvación
por medio de significantes asociados también al afecto
inverso
de peligro.
Pero en realidad se trataría de entender que la vivencia de
satisfacción primera, a
posteriori atribuida a la supuesta atención de "amor"
de un
otro, sería la de más "jerarquía" (valor) en
confrontación con la segunda de
"nutrición" de menor "jerarquía" (valor). Supuesto "amor"
de "dar" el primer valor vivencial satisfactor después
que al nacer el
propio viviente se valorara según Freud en "peligro" por
la excitación
vital de su "necesidad" por falta de oxígeno y exceso de
anhídrido carbónico.
Vivencial peligro y vivencial salvación.
El deseo censor sólo llamaría a ese valor
ideal de atención
por vocación-oficio-identificación-transferencia.
"Amor" entonces de "salvación" por oponerse a la "muerte",
como bien observa Mujica en la vida vegetal.
¿Nacería aquí de la diferencia de valores
vivenciales de satisfacción, lo de la
"jerarquía"? Quizá. ¿Pero ya antes lo
sapiens del otro acaso no
habría también de "creer" en dicha "jerarquía" en
tanto que como
auxiliador del recién nacido no sería realmente para
él su "salvador" por
"poder" exactamente aquello que aquél "no"
estaría en
condiciones de "poder": vivir por sí mismo ("autonomía")?
¿Dónde se gestaría allí entonces por ello
esa suerte de deuda vivencial (heteronomía)
que en forma retroactiva anularía precisamente por vivencial la
atribución del doble
hecho real primordial (a)(b) también vivencial
del (a) primer
clamar simultáneo de la (b) primera
oxigenación aérea por el reflejo
vagal laríngeo-respiratorio de Hering y Breuer? Pues hay que
tener en cuenta que el
registro del primer clamar sería el de su "eco"
desde el
lugar del otro, eco que por ello entonces daría cuenta, como
ningún otro factor, de lo
vivencial atributivo de esas "alucinaciones acústico-verbales"
que son
"figuradas" como venidas desde afuera o como "eco del pensamiento" (G.
de Clérambault).
Es que la "figuración" del "peligro" puede expresarse tanto en
forma
directa en los sueños del dormir o en las crisis de angustia o
pánico de la vigilia,
como en forma indirecta por esa señal que constituye un "llamar"
a la
"atención" (¿defensa?) del "censo" o la "censura" del
"censor" del sujeto económico anímico. Sujeto censor
que al enviarse
ese llamado o señal de peligro lo haría por
evaluación económica circunstancial
automática de opciones, para así prestarse una atención
inconciente más o menos
momentánea o prolongada, alterna o no, de
- represión,
- desmentida o renegación,
- desestimación (Etcheverry) o forclusión (Lacan).
Cuando en el sujeto
económico anímico de
Smith-Strümpell-Breuer-Menger-Freud la vivencia de "peligro" se
expresa en
forma directa en los sueños, aparecería enseguida al
despertar la consiguiente
"inversa" vivencia de "salvación". El término "inversa"
que la lógica del lenguaje bien puede sustituir por
sinónimos, "opuesta" o
"contraria", es el que aquí, a mi juicio, sería
más pertinente. Digo esto
porque se trataría de una operación económica
automática. Me refiero a lo anímico
inconsciente. Porque, después de todo, quien se anima a
"invertir", lo que
querría sería quizá ese imposible de
invertir su propia vivencia de necesidad
anímica que habría sido animada desde la propia
animación que lo circunstancial le
imprimiera al registro simbólico mnémico de la
vivencia valorada como
"peligro" al nacer. Quiero decir que sería incluso posible
un rastreo
etimológico que pudiera dar cuenta que, los orígenes del
sustantivo inversión y
/ o del verbo invertir, hubieran estado en
relación lógica con una
repetición necesaria y suficiente de situaciones vivenciales de
peligro, cuya índole
pudiera haber sido más bien económica; ejemplo
Shakespeare-Marx: invertir
necesidades por dinero.
Cuando la vivencia de "peligro"
se expresa en
forma directa en la vigilia por crisis de angustia
o
pánico, "llamaría" a la "atención" del "individuo
auxiliador" al que se refiere el joven Freud, para que tal individuo al
prestarle esa
"atención" se convierta en el "salvador" (Nothelfer)
de
esa "necesidad" originada en el "apremio de la vida" (die Not des
Lebens), como dirá también Freud después entre
1899 y 1914.
Posibilitaría a la crisis de angustia lo circunstancial de una autoevaluación-económico- anímica- inconsciente que pudiera haber dado cuenta que no hubiera sido lo más conveniente evitar "vivenciar peligro" mediante una "salvación" interna por atención censora propia de:
Verdrängung(Freud)-represión,
Verleugnung(Freud)-renegación(López-Ballesteros/Rey-Ardid/Cervantes-Angulo)-desmentida(Etcheverry)
ó Verwerfung(Freud)-forclusion(Lacan)-desestimación(Etcheverry),
ante cualquiera de las posibles resignificaciones anímico-sexuales (del "peligro" freudiano primordial).
Es que tanto la experiencia
docente universitaria como la asistencial
médica clínico-psiquiátrica, la preventiva
psicológica de la atención primaria de
salud o la propia de la atención directa o indirecta
psicoanalíticas, me han conducido a
pensar en esta hipótesis económico-anímica que
todavía prefiero catalogar de ficción
hasta tanto no transcurra una mayor puesta a prueba de la misma por
parte de otros durante
un cierto tiempo lógico. Puesta a prueba que
transcurriría por la práctica
psicoanalítica de atención, co-post-atención y
atención a la teoría pero, también,
por una espontánea reflexión práctica de esa misma
lógica viva del lenguaje en que
buceamos lo cotidiano: digamos por ejemplo permitirnos sorprender por
el hecho que
"atención" y "peligro" puedan ser significantes cuyos
significados
converjan o diverjan de acuerdo a lo circunstancial del contexto por el
cual transcurran
los signos que hacen a sus respectivos textos. Esto, si se quiere, para
ese problema tan
obvio del uso y abuso de los vocablos defensa y censura
en el discurso
psicoanalítico más usual. Me refiero a las valencias de
asociación de aquellos otros
dos términos que suelen ser mucho menos usuales. Baste ello como
ejemplo. Por eso, por
ahora, sólo me animo a imaginar una suerte de dinámica
no lineal de
auto-evaluación de "importancias" y "prioridades" en la escala
de
valores de la autoestima del "sujeto económico
anímico" de
Smith-Strümpell-Breuer-Menger-Freud en relación al "ideal"
del
"valor" de "salvación". Y esto en medio de su tendencia
contradictoria de exposición-evitación a una
evaluación social ajena que, a la vez de
constituirle "peligros", le posibilitaría vivencias de valor
"salvación" en relación a esos mismos "peligros".
Privilegio pues la "inversión" de "peligro" en
"salvación"
pues dicha "inversión" como elemento anímico
desiderativo primordial,
sería el verdadero objetivo del registro de la vida
anímica inconsciente infantil por la
conjunción de los otros tres elementos freudianos del desplazamiento,
la condensación
y la figuración (del trabajo no lineal,
no sólo onírico). Por eso
adhiero al uso polisémico psicoanalítico del
término dialéctica.
La dinámica de la inversión sería por
definición permanente y contradictoria
(Hegel-Feuerbach-Menger) por la incidencia de los valores
circunstanciales impares
del "reclamar" del vivir anímico sobre la auto-evaluación
del par vivencial
"peligro"-"salvación" en el contexto de la
hetero-evaluación
intercambiante de los más diversos ámbitos
concéntricos de la semiósfera (Lotman)
socio-cultural-ambiental (Fontanille). Se trataría de una dinámica
no lineal,
no cognitiva, sino descifrable por constituir en sí una trama de
acertijos de móviles
cifras construidas como Rebus (Freud) por la condensación
y
"des-construidas" (Derrida) a los fines afectivos rebuscados
del desplazamiento anímico por las representaciones
anímicas, para volver a
buscar (re-buscar) la animación de esa figura-meta-desiderativa-no-cognitiva
que es el deseo. Meta que sólo
sería la del registro de la id-entidad
singular vivencial del deseo inconsciente sobreviviente
de cada quien, salvador
del peligro del apremio vital primordial, ¿anterior a su
supuesto devenir querencia
por la resignificación anímica sexual?
Todo esto para decir aquí que una "figura" animada, sería
quizá la más capaz
para centrar o concentrar una atención que partiera de una
situación de
"peligro", para "invertirla" o convertirla en esa reactivación
del
registro de la vivencia de satisfacción primordial freudiana
que, por freudiana, prefiero
llamar de "salvación". Es que el aspecto "cognitivo conciente"
del
programa político circularía más bien en cambio
por esa misma lógica gramatical del
trabajo de pensamiento, escritura y lectura, pero de una manera tan
lineal que no podría
ser acorde a los fines que buscaría aquel trabajo dialéctico
de contrarios
por desplazamiento, condensación y "figuración"
que parte
de lo "desiderativo inconsciente" (desde el peligro y la
urgencia
del "apremio vital").
Cada sujeto económico-anímico
(Smith-Strümpell-Breuer-Menger-Freud-Ortega y Gasset),
remitido por las circunstancias de la vida a su deseo censor
inconciente, buscaría
"figurar" la vivencia anímica de "salvación" de la
"muerte" en la "figura" de un "salvador" que le diera
"amor" como sucede en eso vegetal que también refiere Mujica en Le
Monde
Diplomatique (mayo, 2005) y que para el alma humana bien
podría ser Moisés, Jahvé,
un becerro de oro, la dialéctica Jin-Jan, la Santísima
Trinidad, Mahoma, Alá, Yemanyá,
Atma-Brahma, Krisna o cualquier práctica de ideal
o de vocación
o en todo caso como lo dice aquí literalmente de sí mismo
con mucha gracia el líder
frenteamplista en la cuarta cita inicial del acápite: un "San
Tabaré" ó
"San Pepe".
Acoto sólo para psicoanalistas ya casi al terminar que, prefiero
hablar por ello de discurso
de Salvación o del Señor y no de discurso del amo
porque, además, según
Feuerbach, en la Fenomenología del Espíritu no
hay que desestimar el contexto
epocal-regional-político-religioso en apoyo del contexto
principal para la
lectura del texto "Herr" (Señor): lo
desiderativo del
cristianismo en la autoría de Hegel. Es que por otra parte,
el devenir de la
complejidad mítico-histórica de la dinámica
anímica no lineal de los
colectivos humanos, por lo menos en el presente de nuestra
semiósfera, mostraría más
isomorfo a lo específico freudiano un discurso Señor,
"señorial", "salvador" o de salvación
(mayor
jerarquía o valor vivencial de satisfacción) que lo que
haría un discurso Amo
que pudiera referir a un poder salvación en ajena
atención
("en-ajena").
Quiero insistir en señalar que la propuesta de llamarle
así a dicho discurso, también
intenta rescatar y articular en las palestras psicoanalítica y
teórico-filosófica
castellana, contemporáneas, los dos términos quizá
claves:
- el de ese "peligro" ("Gefahr") que según Freud el niño valora al nacer y que deviene "pulsión-saber", con
- el de esa "salvación" que según Ortega es "ansia" humana cognitiva por no poder evitar lo desiderativo.
Querría significar con
ello que, tanto en el discurso de la práctica
científica como en el de la práctica médica
universitaria, al marginarse lo
desiderativo, no se tendría en cuenta la incidencia del propio
deseo querencial singular
inconsciente del investigador, presente en el mismo momento de la
puesta en acción de su
"ánimo" por conocer, momento en el cual, a su vez, le
asignaría "valor"
al producto de ese conocer. Ánimo es valor.
Apoyo lo precedente en el estudio de la dinámica no
lineal freudiana de la
complejidad vital de lo anímico, pues me ha permitido
acceder también a ese
detalle puntual de la práctica. Puntual pero no menor. Tanto en
semiótica como en
psicoanálisis no es claro que se prestase suficiente
atención hasta ahora a dicho
detalle. Sin embargo, según lo que parece vislumbrarse desde la
atención psicoanalítica
de escucha y co-post-escucha, el idioma castellano recogería
dicho detalle desde la
lógica del lenguaje. Se trataría de lo que
quizá ésta heredara de una
supuesta logística humana para sobrevivir nacer
en aras de
la construcción del proceso accionario que culminaría en
la sinonimia entre los
sustantivos "ánimo" y "valor". Este detalle
apuntaría
al propio centro desiderativo de la economía anímica
humana. Centro desde el cual se
gestaría lo discursivo específico dialéctico
inversor freudiano del deseo inconsciente,
más acá o más allá de su
resignificación fálica o sexual posterior de uso
corporativo. Es de señalar que Freud accede al método de
la atención psicoanalítica en
un proceso de suma complejidad teórico-práctica. El
proceso de dicho método le habría
llevado por lo menos un cuarto de siglo a partir de la época en
que le presta
"atención" a lo que le "re-clama" su paciente Emmy
von N en cuanto a su libertad en el uso de la palabra durante las
sesiones. Esta
práctica era articulable con su teoría sobre el
recién nacido por su "llamar la
atención" de un "individuo auxiliador". Este auxiliador, para el
adulto
(que otrora fuera recién nacido), podría llegar a ser
también el médico o el
psicoanalista. Es esa misma época de fines del siglo XIX en que
Freud parte de su
investigación clínico bibliográfica de la
problemática del "aparato del
lenguaje", basada en los trastornos afásicos del uso de la
palabra, para llegar,
Breuer mediante, a la teoría de una atención
móvil (bewegliche
Aufmerksamkeit). Por medio del llamar a la atención del
psicoanalista, la
presencia mutua y la palabra con escucha en juego, se gestarían
transferencias de valores
anímicos a tener en cuenta en tal dispar relación.
Según mi estilo de estudiar y
abreviar los hechos, sería recién al llegar Freud a dicha
concepción en 1912, que
culminaría su transición entre:
- la práctica de una atención anímica de valor "faltante", médica, reparadora o salvadora, con teórico "fin" y
- la práctica de una atención anímica de valor "flotante", psicoanalítica, no salvadora, con teórico "sin fin".
Digo "culmina" porque Freud y sus
seguidores padecemos la
pasión o ansia (Ortega) literal de regresar con la cura (Kur)
al discurso
sagrado (heil-ig) de curar (heil-en) por
salvación (ewiges
Heil), registrado en el origen
civilizatorio-apostólico-médico del
psicoanálisis en relación con el valor inconsciente
del deseo y sus
efectos en la semiósfera, el mercado y las corporaciones que
integramos como supuestos
practicantes de la atención psicoanalítica. Es
que la atención es
trabajo, valor y peligro transferencial enajenante
por devenir llamar.
Remito lo precedente a Querencia
porque, para mi, algo relevante de su
fundación cuestionaría la regresión
psicoanalítica al discurso médico (por lo
cognitivo de no atender lo desiderativo del
fin-de-cura-o-salvación). ¿No habría inversión
"analizante/analista" y pase ó salto "cura/atención"?
¿El censor, no contradiría su contrario al decir?
¿Un decir dialéctico en
dialectica decir/no-decir transferencial referida al llamar/atender?
* Texto modificado Junio 2005 Martín Wolf-Felder